jueves, 6 de septiembre de 2012

Orobroy es pensamiento en caló

Sevilla

Yo no tengo ascendencia gitana, en todo caso vikinga, porque mi madre es rubia con los ojos verdes. Por parte de mi padre tal vez devenga de un levante ibérico y seguro que desde mi abuelo materno, carpintero de una frontera en los tiempos de una preguerra, mis ancestros tiran hacian moriscos castellanizados o cristianizados para no querer huir después de que muriera un rey abierto.
Yo solo me siento de un lugar que como mucho acoge letras o siglas de los vientos, comienzan por una ese y una o y terminan en un fía de fe o fidelis latina.
Soy de un suroeste
crisol que se ha alimentado
logrando digerir
tanta esencia,
tanto aroma
humano a rosas.

¿A qué os huele
el viento
de una palabra
ahora?

(Julio 2012, para Suroeste)

 

("Orobroy" de David Peña Dorantes )
Letra del coro de esta pieza musical
En caló: Bus junelo a purí golí e men arate sos guillabela duquelando palal gres e berrochí, prejenelo a Undebé sos bué men orchí callí ta andiar diñelo andoba suetí rujis pre alangarí.

Traducción a español: Cuando escucho la vieja voz de mi sangre que canta y llora recordando pasados siglos de horror, siento a Dios que perfuma mi alma y en el mundo voy sembrando rosas en vez de dolor.

(AQUÍ un documental realizado por Giralda televisión, televisión local, donde se puede conocer mejor  al compositor de esta pieza musical. Solemos desconocer a lo que más cerca tenemos, por desgracia. )

Uni-verso

Uni-verso

No me hablo de tú
porque hace mil años
que me maté.
Suena
Asimov
a mi espalda
las clavículas se someten
al volumen de un cerebro
que no desfallece al morir
sobre el tiempo, se desmaya
como lánguida actriz
cuando las otras tiernas carnes
revientan en la eclosión
de la sangre a flor
abierta en su piel.

Este tiempo de cosecha granada
tarda como años
solos de nieves,
barbechos de escalera.
Así, tras otro,
el Uno llega.

Sofía Serra (De El muriente)

Amanecer

Amanecer

verte venir con
la brizna de yerba
entre tus dientes.

grave y libre
besa el símil
del aire azul
y el sol saborea
la almendra
de tu nuca.

uno de tus hombros
se duerme en el mar.
tu camisa blanca gris
vuelve a la arena
y a las casas, las casas tan vendidas
a sus propias tablas
por la avenida de la oblicua de tus ojos
regeneran las dunas
de la orilla contraria
a la linde del costado de tu pecho
en mi verte y verte venir
con la brizna de yerba
en tu boca el sol
me da una espalda
caliente.
Y tu pecho.

Sofía Serra (De Suroeste)

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Belleza total: Un poema de Pino Betancor



Me emocionó este poema de Pino Betancor. Me ha cautivado cuando he vuelto a releerlo. Lo encontré este invierno.
La verdad es que me duele, por muy equilibrado y pacífico que en su forma resulte.

Belleza total

Qué lindo eres, amor, aunque no seas
más largo que una noche de verano.
Aunque no tengas más valor que una
larga rosa en el hueco de una mano.

Qué lindo eres, amor, apenas duras
lo que dura un ensueño. Mas qué importa
tu brevedad de pájaro y de brisa.
La belleza total ha de ser corta.

Qué lindo eres amor. Hoy que no tengo
tu corona ciñéndome la frente.
tu perfume salvaje entre los labios,
despoblada me siento de repente.

Ven otra vez, amor, aunque de nuevo
seas una luz lejana, aunque un instante
me dure la ilusión de tu belleza
y te vuelvas de nuevo gris, distante.

Ven otra vez, amor. Ahora que entiendo
tu brevedad de flor, sabré adorarte
sin preguntar, sin esperar siquiera
mas que tu azul placer sobre mi carne.


(Pino Betancor. La memoria encendida)
(Plenilunio. Edición de Alicia Llarena. Baile del sol, 2003)

La playa

La playa

Desvanecerme en el tumulto de los peces
en la última hora del recuento
de cada río, cada orilla de baremo
entre tú y yo sin socios, con árboles
que nos permitan ver el bosque.

bendita suerte lechada
en el colmo de tu boca
yo encuentro
en las esquinas de un cuarto
sino que hallo
en el círculo de tu claro
y a esta pregunta y una boca
qué hay de tu hueca
y la mía sondea
tu habilidad de hombre
y río mío
quieto navega por tus mejillas
entrecruzadas por el lametón de la abundancia,
yo, y un verte venir, amarrada
a la osamenta de la misma costilla.

Nosotros.
¿Y la soledad de los terceros?,
¿quién la pinta, la redime
del encuentro?
tengo que terminar por sucumbir
ante tu templanza y tu oído:

en el borde del abismo
o
te haces poeta
o
te haces el muerto.

Sofía Serra (De Suroeste)
 
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