jueves, 9 de agosto de 2012

Mi mente reina

Mi mente reina

santa y venerable mente
que entoldaste los suburbios
del helio, de ese ciego
y ausente miedo ya.
santa madre bendita
biendices cada sílaba
de mi contenido,
cada año de mi vida, cada noche,
cada tregua, pocas,
cada por cada encina,
de 100 años y sólo tengo 50
cada apretón de manos
me dices, santa madre
de mis cuevas como
el ángel de Leonardo,
dónde se encuentra
la salvación.
el niño juega en el regazo
de la virgen, de la ingenua
aurora que los mantiene
a salvo de las rocas puntiagudas,
de la desdicha salva el miedo
una vez perdido
una vez viviendo
dos veces el nido.
El espanto desobstruye
las arterias de los sótanos,
acá, donde nada más que escarbe
aparecen las piernas blancas,
pulcras y suaves de la diosa
con nombre de mandolina,
los mosaicos anteriores
recuperan sus colores
siempre fueron así
para dar
el tesoro,
escarbar:
la salud perdida en el temido pacto
que los diablos con aspecto de hombres,
también de chivos porque tenían barbas,
aunque es posible que ahora con los recortes
se las sieguen, sellaron
con el otro arcángel
que ahora cae
hacia el infierno
con dos cabezas,
y como todo imperio
con dos cabezas
sucumbirá por la lucha intestina.
Y el orden plácido y natural
para el que naciste
no habrá hecho sino
comenzar.

Salve madre reina mi mente
sobre la letanía del miedo
que ya enmudece.
Nos salvamos sólo
cuando logramos mantener
conversación con los ángeles
de nuestra memoria
aunque sola-
mente mía
en sueños
mi bendición
seas.

Sofía Serra (de La exploradora)

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