lunes, 3 de agosto de 2015

La sed

No recordaba este poema de  "La exploradora" cuando he hecho este verano esas dos fotografías con idéntico título... 

La sed

La endorfina sustantivada
en el beneficio del edénico
recuerdo:

ya que por mi conciencia
me esgrimo como fiel espada
tuya y del nido que construimos
entrambos, cucos somos al fin
y al cabo pájaros presurosos
de la tarde de nuestras vidas.

La naturalidad con la que el agua
muge entre tus dedos, ¿la has oído?,
cómo sacia la sed, nadie la piensa
hasta que falta. Recuerdo el río.
Y el grifo.

No se puede estar en todo
como quien incluye certezas
o sus condiciones
así como yo me extraigo
de los botones de tu camisa,
abrirla, no hay misterio,
sólo lo oculto lanza voces,
el secreto
se oye tanto
se oye.




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sábado, 1 de agosto de 2015

La compañía

La compañía

Se sumaron algunos versos
al continuo de tu boca.
Trabarme entre tantas luces
fue necesario, colmar el silencio
de tus mejillas, entregarme
a un solo punto de tu página
en blanco, presentirme
en el sonido de la miseria
haciendo aguas y calderilla en el bolsillo
de tu mano hueca, mano abierta,
soldado del crisantemo
que se posaba en tu espalda
de soledad y senectud extendidas
sobre el mantel de un jardín
silvestre la melaza
de las flores se evapora,
nosotros la vemos,
algunas huellas de tu futuro se ahogan
en la laguna de las hojas muertas,
agua dulce, inútil lucha la tuya,
el gentío inexcusable sin el don
de la palabra te conminó
al extrarradio: afuera.
Aquellas murallas fueron
pan de alforja,
mas hoy

éramos dos y se quebró
el límite del imperio,
éramos dos atravesados
sobre la corriente.
Hoy tus pasos y las azules rejas
o el transparente de tu medida
taladran otras lindes de la mañana,
y sus solares huecos de noche,
y los vacíos que me dejas.

(De "La exploradora", del ciclo Suroeste.)


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martes, 28 de julio de 2015

Nadie quiere aprender

Pero eso ya lo sabía...


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lunes, 27 de julio de 2015

Los pasos

Los pasos

El círculo dorado se cierra como un puente levadizo. Ya ha surcado la pequeña nave el estero. Era necesario cederle el paso. Ahora ya despejamos de zarzas nuestro puente y el camino de nuestros pasos.



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viernes, 17 de julio de 2015

Y de nuevo de antes llega

Todo me lleva a él, el trampantojo de la luz y el agua y la sombra de la encina, las sillas blancas (aunque sean otras, ya sabes) el blanco y negro que me ha salido, todo vuelve a ese libro, a esos poemas. Los releo y me entran ganas irreprimibles de reescribirlos (anda que no les sobran palabras, je). Quizás deba hacerlo. Al fin y al cabo creo que es él que gobierna, el otro Él. Su timón siempre inclinado marca rumbo al cierre del Círculo, el eterno retorno, la espiral de Fibonacci, también del nautilus, ¡cómo no!, por el mismo lugar siempre sino que un paso más alto... Cualquiera sabe...
El caso es que aquí está.
Mi echarte de menos, como el de La presencia por la ausencia.


domingo, 12 de julio de 2015

Un sueño


Un sueño

No es que no crea en el azar, pero tanto como puedo creer en el orden, en el patrón, eso a lo que nos amarramos para no sentirnos desprotegidos, simples categorías en las visiones humanas, por muy ciertas a simple vista (¿de quién, de qué?) que resulten las repeticiones naturales que interpretamos como síntomas de orden.

Creo que solo las matemáticas tienen la solución para el conflicto entre el azar y el orden, el caos y la repetición, y yo no soy experta en ellas.

Dos simples lecturas de este verano me ofrecen certera solución. En ambos observo las mismas reflexiones aunque reflejen pensamientos con siglos e distancia: la dificultad del ser humano para establecer el nexo entre el azar y lo ordenado, lo previsto.

Al final va a resultar que todas las religiones, todas las corrientes filosóficas, todas las epistemologías solo han intentado, casi sin pretenderlo, intentar abarcar, comprender, asumir, analizar la relación entre una prelación y otra.

Reconozco que cuando oigo a Demócrito cierta paz se apodera de mí. Siempre he caminado entre él y la entidad inamovible de Parménides (mi primer amor). Yo también siempre he buscado la solución al conflicto. Y desde luego no la he hallado.

Lo que sí he hallado es una explicación para mi aversión hacia las expresiones "buena o mala suerte", entendiendo suerte como sinónimo de azar. Atribuir adjetivo cualitativo, no ya digamos moral, a algo sobre lo que no sabemos ni existe me parece ya de arrogancia humana de juzgado de guardia.
Y lo peor es que aún la mayoría de humanos se rigen por ellos, sobre todo los ateos. Esos que se dicen ateos.

Creen en un dios que ni siquiera se manifiesta medio consecuentemente.

Yo creo en la lógica, en la analítica, en la capacidad humana racional y reflexiva y creo en su capacidad emocional e intuitiva, pero sobre todo creo en nuestras limitaciones. No somos dioses. Aunque nada nos está vedado.

Al final, llego al principio de lo que motivó este blog: la voluntad humana como ente sintetizador de todas sus capacidades, incluida su limitación.

El sueño convence y vence. Este sí lo asumo como el regalo de los dioses. Sepamos administrarlo.
No somos inhumanos.

miércoles, 1 de julio de 2015

Asfixia


Asfixia

Desear morir para no vivir
el dolor tiene nombre
de instinto de supervivencia.


Cada despertar anuda
la luz de la mañana a mis ojos
el tirabuzón amargo de la tristeza:
no verte, no oírte, no saberte.
Cada despertar embuda
el canto de los pájaros
en la amargura que me queda,
el fracaso de la dulzura
ante la realidad penitente:
ver, oír, saber
del presente y del futuro
tan desesperanzados.
Un sin ti, un con todo
el dolor de la injusticia
como único aire respirable.
 
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