lunes, 10 de septiembre de 2012

Como un árbol desnudo

Creo que por fin he podido saber cuál ha sido mi canción preferida desde siempre, desde allá por los quince años cuando la descubrí, el segundo vinilo que pude comprarme con "mi" dinero (bueno, sí era mío ahora que recuerdo, sobran las comillas, lo había ganado dando clases particulares), Luis Llach en el Olimpia: Com un arbre nu.




Com un arbre nu,
com dibuix fet al vent,
com un arbre nu,
jo, l'ocell.

Com del mar un port,
món silent,
cau d'amor,
com del mar un port,
jo, el vaixell.

L'infinit tot d'un cop
i el silenci absolut.
Som el món sencer
i també el no-res.

Tanca els ulls: som esperit.
Obre els ulls: som el cos.
Som la llum del sol,
de la nit la foscor.

Com un llibre blanc
on hi ha escrit el meu nom.
Com un llibre blanc,
jo, aquell mot.

Com una cançó,
joc del so
joc del to.
Com una cançó,
jo, l'acord.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Maná de carnívora

Maná de carnívora

Siempre te relacionaré
Con mi estómago,
Tú ya lo sabes.

El nudo se me ha hecho un silencio.
Desde él hablo al ente
Sumergido bajo el barro negro
De la injusticia sobre ti.
¡Qué ibas a hacer sino imperiar?
¿cómo si no cazar cervatillos
mamuts o bisontes?
La hembra en el nido
Curtía tu armiño
De noche en descanso
El sol ahuecaba al día
Para hacer lugar
A tus ancas de jilguero
Recolector de las semillas
Que introdujeron algunos manes
En tus testículos
Cómo no averiguar
Su color y su forma
Si las zinnias ya florecían
Allá por el pleistocénico
Deseo de abrir la trampa
Y la broma de los metales
Que escanciaron sobre tu glande,
Y yo, la orfebre y
bruñidora,
Cómo no tallar
Con mi lengua
El lento y blando
Relieve de tu isla y su palmera
Cómo no pulir
Con mi boca,
Muñequilla de lienzo
Nacarada por los pinceles
De la historia blanca
Abrillanto en círculos
La longitud de esos canales
Mis ríos de legítima abundancia
De ti y tus simientes
Cómo no soñar sobre su color
Y tu sonrisa de perfil
Al cielo
Mana
La densa y líquida niebla
Que abruma mi hambre
Y me alimenta con tu salida
En busca de la carne
Que nos hizo más inteligentes.
Simplemente,
Mejor alimentados.

Como yo.

Qué dibuja las circunvoluciones
De mi cerebro
Sino el silo
Grande de tu glande
Y mi enorme deseo

De justicia
Sobre
Ti.

Sofía Serra ( De Solenostemon)

Pecado original

Pecado original

En un lugar del alma
existe el dios que dicen
todos llevamos dentro,
tú más tú sobre el aire
y la nada, tú más
el todo que abarca
y abraza en consuelo
el silencio que nutre
y agiganta y hace vivo
a ese ser que otros dicen
expulsaron de aquella suerte.

En el torno de las Eras que hacemos
con la boca o con los ojos,
ya en la luz, ya en la mancha
del lugar que nos despidió,
habita el inocente que, palabra a palabra,
engendra el tiempo, cumple
venganza contra la mudez
inexcusable del canto divino
y hace carne en el verbo
por mor del secreto a voces.
Los ángeles duermen pacíficos,
pero las palomas de la presencia
levantan vuelo musitando
con sus alas: aleteo va,
aleteo llega, se dicen (aman) felices:
“¡El hombre habla, el hombre habla!...”

Y el mundo se hizo.

(Sofía Serra. De Del bestiario de los inocentes)

sábado, 8 de septiembre de 2012

Al través

Al Través

Pequeños signos cantores,
tan mínimos y desfallecidos
como la consigna asediada.

Al terminar, se deduce la escafandra
o la tensión arterial obstaculiza
los privilegios del paso de la sangre
libre por sus regueros de vino:

una prebenda y un pusilánime sentido
del estorbo. La juventud y la luz
sojuzgada por otros destinos,
paradisíacos o no, se sometieron.
Encontrar, más allá, agranda los ojos
de burra tiene los ojos, tan grandes y
francos como los de Platero.

La libre calma abierta a toda duda,
la duda piedra perdida en el río
rueda en la quinta avenida
borbotea
orgasmos a toda pleura.
Quejumbrosos soldados
quedan a medias
hundidos en el limo aceitoso
de la memoria y en el huérfano descuido
que se trabajan lentamente, se horadan,
se inmiscuyen entrambas superficies
por doquier, superficie fundamentada.

No habrá un solo porvenir
al que asomarse si las juntas de hielo
permanecen congeladas.
las barcazas hacen
el tiempo que atravesó el lago
navega rumbo al sol acometido
por las olas de la pregunta
qué mar más bello sino
la eterna pregunta de si
no somos nada, no somos bajío,
ni orilla, ni probable respuesta.
Ni cuestión, nos advierte el mirlo
entonando su canto naranja
de fuego derretido en el mar,
la cuestión, comunicar
aunque se pierda el rumbo.

La quietud en la saliva.
Sí, ¿por qué no?

No te escindí,
una luciérnaga boca pasea
por el lúcido hilo.
Quieta emprende
Quimeras.
Queman.
Pueblan.

Irrumpes, verbo claro
—balanceas—,
al través
de un allá
hasta aquí.

Sofía Serra (De La dosis y la desmedida)

Canto diario

Cansada estoy infinitamente cansada. Pero qué día de mi vida no lo he estado. Este este el síntoma definitivo del agotamiento, pensar que las jornadas siempre han sido agotadoras.
¿Para qué escribir un diario? Desde los 11 años pensando y rechazando hacerlo, empezando algunos y tan sólo escribir un par de fechas primeras como mucho, en seguida derivar hacia la retórica del pensamiento, un escribir para pensar o un escribir como modo de pensar, tan renuente en realidad, jamás ni la caligrafía ni la mecanografía adoptarán la velocidad de esos intercambios químicos en la que la materia cerebral se asienta.

¿Qué somos, dios mío, cuánta pretensión nos invade?
Por esto no escribo diarios, porque lo único interesante que termina por aparecer en ellos es lo mismo que pensaba cuando tenía trece años, y ya por entonces me sonaba a desfasado, de más, sobreabundando en lo que todo el mundo sabe. No he debido evolucionar absolutamente nada, salvo en lo material, para más ajada.
Ronca la noche cansada del día jornada agotada para renqueantes pasos llenos de vejez y cansancio,
Qué bien duerme y descansa la noche sin vigilias.
Mañana bañaré a las perras y a las pilistras. Hoy debo descansar ya: he aprendido a saber que debo hacerlo, 47 años tardé en aprenderlo.
Debo recordar introducir la cita de Empédocles en el libro rosa y gris. Rosa y gris. Ni pensado, ni que se hubiera pensado. Será como si él estuviera, lo sustituye. Empédocles resume en apenas una frase todo lo que quise decir en él. ¿Para qué seguimos escribiendo?
No perder la perspectiva, la triangulación, y en un diario se pierde. Quizás por eso nunca me ha gustado escribirlos, o no he sentido esa necesidad…ya bastante perdida como para
Destriangularme a posta.
La noche sonora
Vuelca sus dones en mis manos.
Yo te los cedo con mis pechos.
Es todo lo que soy.

Y no quiero ser más.

La sierva

Tengo todos los motivos para que no dudes de mi franqueza, pero no me has dado lugar para sembrarlos. Quizás es que de nuevo debo conquistar la tierra con mis manos, pero estoy muy cansada, ya sólo deseo encontrar el porche, beber una copa de vino y respirar. El sudor, las ojeras y la sonrisa algo decaída me visten esencialmente a estas horas. No tengo más. Al menos francamente, sin esforzarme.

Destriangularme libremente.
La noche sonora
Vuelca sus dones en mis manos.
Yo te los cedo con mis pechos.
Todos son tuyos.
Es todo lo que soy.

Y no quiero ser más.

Sofía Serra ( De Solenostemon)
 
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