La querencia
Traduzco la síntesis entre la foto de los helechos
y la malpartida de tu boca
cuando sonríes al cielo
yo necesito un dentista
que me alivie las raíces
que en tu mella se entierran.
Enhebrada y con sentido
voceo el alarido de tu nombre.
Comunicamos caminos
de fuego fagocitados
por el humo de la escarcha.
Nos conservarán como alcachofas,
flores verdes ahogadas
en cítricos mares transparentes.
¿quién buceará hasta encontrarnos?
Sin batiscafo señuelo
me argumento a mí misma
llenada.
El bote de cristal conservero
no claudica ante lo evidente.
No hay quien lo abra.
(Sofía Serra, De La dosis y la desmedida)
miércoles, 29 de agosto de 2012
martes, 28 de agosto de 2012
tormento seco
tormento seco
esto para el Amor
al que pertenezco
apenas significa más que un rayo
que le deslumbra
en la comodidad de su silla
con sus lentes tumbadas
sobre las blancas muelas
de otras bocas oídas, mas,
yo te señalo, relámpago de tierra
adentro, las encinas azules
de octubre se transparentan
en la loma negra de las siete de la mañana,
el aguacero engendra sus hijos
en la matriz de la noche duda
y mis dos manos sujetan las aras
pontificales y redondas
como el volante del coche
que nunca desertó.
las direcciones posibles
las decide el viento y su alarido
pequeño y mi miedo,
siempre el miedo
en la tumbona del río crecido
que cabalga lejano
a nuestro sueño de calma,
yo lloré
ayer y las gotas corrieron
hasta encontrar el vaciadero
de la cuneta, y se me perdieron,
se me perdieron, Amor,
y ya no sé Tú,
y ya no sé de dónde llega mi llanto,
si del encuentro con la tormenta,
o de la cotidiana ausencia de agua,
o de lágrimas.
Sofía Serra ( De Solenostemon)
esto para el Amor
al que pertenezco
apenas significa más que un rayo
que le deslumbra
en la comodidad de su silla
con sus lentes tumbadas
sobre las blancas muelas
de otras bocas oídas, mas,
yo te señalo, relámpago de tierra
adentro, las encinas azules
de octubre se transparentan
en la loma negra de las siete de la mañana,
el aguacero engendra sus hijos
en la matriz de la noche duda
y mis dos manos sujetan las aras
pontificales y redondas
como el volante del coche
que nunca desertó.
las direcciones posibles
las decide el viento y su alarido
pequeño y mi miedo,
siempre el miedo
en la tumbona del río crecido
que cabalga lejano
a nuestro sueño de calma,
yo lloré
ayer y las gotas corrieron
hasta encontrar el vaciadero
de la cuneta, y se me perdieron,
se me perdieron, Amor,
y ya no sé Tú,
y ya no sé de dónde llega mi llanto,
si del encuentro con la tormenta,
o de la cotidiana ausencia de agua,
o de lágrimas.
Sofía Serra ( De Solenostemon)
lunes, 27 de agosto de 2012
Sinvergüenzas
Sinvergüenzas.
No me queda ya otra palabra tras varios/muchos años contemplando-padeciendo el panorama artístico-literario internáutico y físico español.
No hay otra explicación posible. Sólo la falta de vergüenza.
Asco-Arcadas: Amarilla.
Roja de indignación.
Negra de tristeza.
¿Amerkel? ...Una santa.
No me queda ya otra palabra tras varios/muchos años contemplando-padeciendo el panorama artístico-literario internáutico y físico español.
No hay otra explicación posible. Sólo la falta de vergüenza.
Asco-Arcadas: Amarilla.
Roja de indignación.
Negra de tristeza.
¿Amerkel? ...Una santa.
Los alambres eléctricos, poema de Salvador Rueda
Poema de Salvador Rueda, de su libro "Camafeos"
(Fondos digitalizados de la Biblioteca de la Universidad de Sevilla)
(Fondos digitalizados de la Biblioteca de la Universidad de Sevilla)
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