domingo, 4 de octubre de 2009

Sin pie, dad

Título de la fotografía: Fotografía sin piedad

Así que aquí estoy, en la otra orilla.
No resulta sencillo caminar sobre las aguas, pero
¿quién puede decir que no tenga agallas que me hayan permitido bucear bajo los límites licuados del aire?

Es sólo que ahora me toca callar.
Después vendrán los evangelios, las inasumibles interpretaciones,
pero yo os digo que sólo recordéis esta voz mía, aquélla por la que nombro al hombre sin piedad:
que no os améis, que no os améis como yo os he amado.
Que no ceséis en la cesura de uno a otro,
que procuréis mantener siempre el contacto entre el candente hielo de vuestras mejillas
y la mejilla del contrario, digo del hermano.
Que uséis la prórroga en proporcionar atajo a quién os mira suplicante,
que cimentéis vuestros pies, costureros venidos a menos, sobre la aguja imposible
del tacón cercano, el asesino,
aquél de una sola puntilla, aquél que abre herida en el albero en y la tierra,
y en la franca yerba que ventila vuestras vidas, piolet para el hielo.
Jugad a construid arquitecturas efímeras,
ésas que con el fuego arden en la otra carne viva,
o las que al viento se las lleva el viento tergiversando
los relatos de las vidas inocentes,
seguid con vuestra mutua tortura hasta que terminéis La Labor,
que sólo así el mundo podrá crecer en paz.

(Conspicuo y abrasador este poema me quema como granada con argolla extraída)

Así que aquí me hallo,
en esta otra orilla tan blanca,
y yo tan sedienta como si hubiera navegado por todos los mares , caldo de cultivo órbico.
No oscilo, perpetuamente íntegra, demasiado íntegra.

Así que ya , tras de ti y al paso, solícito y ferviente servidor de tu mirada dispuesta,
me yergo sobre este mar ajeno a los raseros y las yuntas.
Así que, sin arte de magia, sino por humano encono, ahuyenté por fin a las gaviotas salobres,
y, bajo las catedrales cristalinas, renací como una diosa,
afrodita de pensilvania,
quimera enrojecida por el tumulto y la feroz ardentía de las arenas.


Sofía Serra, Octubre 2009

lunes, 28 de septiembre de 2009

Autorretrato a dos manos





Que no me pidan más, que lo he dado ya  todo.
Que no me señalen con el dedo del abaratamiento.
Que nadie me justifique ni nadie ose navegar sobre mis mares (se ahogarían),
que mis tormentas son mías porque yo las creé batiendo el agua con mis brazos

 hasta que no quedó más
que espuma barriendo a los guijarros extendidos en la arena. Dormidos.
Yo no escribo sobre mí.
Yo escribo sobre ustedes y su provecta posición bajo el sol ardiente antes del deshielo.
Sobre los umbrales que os poseen y a su vez me impiden el sorteo de la muerte.
Que vivimos bajo su manto de arrobo cargado de sí misma
y yo no deseo más que cerrar la noche,
cerrarla y obedecer
a esos sueños amables que ocultáis tras los cándidos cristales.

Un ser no es un instante,
un ser es la secuencia, el traspaso de cada infinitesimal límite del espacio sobre su propio tiempo,

y el del otro, y el del otro hielo,
el doblado sobre sí calentándose al son de su inherente frío,
el que construye la física perceptible,
manos y ojos bellos, solvente espasmo de la dicha mientras somos.
Un ser transverbera, proclama sobre el no vacío
la existencia ingobernable que subyace a la marea líquida de este universo
que construimos y habitamos, queramos o no,
como nifes expandidos.

(Así que ya llegaste.
¿Y desde cuándo te esperaba yo?, me pregunto, haciendo inexorable la duda que campea a sus anchas.
Cualquiera sabe.
Cualquiera puede saberlo.
Cualquiera que se moleste en atravesar el borde invisible del deshielo.)


Sofía Serra, septiembre 2009

viernes, 25 de septiembre de 2009

Limen

Título de la fotografía: Limen

Perfil

El limen de nuestro sonrojo, el velo de tu rostro, el umbral del conocimiento.

Tú y tu hermoso y rubio cabello,
tú y tus manos y tu cuello al viento,
tu nuca alborotada en clavel de abril,
y tú, mi novia, asegurando tus mejores velos. Tus brazos peinando el soplo,
tu moño erguido y salvaje esculpiendo el cielo,
tus manos habilitando la estancia inhabitable
y tus rosas uñas componiendo los pliegues del blanco que sorteaban espléndidos las carantoñas sobre mi tul.

…Y los demás disfrazándote con sus rígidos peplos de madera tosca y arcaizante.
Y tú sorteando las arrogancias con tu destreza humana.
Y los demás inscribiéndote en sus archivos sin nombres, en sus tablas sin leyes, en sus juicios sin pruebas, en las reales posaderas de sus previstos mentideros…
Qué injusto, ¿verdad, madre?

…Y ahora,
yo, casi enlutada,
y tú, ya casi ahogada, jadeantes tus brazos de tanto peinarte,
suscribimos ambas,
codos engarzados, pasitos cortos, sonrisas suplicantes de aire insolente,
lo que en su torpeza te regalaron, obsequio de villanos santificado por tus manos:
tu lujo, tu apostura, tu conformidad, tu gallardía...tu don del aire.

Qué ironía, ¿verdad, mamá?, la forma de mostrarse al mundo lo verdadero.

Mi dolor de hoy proclama la injusticia de ayer.
... ¡Cuánto dolor!
Cuánto dolor por tantísima ignorancia en tantos bastardos, y aun con más delito, bastardas, sin padre ni madre.


Sofía Serra, Septiembre 2009

lunes, 21 de septiembre de 2009

Txocolat



Negra amante, cálida copa, abundo sobre tus formas
sumergiéndome en tu fragante aroma estival de tierra mojada
cuando ya nadie la espera, a la lluvia.
Generoso fraude empírico que me barre hacia dentro como para contagiarme de mí,
ineluctable soplo semidivino, mío, nada más bello salvo el ahogo de puro oxígeno,
el hielo embarrado, el hielo achocolatado,
el calor agradecido que recorre mi garganta
penetrando en mi sementera.
Mi tierra llena, mi cauce inundado, mis límpidos rayos de sol entre las encinas submarinas.
Mi poesía, mi lo que haga, mi tú, mi generoso despertar, mi voz luminosa,
mi grito de alegría, mi risa…
¡no sé qué más decir!

salvo que existes de verdad.
Si yo te siento es porque existes. Nombren como te nombren, como tú sólo hay una.
…y yo no nací en la calle, sino fundida en tu horma,
porque no eres más, aunque me equivoque,
que mi propia osadía.


Sofía Serra, septiembre 2009

sábado, 19 de septiembre de 2009

Acróstico de la fuente

Título de la fotografía: Acróstico de la fuente


Acróstico de la fuente

Soy una circunstancia universal recogida a contrapié por las alas de la serpiente emplumada,/
obscena paradoja del tiempo en el pasado sin lugar,/
recolectora de las mismas causas que en racimos cuelgan/
grávidas, sin tierra donde ser sembradas más que en aquélla sin posibilidades,/
infecundo manto que cubre el cuore de cualquier planeta viable,/
nife expandido./
Tú y yo hablamos bajo la sombra del magnolio en flor, como el Poeta,/
xerófilos y ardientes de nosotros mismos. Somos ave fénix,/
única vida posible en la boscosa espesura preñada de encendidos muérdagos./

(Sofía Serra, septiembre 2009)
 
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