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martes, 11 de noviembre de 2014

Puesta de sol individual

Puesta de sol individual

A esa puesta de sol
aspiro, cuya mañana,
ya desdibujada, me depare
la lumbre del pacífico
despertar a la sombra
del árbol del amor
y sus rosadas transparencias:
la muerte bajo sus flores,
mi negativo sobre la pared
dorada y suelta
de un pensamiento sin luces,
de paz ataviada
de nadie y de nada.

A esa puesta des-
comunal muriente yo
a la luz del sol
que yendo yo
o él
me ilumine, exangües
él y yo.

Y solo tu suelo
vivo.

lunes, 10 de noviembre de 2014

Poblamiento

Poblamiento

Todo horizonte es siempre el vacío de un rostro.
(Edmond Jabès)

A todos los oídos silencio
con este secreto ya sellado,
de todas las bocas deduzco
la mudez, la controversia
analizada por tantos dioses
como jueces obsoletos,
el mísero canto del ronco
gravitar sobre el par de ojos
de tu frente, la corona nasal
de la mirada ciñe este rostro
que describe la línea
del horizonte que se aclara.

Ya no árboles enviados
hacia los arcenes del camino,
ya camino solo y despejado
con ambas orillas
semovientes que danzan
ligeras a la par que el trigo
encanece, ya maduro,
ya siendo él mismo
vello de la tierra
en este junio cansado
de sol y espera lenta,
el mes infantil del verano
que se abre como el camino
se abre ya sin márgenes
a la vega naciente de los hombres
tiernos, almidonados ya
solamente por sus rostros
amables, ya vacío el horizonte
de vacíos.

jueves, 6 de noviembre de 2014

El sí

El sí

Cómo nublar el sentido
del cielo raso y sin nombre,
cómo ocultar la luz
sino es con mis puños
cómo poder no poder
defender lo que es cierto
y me atora la garganta
si el aire y mis pulmones
son lo mismo cuando lloro
como el cielo llueve cuando se nubla
el sentido de las cosas y se ve
holgazanear al tiempo
que no me ayuda pasando
deprisa como las nubes huyen
ante la presencia de los rayos
del sol y tu luz cómo nublarla
sino es con mis manos
y con mi lluvia.
Cómo no llorar con ellas
y ser agua que recorre las calles
hasta tu avenida hacia
mí.
Cómo no llegar a dormir
mientras la ciudad despierta
y así no llorar, ni llover
ni huir de mí misma.

Cómo negarme.
Cómo negarte.
Cómo negarlo.

Cómo no
decir sí.

martes, 4 de noviembre de 2014

Jardinera

Jardinera

Hoy el tiempo sin embargo
se hace más lento,
cualquiera sabe de sus biorritmos
si ni siquiera sé yo de los míos
o los tuyos, el tiempo,
repito, se ha lentizado.
No dejo de preguntarme
quién se ha separado
ya yo de él,
tú de mí
yo de ti,
él de ti
tú de él.
O él de nosotros.
Somos cuatro
aun sin parecerlo,
aunque sí padecerlo.

Este cansancio de abandono,
huerto vacuo niego
el exento jardín pasado
extenúa el sueño.

sábado, 1 de noviembre de 2014

Convaleciente

Convaleciente

Suavemente asoman
los dardos verdes, caen
a plomo sobre el iris
clavando la preñez
de un estado de esperanza.
Convaleciente convengo
con mi vientre en el réquiem
por un pasado tan lejano,
los errores cometidos
ahora nacen remediados.

Y remedo con mi sombra,
que sí me pertenece
y a la que domino,
cuantas veces entorpezca
el camino el cansancio
por la desventura, el exilio
desmesurado de tu cuerpo
en estas noches mías — y de mi sombra—,
tan quejosas, tan enfermizas, tan a luces
del alba que renace. No hay dolor
que por gozo no llegue. La partida
vuela siempre el ave de retorno.

Como las cigüeñas de un norte.

Del amarillo al rosa escribo
tiñendo los días grises
de negro y rojo,
nuestros jóvenes colores
de duelo por el ayer
que vivos hemos muerto
de amor por un hoy,
que ya nuestro y no yerto.

jueves, 30 de octubre de 2014

Distinción

Distinción (Del don de oro)

Sin embargo alguno
digo que no es oro todo
lo que reluce se llama
tomillo, cantueso, jarilla, cardo,
pinchos
laceran las tibias tiernas
trituradas entre las ruedas de dientes
del gobierno de los hombres
que no saben nombrar,
que no asimilaron
el sagrado don,
el que nos distingue de los conejos
que persigue Lupita
por todo el monte dorado,
que no es oro, como ya dije antes,
sino son
yerbas secas pero aún olorosas,
aún saben amar,
aún saben hallar
el mineral precioso de mi conciencia,
y así puedo seguir
amando al ser humano,
distinguir
la dorada paja en mi ojo —y en el de Lupita—,
sanarla y sanarme
distinguiendo
los seres humanos de las humanas
bestias carentes
del don.

miércoles, 29 de octubre de 2014

Son de este día

Son de este día

Días como aquellos
me persiguen aminorando el lecho,
la sentencia de la densa muerte
de lo malhadado,
porque toda huella
se hunde sobre sí misma
proclamando la blandura
del barro, la tierra grande,
a donde todos también volvemos
como huellas tiernas
sobre el tiempo.

Son de un día
como ese son
tus avenidas circulares.
Así, como sin pausa
ni marca, llega la alegría.

lunes, 27 de octubre de 2014

El balance-0

El balance-0

Lo paso muy mal.
Quiero irme a la Gran Puñeta.
Estar siendo
hilo y forma
del encaje
de la bocamanga
de la vestimenta
de los gigantes.
Dejar de estar
para figurar-
-me seda
su altura
y la falta de oxígeno.
Dejar de estar, dejar
de estar dejar de
estar de ser
dormir
de ser
Sofía.

viernes, 24 de octubre de 2014

Todo se escapa

Todo se escapa

No sucede cuando quieres
si-no es no
voluntad del destino.

Todo se escapa
y elude quedarse
enramado en la copa
del árbol ya sin hojas.
Como en la yerba todo
se queda nivelando
el ras del verde con el filo
blando de la gota
de rocío y el brillo
de la luz del sol
destellando estrellas
para las bacterias:
un mundo invisible
pero existente,
un mundo que no se deja ver.

Ni gastar.

Así, me voy al campo
a pernoctar con la gramínea,
con la piedra y con la rama
rota así me voy al campo
a rezar con los salmos
de la tierra así hundo
mis miserias en el barro,
en el limo de aquel río
que hoy no veo aunque vislumbro
con mis ojos ocultos
que ya me llevan
hacia el campo
de el paraíso imperdible.

Señor, si aún no me has entendido,
no importa, la rata no aspira
a ser
comprendida. Solo vivimos
para lograr ser más pequeñas,
más grises, más perdidas
entre las piedras de la valla,
menos vistas, más invisibles
y silenciosas.

Y escapar.

jueves, 23 de octubre de 2014

Así

Así

¡Ay, velas!, ¿cuándo batiréis palmas?*

La tarde llorando
me recuerda mi pesar
pesando sobre este frágil
bienestar, tan breve,
tan ligero tanto suyo
o mío tan liviano
como la afilada brisa
de la incertidumbre
o la certeza de saber
y su calma chicha

¿Dónde estaremos cuando
tú y yo nos amemos?
Dónde sobrevivirá el descanso,
el consuelo cuando mis lágrimas
tumben tu pecho,
cuando la virtud de la vida
aparezca en nuestro tiempo,
cuándo...

Cómo...

Así dejo sellados mis labios,
como un hueco de presente
u obsequio de silencio
para el futuro y la muerte
del dolor.
Sin pasado alguno.
Sin porqués.

(*) verso de un antiguo poema

miércoles, 22 de octubre de 2014

La muralla (poema y cuatro fotografías)

La muralla

Recordando el hilo el alma
blanda se dispone
abierta sobre el albero
del paseo. ¿Y mi avenida?,
¿dónde queda mi avenida?
Hiela el contacto febril
de la piedra, madre, la muralla,
¿también la construiste?

Soportar el peso de los árboles
entre las almenas engarrotadas
como si el cielo se mancillara
con solo mirarlo: los días grises
permanecen obscenamente,
son las bocas de los que aúllan.
El grito, el dolor, la muchedumbre,
la agitación de la argamasa,
los merlones derrumbándose, algo así
como el desvencijamiento del amor
y sus nanosegundos de imposible
olvido.

¿Puede un hombre encarecer el porvenir?
¿Someter a sus fueros lo inocente?
... ¿Y el viento, madre, dónde está el viento
que hasta al mismo frío ya congela?
El hielo en este pacto sin tacto
sugiere a la paloma sueños
de descoyuntura.
Se atesoran las sienes de la muralla:
obedece izándose como la vida
ya se muere, a pico y pala
y con la tumba.

Enquistamos adioses como el mármol,
pero la yedra siempre ablanda piedras
y los muros caen mecidos
naturalmente por el estremecimiento
de lo vivo. De la caricia.

"La muralla" en Meridiana claridad

"Muralla" en Meridiana claridad
"La muralla II" en Meridiana claridad

"Riders on the wall" en Meridiana claridad

martes, 21 de octubre de 2014

La caída

La caída

Las comisuras de mis labios
miran hacia arriba, mis ojos
hacia el frente, mis pies ya
sortean hábilmente el lecho
crujiente de un otoño
que ya casi duerme.


Porque días en que todo
más claro, todo más claro, las hojas
caen pesadas por la lluvia,
ya no crujen duras las hortalizas
de un tiempo frío y lento,
porque todo más claro dura blando
y ya termina una extinción
de ruina. Y es que las hojas
caen las hojas caen y todo
entonces se ve todo más
claro espacio entre las ramas
que al bosque inundan
con sus tramas de luz
ya caída desde el cielo
hasta el suelo.

Como las hojas.

lunes, 20 de octubre de 2014

El aliento

El aliento

Pienso que no hay otro mundo allí arriba
Más lejano que aquel que contemplan estos ojos,
Donde la Sabiduría nunca se burló del Amor,
Donde la Virtud nunca se sometió a la Infamia.
(Emily Brontë)

El mundo que creamos
ajeno a la naturaleza
nos derrota cada día.
Solo ella nos contempla
como madre imparcial
atenta y justa. Si dolientes,
su indulgencia nos endulzará
el amargor de la mentira.
Si dichosos, bendice
cada nube gris con sus lágrimas,
la tierra se torna tierna,
la luz palidece levando
las anclas del velo
que nos oculta lo verdadero.

—¿Cuándo dejaremos de actuar
como dioses? Seamos
sacerdotes de la humildad,
nuestro natural límite—.

Cuando los hombres construyen
tercos los habitáculos siniestros
de la infamia y la injusticia,
cuando avarientos se desdicen
hasta de la bendición
de haber nacido y reniegan
del dolor de su madre
cuando los trajo al mundo,
entonces la tez cetrina
cubre con su manto de cenizas
la belleza del paisaje luminoso,
nuestros ojos cesan,
nuestras manos se desmenuzan,
nuestras bocas se quedan
mudas del espanto,
gobierna el mundo un imperio
de desdicha. Solo queda el amarillo
pálido de los corazones secos
tan pequeños y arrugados
como aceitunas inmaduras
que ni los pájaros picotean
y caen sobre el desquiciante suelo.

Pero hasta en la infinita tristeza
del paisaje desolado, la esperanza ríe:
Los olivos de la paz
no han hecho más que comenzar
otra posibilidad de existencia:
La ceniza torna el suelo
más ligero y fecundo.

No desesperes, amado mío,
los dos hemos visto rebrotar
el verde en los terrenos
arrasados por el fuego.

La noche en llamas se sucede,
invariable el hueco azul
apasionado de la mañana
abre su boca desperezando
el aliento.

viernes, 10 de octubre de 2014

Clamor

Clamor

Compartiendo crímenes,
tolerándolos todos cada uno
de vosotros y yo somos
crímenes sociales, políticos, legales.
VIVIMOS
la única oportunidad
para el olvido y el recuerdo,
el don de gentes que permite
el rescoldo siempre en llama
de la poesía.

Al calor de la candela
yo te nombro.

No busquéis más.
Lo tenéis delante:
los ojos para adentro
y las manos hacia afuera.

No existe otra
respuesta ni pregunta.

jueves, 9 de octubre de 2014

The little bridge sobre el Río Grande

The little bridge sobre el Río Grande
(a una pasarela sobre el Río Guadalquivir)

siendo un pequeño puente, es decir,
de esos que no se abren
a los mástiles de las naves
a los gallardetes de colores
colgados de sus jarcias
ni a los buques de gran tonelaje
que inundan con su ferretería
el tranquilo y caudaloso río
que aún tan grande apenas
da para acogerlos,
siendo como decía
cerrado puente
me con-formo
con el ruido de los pasos de los transeúntes
la visión de las estelas de las pequeñas embarcaciones
que acogen miradas plenas
de sus verdes orillas, de sus aguas,
de sus transparencias, de sus reflejos.

Siendo como soy
un pequeño puente
me con-formo
no dando
paso a lo soberbio
hijo de su madre.

miércoles, 8 de octubre de 2014

Verde y blanca

Verde y blanca 
(A Dolores Giráldez Alcántara, mi madre)

mi madre era blanca,
una variedad de trigo
que no se disculpa.
blancas sus manos, sus uñas
su pecho, sus hombros,
blancas sus cejas
sus piernas verdes
ya sé que sus ojos
pero su voz verde
que confunden, ellos,
con la mía blanca
y despojo de yerba
verde su tez inmaculada,
su albatros de amuras
cobijaban mi
corazón
verde tan verde
corazón
la semántica piel
vestido
mi duelo de esperanza.
mi duelo.

No lloro por mi madre.
Verdeo por mí teniéndola
cerca dolores, Dolores,
dolores de desconsuelo
blanco.

martes, 7 de octubre de 2014

Noche a ciegas

Noche a ciegas

qué es lo que quiero,
me preguntan las ojeras
de la noche que amanezca
te pregunto como si todo
fuera un continuo
día negro y desteñido
por la ausencia de la aurora,
que no abre los ojos,
que no los abre
ni para
desearme la pesadilla
de no saber qué quiero.

Al pasar por la desgana
me dijo el barquero,
vieja, tienes sarna
y no tienes dinero
ni lo vas a tener,
pero se te hunden
esos pudientes
dedos en tu carne
rascando los tuétanos
de tus huesos y no lloras
ni gritas de dolor.
de qué estás hecha,
vieja, sino de siete
pieles de papel
ya quemado, ya pavesas,
ya espectáculo que vende
la risotada perpetua
de tu organismo sediento
de saber qué quieres
además de rascarte
al ritmo de tu carcajada.

Atardecer con la aurora,
bostezar durante el día,
alimentar con la noche
la dormición de la querencia.

El desamor todo lo puede.

lunes, 6 de octubre de 2014

Depresión

Depresión

Del vergel acústico al mudo
escaparate que en tu boca
se expande y afluye como un río
de orillas evanescentes.
Así la riada se embarca
en mi pecho sobresaliente
sin saber si ya es
sierra ondulada o soy barca
flotando a la deriva de un lago
tan estancado que solo el sol
puede hacer correr,
o lograr que desaparezca
secándolo.

yo ya no estoy donde estoy
ni siquiera aquí tras la í
ni acá sobre la á
o en ella misma o fuera de ella
ni un ser ni existir estando,
ni tan siquiera en el respiro
ya anegado de asfixia:
agua lenta colmada
de silencio densamente
estratificado.

viernes, 3 de octubre de 2014

A miracle

A miracle

Los pájaros pasan por encima
de nuestras cabezas anestesiando
la angustia de no poder volar.

no sé vosotros
pero yo no quiero
morir anestesiada.
Sin embargo, ahora
que lo pienso, mi madre
pedía a gritos
¡sedadme, sedadme!
bendita seda
bendita sea
la angustia que te cesó
y que yo deseo sentir
mientras viva
no quiero
sedarme, vivir
anestesiada bajo la angustia
que me atormenta
sin saber su cese,
su muerte, su fin.

jueves, 2 de octubre de 2014

Desquiciada

Desquiciada

Qué es la puerta, ¿cierre o abertura?

la voz de la imprimación
me proporciona puertas
vueltas del revés. Sujetan
los candados las bisagras,
se cierran y abren
al pairo del viento
de ningún sentido
norte o sur. Por el este
sale el sol
en un mundo redondo
y volumétrico.
Pero, ¿y en el plano
de la puerta meditabunda,
de la puerta siendo?

se alabea ante tanto
vaivén en el vacío.
Sin cabeza urde
a golpes
sobre ningún quicio.
 
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El cuarto claro by Sofía Serra Giráldez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 España License.