sábado, 12 de marzo de 2011
Natalicio I
Natalicio I
Te hará ilusión, pequeño calamar gigante.
Combate la niña bonita,
combate la niña vida,
combate la niña alma
bajo el corazón de esta mecida.
Urge amores contados con sus dedos,
urgen brazos su victoria
de alas que duermen pechos
ya llorados
por otras vencidas mudas
bajo la llanura de médanos y lombrices.
Consuma el manto denso
sedimentando la prolonga ubre,
huevo blanco y lleno,
huevo con calcáreas y frágiles costumbres
que mi niña rompe
y llora con sus brazos
y endereza mi cintura:
canto al vuelco de esta memoria
que en vanguardia ya desciende
hacia la matriz precursora
de este universo complaciente.
(el orbe bebe abreviando
el orden va volteando
el origen nos mantea
revoloteándonos)
Sofía Serra, Marzo 2011
Dos nuevas secciones en el cuarto claro
Voy a abrir dos nuevas secciones que irán situadas en la barra lateral derecha, una dedicada a versos recién hechos y otra a fotografías, éstas, por el contrario, creo que serán antiguas. Por lo que respecta a ellas, las fotos, picando en ellas, podrán visualizarse en tamaño grande. Enlazará cada una a nueva entrada del blog de fotografía, aunque no tiene por qué corresponder con la última subida, es decir, seguramente la postearé con fecha anterior con el fin de que quede entremetida por el blog... ahí, ahí escondiditas alterando el orden de todo lo hecho, quien sabe si construyendo uno aparte.
A inaugurar la sección del verso me ha movido la aversión que le tengo a las entradas cortas, por un lado, y por otro a la impotencia que me produce la existencia de las redes sociales, el hecho de que a no ser que se esté registrado en ellas, no pueda accederse a ciertos contenidos que los humanos vamos volcando por este medio. Concretamente en esta ocasión me refiero al tan feisbuquero él "¿qué estás pensando?".
A la segunda, el hecho de las cientos de fotos que se me ocurre subir por tenerlas hechas, pero que no considero del momento actual. Siempre me persigue una especie de "dejar atrás" o mejor una sensación de que todo se me va quedando antiguo una vez ya hecho. Sin embargo soy consciente del valor del pasado como cimiento del hoy... otro guiño, esta vez de la historiadora, ;)
¡Buenos días, jornaler@s del sábado también!
Edito un día después: voy a eliminar la sección foto del día, el funcionamiento de blogger no me permite hacer lo que pretendía, que fueran variadas las imágenes expuestas, recoge la foto insertada aunque la publique con fecha anterior, y no estoy por someterme a sus maneras, ;)
Edito un día después: voy a eliminar la sección foto del día, el funcionamiento de blogger no me permite hacer lo que pretendía, que fueran variadas las imágenes expuestas, recoge la foto insertada aunque la publique con fecha anterior, y no estoy por someterme a sus maneras, ;)
jueves, 10 de marzo de 2011
Inercia sobre el frío
Habrá que hablar algún día claramente,
decir:
tu boca de hielo hace siglos que la conozco.
IDesde el alba, someto.
¿Cuándo llegará el sol
en esta noche tan pálida, tan triste y tan blanca,
en esta noche tan luna a media tinta de día,
en esta noche desmesurada de esquinas
y loquios y seniles silencios,
y locuacidades estériles
y cuadrúpedas cornamentas,
¿cuándo el sol, el sol, el sol,
que a todos hace iguales?
Akenatona.
Estas cosas, las de nuestras manos,
hablan así, a cántaros,
menos cuando llueve.
Cuando llueve
este imán en forma precisa de árbol de invierno
soporta la catecúmena labor de los nervios.
II
No sé a cuánto se vende la estopa.
En el mercado, los habitantes
del cielo hablan con los codos.
Será que el gato,
el que avitualla
los ojos pardos de la noche,
gobernó por las esquinas redondas
con su interrogante cola
preguntando a las paredes por los ratones.
Las paredes, mudas.
Las lenguas, comidas.
Y yo ya me hice vieja.
III
No se comparan los rastros que dejamos perdidos sobre el arroyo,
las ranas beben de nuestras usuras,
como las viejas que, bastón en mano,
golpean sobre el suelo gris
lo que les queda de hembras.
Aseguran el futuro de los hijos del dantesco.
Suenan trompetas
como goznes oxidados,
las puertas del paraíso cerradas
abren a cal y canto de otras voces serias,
voces rutilantes sobre la misma idea,
la melodía de los espartanos que vinieron al mundo
sacrificando hijos desdichados.
Tú, y yo y el vecino
terminaremos viviendo
en la aldea misteriosa
bajo ese culo del mundo,
ese que permanece sentado
aplastándonos con su frío.
IV
Si al menos pudiera explicarte
para qué sirven los nombres,
las sonoras luces
que beben sin avergonzarnos.
¿Qué sentirá la bomba cuando estalla?
¿Qué el átomo cuando lo taladran
¿Qué inverosímil factura de luz
revienta entre los laureles
descomprimiendo el lúcido espanto del cristal
aplastado entre los dos aires,
el de fuera y el de dentro?
¿Qué descollada y discontinua enredadera
asoma agitando estas hojas-plegarias?
Me asomo bajo la yerba palpitando fríos
que preguntan
qué será de esta senectud ahora
que me abandona.
Ah, espanto… el espanto
habita la factoría inversa
bajo las nubes plateadas.
Ya me reviento en este hallar
enhebradas torturas bajo el símil de paz.
Siempre constante resbala
esta sangre fría por el esófago agigantado
por tantas tragaderas de hielo.
Será que el cristal hecho añicos
rompiendo la paz del silencio
se precipitó por el único socavón traspasable.
Este que más vierte,
este que comunica el aire,
que tan tierno se sueña,
con mi estómago… o aquel centro.
Aquél.
V
Cuando te combatí,
no dudé en ningún segundo
que me ganarías.
Llovieron los días verdes
y alejé la miseria de mi cuerpo,
pero no dudé,
no dudé,
de tu flagrante victoria,
que algún día, tarde más o menos,
despellejarías la piel viva de la hoja
para dejar la carne herida
abierta al aire secándose
o llorando y huyendo del vendaval
que asola sin nombre
que llevarse a la boca.
Eres el frío,
Elfrío,
que efectivamente me aterras.
Sofía Serra, febrero-marzo 2011
martes, 8 de marzo de 2011
La zorra
La zorra
Me ubiqué junto a los tronos
tan falsos como la juventud
que se precipita por los regueros de la falta de aliento.
Yo quisiera saber desde donde vuelven,
que vuelven y de vuelta están,
sin haber saboreado la tierra.
La tierra se mastica, nutricia
acumula plenas y ganadas,
idas y vencidas, sobre la piel de frío caucho
con la que se ennoblece el gallinero
que abre su boca a la zorra.
Raposa, pobre y dueña raposa
de su prole, de su boca,
pobre y vida y discurso muriente
de tantos soles,
tantas vías luces,
tanta inercia
llevada al canto de la moneda
cuando se lanza al aire.
La zorra la sigue con sus tremendos
ojos pardos confundiendo
su destello con el del sol naciente,
y medra con su aullido,
y me despierta, quiere despertarme:
Tú estabas aquí antes que yo,
me susurra,
habla por mi boca
con mis uvas y tu ira.
Ahora,
alguien que no entona.
Ahora,
alguien que usurpa el cauce.
Sofía Serra, febrero 2011
Me ubiqué junto a los tronos
tan falsos como la juventud
que se precipita por los regueros de la falta de aliento.
Yo quisiera saber desde donde vuelven,
que vuelven y de vuelta están,
sin haber saboreado la tierra.
La tierra se mastica, nutricia
acumula plenas y ganadas,
idas y vencidas, sobre la piel de frío caucho
con la que se ennoblece el gallinero
que abre su boca a la zorra.
Raposa, pobre y dueña raposa
de su prole, de su boca,
pobre y vida y discurso muriente
de tantos soles,
tantas vías luces,
tanta inercia
llevada al canto de la moneda
cuando se lanza al aire.
La zorra la sigue con sus tremendos
ojos pardos confundiendo
su destello con el del sol naciente,
y medra con su aullido,
y me despierta, quiere despertarme:
Tú estabas aquí antes que yo,
me susurra,
habla por mi boca
con mis uvas y tu ira.
Ahora,
alguien que no entona.
Ahora,
alguien que usurpa el cauce.
Sofía Serra, febrero 2011
lunes, 7 de marzo de 2011
Un poema que se ha hecho carne
El otro día, 24 horas después de que naciera mi pequeña nueva sobrina (aquí pueden verse las primeras fotografías que le hice), cuando justo supe el nombre que los padres por fin habían decidido sería el que la nombrara como persona nueva recién nacida, y ante las bromas anteriores a raíz de lo que tardaban en hacerlo (se va a llamar "la niña sin nombre", ¡por dios, decidiros ya!) recordé este poema de "La presencia por la ausencia", el poemario que tengo publicado en papel. Y me sentí aún más feliz.
Este poema llegó además desde una fotografía titulada "No Name".
Hueca
Esto es el mar.
Sin perversión, sólo trasplantado de tu mano a la hechura plana.
Sin tiempo, sin nombre, sin tierra que lo delimite,
sin bebedizos insanos que auguren nuestra muerte.
Esto es el mar desde el no nacido,
la suerte sin quebrar,
la justicia por descubrir,
más allá de los tiempos y el olvido de las premuras que la tierra cincela sobre sus márgenes.
Habitó solo, encontrado y dando nombre a quien cubre como velo de jaspe azuleando la negra bóveda infinita.
Mellizo de mi alma que lava las heridas terrenas, ¿por qué no exististe siempre así?
Uno y blanco, sin nombre y sin el lugar a dudas sobre tu medida.
Atemporal, sucinto en su misma esencia, sobre el vacío.
Sólo existiendo como creador de todas las cosas bellas.
Ojalá volviera a nacer en ti.
Sumergida en tu penumbra me hallaría vestida como una reina,
me encontraría cálida con el no-tiempo insondable,
la luz pura,
el color limpio,
al agua sin rostro,
la nube con agua,
el cielo azul... y
NADA
MÁS.
Para crear, para volver a ceder,
para no sucumbir,
para no mancillar tu fondo blando,
para pulir con tu bendita lengua el acantilado doloso de nuestra existencia,
para volar sobre tus alas cristalinas,
para reír soñando con la compañía futura,
para, en vez de primer hombre, nombrar la especie nueva.
De Eva.
Desde tu sin nomenclatura.*
Sofía Serra, 2005
*La negrita es de ahora
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