lunes, 27 de febrero de 2012

El beso

El beso

dejaré de luchar hasta que la noche se haga luna blanca
y sin mayúsculas por no estorbar a la mañana
acertando directa en el vértice
de occidente, soplo:
la avena, que aún no ha nacido
ni espigado sus delgados tallos,
se ofrece verde y valiente
a tumbarse tras mi jadeo,
y, así, poder extender la
la numantina acacia, —espinas y flores
y frutos enormes como vainas de algarrobos,
las que saben a chocolate—,
y si claudicáramos ante el indeciso
y decidiéramos vivir el insaciable
ocaso con su juventud de gozos
y sombras perderíamos lo que siempre
nos obtuvo tristes como causa o efecto:
la permanencia sólo algo absoluta
de la más insufrible necedad humana:
la envidia.
porque con un tú más desear tu bien
me dirijo hacia mis propias luces
de bestia redimida en el arcén,
salvada y sanada
por las manos
del que cuida.


No se complicaron
la vida nuestras bocas.
terminaron su tarea
en el mismo instante
que murieron por mor
del delirium tremens,
borrachas de contenido,
de amor.

Sofía Serra 

sábado, 25 de febrero de 2012

Acceso



Acceso

esas pequeñas extrema-unciones
con las que designas, el dedo de tu boca
afila génesis para que nos amemos,
algunas veces, algunas más
sobre tu ungida noche,
sortean peregrinos
sobre la piedra calva
con apenas polvo,
y aquí todo mar,
cuando yo te veo, todo mar,
cuanto tú me miras, todo mar,
cuando cabeceo junto a tu boca
todo mar y ese vello que asoma por tu axila
todo mar desde mis bebedizos
de hambre de tu garganta,
paz y aula cerrada
tu cóncava carne
entre mis manos todo mar,
todo mar y la arena junta
y viva junto a ti
y mi sereno.


que en un mar, y en este todo mar,
te acceda
la serena suerte de sentirte
amado.

Sofía Serra (Suroeste)

viernes, 24 de febrero de 2012

Vitálica-poética

(Correcciones "El muriente")


Vitálica

me desdibujé florida
tumbada a boca abierta
inscrita en las clausuras
simétricamente opuestas
a lo que me sostiene
di lo que sin saber ofrecía


mi ser de Hombre por amor
a las bellas artes de lo humano


invalido


las migajas de los fueros,


mas yo, inconclusa, me centro
en privanzas,
y ya perdida me encuentro
en lo que fui y sigo siendo
concretada en estos límites:
mi silueta y mis perfiles


remedan en búsqueda inversa


una ronda de noche.


la memoria hace de las suyas
levantando acta de recuerdo
desdeñado ha,
¡ah!, el mar,
hoy te cruzo de puntillas,
me sincronizo y me devuelvo
a un lugar que es sólo mío.


Mi rastro endecasílabo
enhebra verso abierto,
es ella que una misma veo
en este proceso de
perpendicular pesquisa.


Poética


Andaba a tientas con la bonanza y el barranco
racimando avena y comiendo girasoles
cuando desde la suerte me agazapó la idea
de tu desdicha. Saltó al mineral de mi pecho
como gotas salpicando desde tu caudal.


Fue cuando el mar ya lo cubrió todo.
Y entonces, me transfiguré en sirena.

(Sofía Serra, "El muriente")

jueves, 23 de febrero de 2012

Cuentas de febrero

cuentas de febrero

por el bosque de los siglos
amén recita la comparsa:
somos uno

Beberán hasta que muramos
entregados a la lluvia de un día de vuelta.
No somos más que dos
en la madrugada del mundo
opinando beneficios, destruyendo
la correspondiente distancia de tu brazo
al ademán caliente que desarma
cualquier homenaje cantado
al río y su música de piedras.
beberán uniendo justezas
entre la muerte y entre tú y yo
cuando hayamos muerto
brotarán las rosas como sarpullidos
en las ingles de la costa cuando tú y yo
acostados o tendidos no importa
tu mano sobre mi mano
y mi otra sobre tu mano
y tu otra sobre mi frente,
escanciados así dormiremos
como dos niños, dos seres
al sol de la arena y las rosas
como aureolas de hielo
en cada fuego de febrero


aquí un hombre
del todo apuesto
por sus gemidos y mi mano
sobre su pecho
venga a las flores,
porque los niños
a manojos y a pares
sólo duermen perdidos de sí.


aquí una mujer loca,
y tú, algún amor.
Pero no menos.


Sofía Serra (Suroeste)

martes, 21 de febrero de 2012

Noche blanda II (nana)

Noche blanda II (nana)

dócil y hablándote quedo
en el murmullo que se pronuncia
en la cornisa blanda de mis labios
ya apenas entreabiertos solos
al cauce lento llega tu cauce
entretenido en el piafar de mi pecho.
De noche los abejarucos vuelan
bajo tus párpados arbolados,
ya el paisaje enciende tus pupilas
de dios moreno y libre dormido
al calor del único sauce de mi llanto
verde y rojo
de vida nueva,
noche blanda.


Sofía Serra (Suroeste)
 
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