A los cuatro vientos
amor de ojos al sol
y de sombra, si me dejas
la presbicia en mis bases,
¿de qué pie cojearé yo
sino es de ti, de tus tobillos
y tu orgullo?
no me abandones en esta primavera
blanca tan llena de lo mío.
mira tú, que no necesitas gafas,
que yo sin lo tuyo, claudico.
Al sur te necesito,
y a los tres que no se nombran
les pido tu mirada:
que un punto convergente
de luz atraigan el frente
de tu perfil a mi escena.
todo es extraño:
río aunque llore mares.
todo permanece salvo la espera.
Ella se va. Yo me quedo
en la rosa de los vientos.
jueves, 19 de diciembre de 2013
miércoles, 18 de diciembre de 2013
La caída
La caída
las comisuras
de mis labios miran
hacia arriba, mis ojos
hacia el frente, mis pies
ya sortean hábilmente
el lecho crujiente de un otoño
que ya casi duerme.
porque días en que todo
más claro, todo más claro, las hojas
caen pesadas por la lluvia ya no crujen
duras las hortalizas de un tiempo frío
y lento, porque todo más claro dura
blando y ya termina una extinción
de ruina. Y es que las hojas
caen las hojas caen y todo
entonces se ve todo más
claro espacio entre las ramas
que al bosque inundan
con sus tramas de luz
ya caída desde el cielo
hasta el suelo.
Como las hojas.
las comisuras
de mis labios miran
hacia arriba, mis ojos
hacia el frente, mis pies
ya sortean hábilmente
el lecho crujiente de un otoño
que ya casi duerme.
porque días en que todo
más claro, todo más claro, las hojas
caen pesadas por la lluvia ya no crujen
duras las hortalizas de un tiempo frío
y lento, porque todo más claro dura
blando y ya termina una extinción
de ruina. Y es que las hojas
caen las hojas caen y todo
entonces se ve todo más
claro espacio entre las ramas
que al bosque inundan
con sus tramas de luz
ya caída desde el cielo
hasta el suelo.
Como las hojas.
martes, 17 de diciembre de 2013
Graphos Ilustrado (1908)
Ya tenía ganas de poder dar con este archivo "perdido" en mis cajones. Extraigo tres capturas. Creo que podrán leerse medio bien. Después va un etcétera. Muy largo. Hasta nuestros días. Y lo que queda hasta que se consiga hacer entender.
El mayor nigromante
—Editor: Sofía, lo siento, tenemos cerrada la planificación del próximo año.
—Yo: XXXXX, ¿sabes que siempre se obtiene la misma respuesta cuando se envía a editoriales?y yo siempre pregunto, o digo: pues decidme cuándo envío para que mi original pueda entrar en el cupo del siguiente año...entonces ya no responden¿lo harás tú?¿Imaginas el proceso kafkiano al que es sometida una mente con esta dinámica de respuestas que todas, absolutamente todas, las editoriales dan?
Este es el esquema por defecto, el patrón de diálogo habitual con una editorial a la que una se decide a enviar sus originales. Sin excepciones. Durante dos semanas, creo que ya tres, en más de una treintena de ocasiones, el diálogo se repite una y otra vez.
Es evidente que con esa respuesta, aunque pueda ser sincera, se ocultan todas las demás posibles: no tenemos dinero, no nos interesa publicarte porque vives lejos de aquí, no perteneces a la tribu, etc.
Por supuesto el original no se lo leen (yo sí sé lo que es leer 70 originales al mes). Normalmente lo eliminan.
Hoy he decidido seguir las recomendaciones de mi psiquiatra (gratuito, es de la familia, y quizás la mejor psiquiatra de Andalucía) y me tomo el primer tranxilium del día.
Mi hijo me da la respuesta: "... la necesidad de tu poesía para verse en papel, de que pueda leerse en físico, incluso de poder contemplar como un "objeto" en la mano aquello a lo que te dedicas no puede verse sometida por el estado al que te lleva. Es contraproducente, no ya para tu poesía, sino hasta para tu propio bienestar físico."
Y concluyo. Son incompatibles de por sí. Siempre lo he sabido, ese es el concepto que siempre he desarrollado y en el que creo. La poesía es incompatible con la costra dura de la nomenclatura. El acto del negocio, de la tesitura, de la competición (por ejemplo los premios), son ética y estéticamente incompatibles.
Yo, como soy de nervios a flor de piel, quiero decir, estado de transparencia summa lo mismo para exponer que para absorber, sufro mental, emocional y hasta físicamente el encontronazo que el roce entre estos dos mundos conlleva.
No soporto ni la incongruencia, ni la desinteligencia (¡cuánta torpeza, falta de habilidad y de conocimiento en tantos personajes que se deciden a montar una editorial!), ni las tapadillas, ni los subterfugios, ni la arrogancia (¡cuántos presupuestos de ignorancia sobre el autor con los que coronan su testuz algunos editores!), y aún menos, los fraudes. Cuántos libros de "buenas" editoriales publicados al socaire de gravísimas situaciones personales de los autores, cuánta mentira cuando una editorial se decide a apostar por algunos equis libros, cuánta, en definitiva, negación del ocio que presupone la hechura del arte.
OCIO, sí, que no significa falta de esfuerzo, sino todo lo contrario, un infinito esfuerzo hecho sin la pre-tensión de obtener un beneficio, sea el que sea.
Después "hablan" de los políticos, de los banqueros... Este mundo, el editorial, es el mayor nigromante.
Juega con lo único puro que le queda al ser humano.
Por tercera vez en mi vida decido dejar de enviar en este mismo instante originales a "editorial". Hace ya más de dos años de la última.
Pudiente
Pudiente
Antes del ayer
Escribí un poema
Para celebrar
Tu adviento voy
A seguir pidiéndote
Para así poder darte
Un final feliz
Herrumbroso y seco
De navidad o diciembre
Sin ninguna carga
De misterio: el amor
Todo lo puede.
Antes del ayer
Escribí un poema
Para celebrar
Tu adviento voy
A seguir pidiéndote
Para así poder darte
Un final feliz
Herrumbroso y seco
De navidad o diciembre
Sin ninguna carga
De misterio: el amor
Todo lo puede.
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