sábado, 25 de febrero de 2012
Acceso
Acceso
esas pequeñas extrema-unciones
con las que designas, el dedo de tu boca
afila génesis para que nos amemos,
algunas veces, algunas más
sobre tu ungida noche,
sortean peregrinos
sobre la piedra calva
con apenas polvo,
y aquí todo mar,
cuando yo te veo, todo mar,
cuanto tú me miras, todo mar,
cuando cabeceo junto a tu boca
todo mar y ese vello que asoma por tu axila
todo mar desde mis bebedizos
de hambre de tu garganta,
paz y aula cerrada
tu cóncava carne
entre mis manos todo mar,
todo mar y la arena junta
y viva junto a ti
y mi sereno.
que en un mar, y en este todo mar,
te acceda
la serena suerte de sentirte
amado.
Sofía Serra (Suroeste)
viernes, 24 de febrero de 2012
Vitálica-poética
(Correcciones "El muriente")
Vitálica
me desdibujé florida
tumbada a boca abierta
inscrita en las clausuras
simétricamente opuestas
a lo que me sostiene
di lo que sin saber ofrecía
mi ser de Hombre por amor
a las bellas artes de lo humano
invalido
las migajas de los fueros,
mas yo, inconclusa, me centro
en privanzas,
y ya perdida me encuentro
en lo que fui y sigo siendo
concretada en estos límites:
mi silueta y mis perfiles
remedan en búsqueda inversa
una ronda de noche.
la memoria hace de las suyas
levantando acta de recuerdo
desdeñado ha,
¡ah!, el mar,
hoy te cruzo de puntillas,
me sincronizo y me devuelvo
a un lugar que es sólo mío.
Mi rastro endecasílabo
enhebra verso abierto,
es ella que una misma veo
en este proceso de
perpendicular pesquisa.
Poética
Andaba a tientas con la bonanza y el barranco
racimando avena y comiendo girasoles
cuando desde la suerte me agazapó la idea
de tu desdicha. Saltó al mineral de mi pecho
como gotas salpicando desde tu caudal.
Fue cuando el mar ya lo cubrió todo.
Y entonces, me transfiguré en sirena.
(Sofía Serra, "El muriente")
Vitálica
me desdibujé florida
tumbada a boca abierta
inscrita en las clausuras
simétricamente opuestas
a lo que me sostiene
di lo que sin saber ofrecía
mi ser de Hombre por amor
a las bellas artes de lo humano
invalido
las migajas de los fueros,
mas yo, inconclusa, me centro
en privanzas,
y ya perdida me encuentro
en lo que fui y sigo siendo
concretada en estos límites:
mi silueta y mis perfiles
remedan en búsqueda inversa
una ronda de noche.
la memoria hace de las suyas
levantando acta de recuerdo
desdeñado ha,
¡ah!, el mar,
hoy te cruzo de puntillas,
me sincronizo y me devuelvo
a un lugar que es sólo mío.
Mi rastro endecasílabo
enhebra verso abierto,
es ella que una misma veo
en este proceso de
perpendicular pesquisa.
Poética
Andaba a tientas con la bonanza y el barranco
racimando avena y comiendo girasoles
cuando desde la suerte me agazapó la idea
de tu desdicha. Saltó al mineral de mi pecho
como gotas salpicando desde tu caudal.
Fue cuando el mar ya lo cubrió todo.
Y entonces, me transfiguré en sirena.
(Sofía Serra, "El muriente")
jueves, 23 de febrero de 2012
Cuentas de febrero
cuentas de febrero
Beberán hasta que muramos
entregados a la lluvia de un día de vuelta.
No somos más que dos
en la madrugada del mundo
opinando beneficios, destruyendo
la correspondiente distancia de tu brazo
al ademán caliente que desarma
cualquier homenaje cantado
al río y su música de piedras.
beberán uniendo justezas
entre la muerte y entre tú y yo
cuando hayamos muerto
brotarán las rosas como sarpullidos
en las ingles de la costa cuando tú y yo
acostados o tendidos no importa
tu mano sobre mi mano
y mi otra sobre tu mano
y tu otra sobre mi frente,
escanciados así dormiremos
como dos niños, dos seres
al sol de la arena y las rosas
como aureolas de hielo
en cada fuego de febrero
aquí un hombre
del todo apuesto
por sus gemidos y mi mano
sobre su pecho
venga a las flores,
porque los niños
a manojos y a pares
sólo duermen perdidos de sí.
aquí una mujer loca,
y tú, algún amor.
Pero no menos.
Sofía Serra (Suroeste)
por el bosque de los siglos
amén recita la comparsa:
somos uno
Beberán hasta que muramos
entregados a la lluvia de un día de vuelta.
No somos más que dos
en la madrugada del mundo
opinando beneficios, destruyendo
la correspondiente distancia de tu brazo
al ademán caliente que desarma
cualquier homenaje cantado
al río y su música de piedras.
beberán uniendo justezas
entre la muerte y entre tú y yo
cuando hayamos muerto
brotarán las rosas como sarpullidos
en las ingles de la costa cuando tú y yo
acostados o tendidos no importa
tu mano sobre mi mano
y mi otra sobre tu mano
y tu otra sobre mi frente,
escanciados así dormiremos
como dos niños, dos seres
al sol de la arena y las rosas
como aureolas de hielo
en cada fuego de febrero
aquí un hombre
del todo apuesto
por sus gemidos y mi mano
sobre su pecho
venga a las flores,
porque los niños
a manojos y a pares
sólo duermen perdidos de sí.
aquí una mujer loca,
y tú, algún amor.
Pero no menos.
Sofía Serra (Suroeste)
martes, 21 de febrero de 2012
Noche blanda II (nana)
Noche blanda II (nana)
dócil y hablándote quedo
en el murmullo que se pronuncia
en la cornisa blanda de mis labios
ya apenas entreabiertos solos
al cauce lento llega tu cauce
entretenido en el piafar de mi pecho.
De noche los abejarucos vuelan
bajo tus párpados arbolados,
ya el paisaje enciende tus pupilas
de dios moreno y libre dormido
al calor del único sauce de mi llanto
verde y rojo
de vida nueva,
noche blanda.
Sofía Serra (Suroeste)
dócil y hablándote quedo
en el murmullo que se pronuncia
en la cornisa blanda de mis labios
ya apenas entreabiertos solos
al cauce lento llega tu cauce
entretenido en el piafar de mi pecho.
De noche los abejarucos vuelan
bajo tus párpados arbolados,
ya el paisaje enciende tus pupilas
de dios moreno y libre dormido
al calor del único sauce de mi llanto
verde y rojo
de vida nueva,
noche blanda.
Sofía Serra (Suroeste)
Al hombre gris
(Correcciones de "El muriente")
Al hombre gris
Ya sé que te pertrechas evacuado,
algo nauseabundo
por los esfínteres de tus comillas.
No cuestan,
no abarandan multitudes
ni predisponen a tus raíces
para el ineludible devenir
de mi pensamiento al tuyo,
de mi agitamiento,
de mi sorpresa al descontar vivos rostros
desde tu cráneo de hombre infranqueable.
Con tu efigie sentenciada
en tempranas cruces
te dibujé precavido,
luz rayando el troquel urbano
combando el cielo gris,
tantos grises llenos
que desgarran su panza:
estalló la nube
y horadó el sol
la mirada de tu sesgo,
tan extenso, y tus ojos,
como profundas voces,
me afinan la medida
dada a tu palabra.
Sofía Serra ("El muriente")
Al hombre gris
Ya sé que te pertrechas evacuado,
algo nauseabundo
por los esfínteres de tus comillas.
No cuestan,
no abarandan multitudes
ni predisponen a tus raíces
para el ineludible devenir
de mi pensamiento al tuyo,
de mi agitamiento,
de mi sorpresa al descontar vivos rostros
desde tu cráneo de hombre infranqueable.
Con tu efigie sentenciada
en tempranas cruces
te dibujé precavido,
luz rayando el troquel urbano
combando el cielo gris,
tantos grises llenos
que desgarran su panza:
estalló la nube
y horadó el sol
la mirada de tu sesgo,
tan extenso, y tus ojos,
como profundas voces,
me afinan la medida
dada a tu palabra.
Sofía Serra ("El muriente")
Suscribirse a:
Entradas (Atom)