martes, 3 de febrero de 2009

A de "anrealand"


Sobre la distinción entre las diversas disciplinas del conocimiento, es decir, sobre la división entre ciencias y letras, a la que obligan a nuestros chavales en edad de aprender, la diferenciación entre los hemisferios cerebrales y el proto y típico encasillamiento en el que algunas opiniones, al parecer extendidas en el hemisferio occidental (terráqueo) a partir del siglo de las luces (para más inri), hacen, o mejor dicho, obligan a encajar los distintos comportamientos del ser humano, vulgo, contraposición femenino/ masculino, emocional/ racional.
El otro día, nuestro frío y cerebral señor Federer, dio una bonita lección sobre la indigestión que pueden producir las emociones no expresadas a tiempo. Probablemente, si en más de una ocasión hubiera tirado la raqueta por los suelos mientras nuestro Nadal le ganaba los puntos o se hubiera desahogado soltando improperios contra él, probablemente, digo, no habría terminado llorando a moco tendido en el peor de los momentos, robándole de esta forma el protagonismo al campeón del Open australiano. Menos mal que Nadal es un buen chaval educado en la comprensión de las limitaciones, y autolimitaciones, ajenas.
Buenos maestros, seguro que muy humanistas, has debido tener, Don Rafa Nadal. Enhorabuena. Por todo.

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