Creo que nunca he dedicado un poema, salvo los explícitos por su hechura, pero hoy lo voy a hacer: Para Álex de la Iglesia.
La fuente
Desde un circunflejo acto reflejo entablas querella con la suerte.
Nada quiero, sobre nada vuelo.
Bajo la sombra de esta fuente crece el musgo fresco.
Bajo la luz y sus símiles, combaten pacientes las hormigas,
palabras y más palabras para circunscribirnos a lo que somos más allá del albero entre las piedras donde se despistan algunas huellas./
¿Qué signo luminoso se expande sobre su clara geometría?
Bajo la luz no veo ni nada quiero. Más que un asomo.
Un asomo de imperioso gozo, una faz digna que me devuelva aquel ocaso vestido de yerba dorada bajo el amanecer de la noche,/
un justo proclamo del sol sobre el sol,
un combatiente dormido que despierte a su sonrisa.
Una quimera encallecida,
una manos afanosas en el poeta de las suyas abiertas,
unas flores, unos ojos...
Ojos no busco, pero me asombra encontrarte en los tuyos.
Como si consiguiera verme.
Nocturna suerte del día...
Sofía Serra, Enero 2010 (El deshielo)
(Aquí el video de su discurso en la gala de los premios Goya)
lunes, 14 de febrero de 2011
domingo, 13 de febrero de 2011
Contra la ley SINDE: NO VETARÁS ROSAS ROJAS EN EL MAR
Es un disparo antiguo que he rescatado y re-revelado para vestir este cuarto claro de gala para esta noche, porque a la entrega de los Goya se va a protestar contra la ley SINDE. Aunque sea en espíritu, allí estaré.
(leer aquí en el blog de Batania y aquí en en mi blog de la fuente porque aparecen más enlaces)
(leer aquí en el blog de Batania y aquí en en mi blog de la fuente porque aparecen más enlaces)
viernes, 11 de febrero de 2011
Cansancio de débito
Cansancio de débito
Cansado hasta del propio norte,
de sus ojos te redime la circunvalación interna.
La engendraste con menoscaba:
La palabra duerme, duerme.
Se le quedó la encina seca
y no le quedan pies.
Se le tiñó la ubre macho con sangre
y ya no advierte el grano tras la espiga.
Se le quemaron algunos vientres
de otros harenes y algún prostíbulo
y de pronto se ha visto solo
en medio del puente de hierro colado.
Así quedó,
como el poeta
desnudo al sol.
…Hay tantos poetas en este mundo…
tantos como encinas hoy ya muertas.
Sofía Serra, Febrero 2011
en qué animal te has visto devenido,
en qué eficaz endogamia,
en qué sufrida cacería
te perdiste.
de sus ojos te redime la circunvalación interna.
La engendraste con menoscaba:
La palabra duerme, duerme.
Se le quedó la encina seca
y no le quedan pies.
Se le tiñó la ubre macho con sangre
y ya no advierte el grano tras la espiga.
Se le quemaron algunos vientres
de otros harenes y algún prostíbulo
y de pronto se ha visto solo
en medio del puente de hierro colado.
Así quedó,
como el poeta
desnudo al sol.
…Hay tantos poetas en este mundo…
tantos como encinas hoy ya muertas.
Sofía Serra, Febrero 2011
miércoles, 9 de febrero de 2011
A Alejandra Pizarnik (republicación)
(siguiendo con las correcciones)
A Alejandra Pizarnik, que se llamaba Flora
No me reconozco en ti.
Así que no debo ser poeta.
Así que te hablaré como un padre,
así:
Hija, hija, hija,
¿cómo ibas a atinarte si hasta borraste tu nombre?
Flora de mi alma,
Flora de tus hermanas, de tus negadas flores,
Flora de mi suerte viva que en tu tierra halla
carne para estas manos que no pudieron acariciarte.
Tus ojos como dos flores de magnolios,
así,
como mis puños de grandes así
tu mirada
de cordera degollada antes de la fruta,
así
mi magnolia flor avienta a los arcontes
que te firmaron sin tu nombre.
Y los espanto, y los ahuyento, y los exilio de este suelo.
Hija, hija, hija, ¿por qué te enterraste dos veces?
... ¿Acaso comiste sin hambre?
Tal vez la tetrarquía y el deleite de la cornucopia
te cortaron la raíz para no anidar en vida,
y así, de tu tallo germinó la muerte,
nombre de los hombres que no aman a las flores.
Lentamente
humanizarlas, a las flores y a las hijas,
segar e izar al sol la espiga que nace
para el cielo de las bocas.
De mis manos a tu cáliz para que derrames polen sobre el suelo,
saliva para el grato vientre desnudo ya
de santos, de palabras y pedestales.
Tú y sus locuras de estatuas vivas,
tú, sin verte como yo te veo
en tus ojos flores de magnolio,
eres, como tantos otros, inocente.
En este suelo tu carne se revuelve
contra sus células suicidas por intentar nutrirte de tu propia dote,
por abastecerte de ti empezando por tu nombre.
Flora, Flora, Flora,
sólo grande o madre de flores,
sin hagiografías ni menosprecios, la justa
dádiva, la manta con el frío, el sol sobre el llano,
el hambre con la vida.
Tú, Flora,
hambre con versos de hambre
tan muerta sin sangre savia
y viva de tus nonatas hijas.
Tuyas son las mías menos muerte más mi sangre:
Menos altares con tu fama, más tierra.
Menos flores en tu tumba, más tuyas.
Menos laurel sobre tu pelo corto, más lilas.
Más tú.
Menos rimas de cenotafio.
Como padre te bautizo de nuevo con tu nombre.
Para eso necesito las palabras (ellas son mis flores
que jardinera fui): Para arreglarte la vida.
Sofía Serra, 2010 (Del bestiario de los inocentes)
A Alejandra Pizarnik, que se llamaba Flora
No me reconozco en ti.
Así que no debo ser poeta.
Así que te hablaré como un padre,
así:
Hija, hija, hija,
¿cómo ibas a atinarte si hasta borraste tu nombre?
Flora de mi alma,
Flora de tus hermanas, de tus negadas flores,
Flora de mi suerte viva que en tu tierra halla
carne para estas manos que no pudieron acariciarte.
Tus ojos como dos flores de magnolios,
así,
como mis puños de grandes así
tu mirada
de cordera degollada antes de la fruta,
así
mi magnolia flor avienta a los arcontes
que te firmaron sin tu nombre.
Y los espanto, y los ahuyento, y los exilio de este suelo.
Hija, hija, hija, ¿por qué te enterraste dos veces?
... ¿Acaso comiste sin hambre?
Tal vez la tetrarquía y el deleite de la cornucopia
te cortaron la raíz para no anidar en vida,
y así, de tu tallo germinó la muerte,
nombre de los hombres que no aman a las flores.
Lentamente
humanizarlas, a las flores y a las hijas,
segar e izar al sol la espiga que nace
para el cielo de las bocas.
De mis manos a tu cáliz para que derrames polen sobre el suelo,
saliva para el grato vientre desnudo ya
de santos, de palabras y pedestales.
Tú y sus locuras de estatuas vivas,
tú, sin verte como yo te veo
en tus ojos flores de magnolio,
eres, como tantos otros, inocente.
En este suelo tu carne se revuelve
contra sus células suicidas por intentar nutrirte de tu propia dote,
por abastecerte de ti empezando por tu nombre.
Flora, Flora, Flora,
sólo grande o madre de flores,
sin hagiografías ni menosprecios, la justa
dádiva, la manta con el frío, el sol sobre el llano,
el hambre con la vida.
Tú, Flora,
hambre con versos de hambre
tan muerta sin sangre savia
y viva de tus nonatas hijas.
Tuyas son las mías menos muerte más mi sangre:
Menos altares con tu fama, más tierra.
Menos flores en tu tumba, más tuyas.
Menos laurel sobre tu pelo corto, más lilas.
Más tú.
Menos rimas de cenotafio.
Como padre te bautizo de nuevo con tu nombre.
Para eso necesito las palabras (ellas son mis flores
que jardinera fui): Para arreglarte la vida.
Sofía Serra, 2010 (Del bestiario de los inocentes)
martes, 8 de febrero de 2011
praxis poética
praxis poética
a unos
mata
a otros
salva
¿de qué? al final
de cualquier forma con-
forma la única práctica
posible: No
experimento.
Sofía Serra, febrero 2011
a unos
mata
a otros
salva
¿de qué? al final
el suicidio
se ejercede cualquier forma con-
forma la única práctica
posible: No
experimento.
Sofía Serra, febrero 2011
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