sábado, 8 de mayo de 2010

Canto inefable

Canto inefable

Como un barrunto de luz./
Como si la Tierra se despertara a sí misma soslayando el abandono de su soledad en su propia esfera./
Como si la lluvia no formara cuerpo,/
como si la adelfa suspendiera su floración terqueando contra los tiempos inestables./
Como si la luz no fuera precisa en el sur./
Como si la calma fuese un ser vivo./
Como si la piedra no estuviera muerta./
Como si tu sonido, inhábil y gozoso en la estepa múltiple,/
no aconteciera cuando la desdicha conforma eco./
Como si me abandonase a mí misma./
Como si muriese, pero viva./
Así crezco sobre tu verbo, tu boca limpia y tu abandono pleno./
Como yo muero, mi planeta de órbita inquieta./

Si no nací para observarte, ¿por qué te pusiste delante?/

Un tal vez de asomo de arrogante dicha./
Una gibosa protuberancia sobre la lluvia de azoteas dispuestas en lontananza./
Un vacío, por desconocido, resorte que me impide asomarme a un nuevo tiempo,/
barca asolanada, sin brea ni conversos, sin justa yunta,/
sin alquimistas proporciones…pretil del agua, futuro conforme./

Me asombro ante mi misma ausencia./

Rompo y reconstruyo./
Abrazo intempestivo entre la luz que nos gobierna y las sufridas añoranzas./
Justa quimera recompensada que abraza el orbe inquieto de esta cruel intensidad./
Quebró el sol al suspiro, a la luz, al hábito inconcluso, a las nobles novedades,/
a la gallarda lozanía de una mente en grata penumbra./
Soliviantaron los ecos los recuerdos atávicos, la suerte de la dicha./
Juventud humana./
Sinergia de las cosas bellas./
Bendito panorama./

Como las perlas de ultramar que hubieran depositado sobre la orilla mis gentiles amapolas./
Como un sueño profundo, lozano y suspensorio de afanes./
Como el locuaz blanco que inunda el cielo en las tardes de estío./
Como un supremo haz de vida refrescando la calma rallada./
Como la risa más sincera./
Como tú, acometida mía, que me has vertebrado sujeta a la puerta, a la observancia,/
al asombro, al respiro beatífico de tu yodo./
Como la mar de grande./
Como yo de suelta…/

Sofía Serra (del poemario "El paraíso imperdible", 2009)

1 comentario:

  1. Me cuesta tanto poder decir, que siempre callo. Sólo cabe en mí, cuando te leo, el silencio, el silencio quieto, el silencio lento, el silencio santo. Pero al menos una, al menos esta vez, pues no sé hasta cuándo.
    Eres pura poesía.
    Un beso, Sofía.
    Diego

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