martes, 23 de febrero de 2016

Haciendas III

Factor

La poesía escrita no existe. Existen los versos, los poemas, los poemarios, la más o menos hábil asociación de palabras que la hacen evidente, o la manifiestan, pero no son la poesía en sí. Ni siquiera el acto poético, el “traimiento” de lo verdadero a esta costra, el echar la otra mirada a las cosas o el hacer visible lo invisible, evidenciar, hacer ver lo que no se ve, ni siquiera esto es poesía. La poesía es posterior y anterior a él, no la somete la definición, no es la obra, no está en ningún lado, sólo es mientras se percibe, por el creador o por el espectador. Eso es la poesía, un proceso por el que lo verdadero se hace evidente ante unos ojos distintos a los del que padece el “apercibimiento”. Bécquer decía “poesía eres tú”. Sin el tú la poesía no podría ni nombrarse para cada "en sí mismo". El cerebro no encontraría “accidente” que llamar con esa palabra. El tú es la clave poética; por eso el poeta tiene que desdoblarse, honestamente siempre, na-tu-ral-men-te. Porque el poeta no es un actor. El poeta es un Factor.



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