jueves, 6 de agosto de 2009

Entre-acto

Título de la fotografía: La calle encelada (Entre el cielo y la tierra II)

¿Y cuándo no realizamos sólo bocetos?

Entre-acto

Aquí, sobre el canto rodado de esta higiénica situación,
granito labrado y ahuecado con el trabajo de los verdes siempre activos,
se levanta la escultura amena de una vida que transmite paz y presencia.
Comienzan los diluvios de azul fresco al anochecer,
breves y leves como el tiempo sobre mi carne, como la espuma saltarina de la ola
sobre su propio estómago de esmeralda lúcida.
Los adoquines cobran vida de entre acto,
actores liberándose de sus disfraces y maquillaje para permanecer más mudos que ante la platea.
Reservan, para el después, el interno tiempo que los mantiene vivos como muertos, a la espera de la liberación que les otorga el charco espejado.
Y de nuevo, se desperezan ante la experiencia de su lozana gallardía.
Conceden su alma al mundo.
Justifican para sí mismos su existencia.

Las piedras sobre piedras lamen las heridas de las perras,
animales sintéticos de auténtico peluche originario de los panes de la vida.
Culminan su tarea, de sustentadoras, proclamando alivio sobre la tormenta,
limpiando con su impermeabilidad las esquinas de las almas torcidas,
alabeadas en romboidal geometría, desconcertadas ante el súbito giro de la superficie terráquea que se rompe al compás del salto del eje sobre el eje:]
el sol caminando, paso tras paso, por la lluvia de planetas ensordecidos.
Se rompe el tiempo, que al fin y al cabo es mi compañero.

(Sofía Serra)

lunes, 3 de agosto de 2009

Corazón, verde y joven corazón


Título de la fotografía: Corazón, verde y joven corazón


Sé de más verdes corazones que los que la cristalina sombra y la senectud
]
ahuyentan.
De donde yo llego, todos se funden en algarabía armónica y cromática. Allá, el verde es tan sólo un color.]
Camina el soldado por la desierta llanura poblada de esmeriles y rubia yerba agostada,]
sobreentendiendo que,
a su paso,
el sol sólo hace vegetar lo que de astro necesita,
cuando,
sus hombros, su gentil nuca y su verde corazón, soportan el peso consumado de la existencia,]
los valles poblados y la misma cordillera renqueante, cuajada en cojeras al son de la irrevocable cadencia de]
sol muerto,
sol vivo,
luna con el orbe,
tierra de planeta sobre la estera de la puerta en el zaguán de la nomenclatura de aquél ]que padece y no sonríe.

Ah!, mi verde y joven corazón,
eterno bajo las pieles ajadas por el acomodo y las jactancias,
bajo las víctimas,
los ruidos externos y arrugados, los síncopes de las ajenas melancolías,
las cortapisas a tu propia pista… ¡ah!, qué bien combates como valiente soldado, corazón, ¡verde y joven corazón!]
Tan solo.
Tan solo...

Tú, arquitecto de pirámides prodigiosas, único posible guerrero cuando el silencio no deja ni piedra sobre piedra allá en la tumba.]

(Sofía Serra)

sábado, 1 de agosto de 2009

Sobre los tan renombrados derechos de autor

Título de la fotografía: Para el club de los poetas "VIVOS"


Para todos los que ya no "cobran", pero continúan alimentando nuestra inteligencia.
Para quiénes "hacen" y no registran sus obras por pura ética humana.
Para quienes consideran que todos los seres humanos somos realmente iguales, y si de mí brota, tambien pudo brotar horas antes o días antes, la misma obra, la misma palabra, la misma melodía.

¿O es que debemos desestimar ahora lo que tantos siglos tardamos en conquistar, la conciencia de igualdad entre los seres humanos? A ver si va a resultar que los dedicados a esa otra actividad que podríamos calificar como artística o intelectual, somos los que vamos a terminar por mantener predogmas arcaicos, los que en última instancia vamos a lastrar en verdad el progreso humano.
Somos cinco mil millones más o menos, ¿cómo, por una simple carrera de velocidad hasta el registro de la propiedad intelectual, se puede marchamar, y manchar, lo que a todos pertenece?
Resulta muy gratificante poder construir, parir un hijo, pero ¿de verdad alguien , por muchos registros leguleyos que así lo dijeran, podría hacer que yo dejara de sentir que ese hijo nació de mí? Hasta ahí, justo sólo hasta ahí, creo que debe llegar el brote necesario de vanidad, que no considero punible, sino hermosa en su justa medida, de la que toda obra nace y con la que todo autor debe sentirse gratificado.
Todo lo demás es silencio, (Shakespeare) ... o sólo comercio.


Soneto del autor derecho

Si de mi boca brotas limpia y libre,
presta para la batalla y la paz
que todo lo mutuo humano concibe…
Si del gobierno al parirte real

te libero a tu propio ser vital,
que eres como hija tierna de mi urdimbre
ya fondeada en mi cárnico mimbre,
ya conteniendo en tu hartada humildad

a todo el selvático ser del Hombre...
¿Cómo asfixiarte con la atocha dura
del desecho de humano, que no es pobre
en inmundicia, sino prueba ruda
de su propia avaricia? Que te nombre
quien te nombre, de mí naciste pura.


(Sofía Serra)

viernes, 31 de julio de 2009

Canto de independencia II



Título de la fotografía: En rima con el cielo y la tierra

Canto de independencia II

Sobre la tierra abandonada a su propia naturaleza


Porque no eres como yo, vivo como Hombre, ajena a las saladas sienes de Sodoma y Gomorra,
como la amante de la caballería indómita.
Que por tus no-pies serenos, yo logro caminar otorgándome la dicha del devenir y el cansancio de la no posada.
Que por tu quietud consigo alejarme, volver a nacer como ente primario exento de inercia estática.
Que gracias a ti me muevo, y no muero, y así, consagro plenamente mi naturaleza de humana naturaleza.
Que gracias a ti puedo estar siendo lo que soy, transeúnte del espacio, compañera del tiempo, visitante de uno y a uno, y una,
y otra vez, registradora de la inocencia perpetua hasta habitar el encuentro ineludible con la esencia
que nos suministra, enlodados en tu cauce felizmente húmedo, Madre Tierra,
que Tú persistes siendo, más que permanencia, ausencia.
Gracias a ti, y sólo a ti, de ti puedo ahuyentarme, para conseguir la sutil y humana evanescencia que llora y canta por sí misma.


(Sofía Serra 29 julio2009)

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Poesía rima con utopía



Título de la fotografía: En rima con el cielo y la tierra


Todos mis amigos están muertos o por venir.
En aquéllos me encuentro y con ellos comparto,
Los sobrevinientes me hallarán, para ello poetizo.
Mas no tengo en mi pleno tiempo con quien conllevar.
Ni lo deseo.
Sólo puedo creer en lo que veo, mis ojos, tus ojos, el azul del cielo y de la calle,
la paradoja y a la vez el hallazgo interminable, como el río sin sombra ni cauce mas que previsto por mí.
Si sólo yo puedo verlo, ¿cómo lograr convencer?
¿Cómo hablar de lo inefable?

(Sofía Serra)
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El cuarto claro by Sofía Serra Giráldez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 España License.