Parménides fue mi primer amor que eres tú
es que necesito rei
vindicarte.
si estás ahí
estás
porque tú y yo
así lo quisimos
nos convino en un modo
esta especie
a nuestro modo
de hijos futuros de caínes
y abeles redomados
en sus encuentros de hienas
que solas miraban,
qué solas miraban
las leonas que se acercaban,
los leones que descansaban
ellas llevan las mismas tetas de mi sexo
ellas llevan los mismos te(s)tos de tu sexo.
Yo no amo a los alacranes
injustamente.
Yo en nada injusto te amo, hombre
recio, simbiosis
de la Costra en mis sienes
de cabezos.
Mas sí te necesito
en mi pecho unido
a mi cerebro amarillo.
Ella es la enemiga que creamos.
Y ella me ha robado
lo que más quiero
lo que más deseo,
lo que necesito,
a mi compañero en la vida
de esta física tesitura.
Qué te habrá robado a ti
Ella.
No importa seamos más
o menos Dios
diría si existe más allá
de los claveles y las fuentes.
Pero este lugar de presente,
siempre el sitio,
anhela su justicia de tiempo,
como ya te dije algún día,
nuestra compañía.
Y en él, si tú no hablas,
no hay luz que brille,
eje que la decline
o sombra que la represente,
fuera lo que dijera Platón
y todos los que tras él
malinterpretaron.
es
que yo me quedé allá junto
a los presocráticos,
a la intemperie
de nuestro
al final
primer
encuentro.
Sofía Serra
martes, 18 de diciembre de 2012
lunes, 17 de diciembre de 2012
El perro de agua
El perro de agua
esos tamaños grises de tus huellas
en la orilla me hablan de tus pies.
ah, cuánto tuvo que dolerte,
¿verdad?
Verdad.
abrir la cola en canal,
despegar
escama por escama,
separar
cada espina
extraer
cada nervio
llegar
a la médula,
y oh, sorpresa, era bífida
como tus ojos y tus manos
y hasta tu cerebro.
A partir del hueso
ya sufriste menos,
sencilla operación
de invertido camicace
que en vez de suicidarse
multiplica su mitad
corporal
desde abajo,
lo único
que se necesita
para ser
el hombre andando
desde arriba
golpea el mar
con la fuerza de su puño.
quedaba lejos
tu blanda apuesta de soslayo
y penitente reserva yo
qué más querer que
ser tu herida
para que así
me lamieras.
Sofía Serra (De Los cabezos amarillos)
esos tamaños grises de tus huellas
en la orilla me hablan de tus pies.
ah, cuánto tuvo que dolerte,
¿verdad?
Verdad.
abrir la cola en canal,
despegar
escama por escama,
separar
cada espina
extraer
cada nervio
llegar
a la médula,
y oh, sorpresa, era bífida
como tus ojos y tus manos
y hasta tu cerebro.
A partir del hueso
ya sufriste menos,
sencilla operación
de invertido camicace
que en vez de suicidarse
multiplica su mitad
corporal
desde abajo,
lo único
que se necesita
para ser
el hombre andando
desde arriba
golpea el mar
con la fuerza de su puño.
quedaba lejos
tu blanda apuesta de soslayo
y penitente reserva yo
qué más querer que
ser tu herida
para que así
me lamieras.
Sofía Serra (De Los cabezos amarillos)
domingo, 16 de diciembre de 2012
De qué habláis
No hay forma.
No hay modo.
No hay nodo.
No hay nada.
La pura pereza
por agotamiento.
De qué habláis.
No hay modo.
No hay nodo.
No hay nada.
¿Qué puñetas hago con un poemario que lleva dentro suya tantas fotografías como poemas?
Me canso de explicar. Me cansé de explicar. Ya ni lo intento. No entiendo por qué hay que explicar tanto. ¿Tan difícil es percibir, ni siquiera leer, que todos los comienzos de poema empiezan a un tercio de la página por imposición del diseño editorial? ¿Por qué me pasa esto?
¿Por qué resulto ininteligible para el resto de mis semejantes?
La desesperación.La pura pereza
por agotamiento.
Menos mal que suena el himno de la antigua URSS, hoy el de Rusia, con otra letra que ni entiendo ni deseo entender, me da igual a quien represente ( o no). Su música, su música, su voz como instrumento musical.
De qué habláis.
Oler unos ojos
Jamás una fotografía.
Jamás una palabra.
Que no olvido.
Somos sentido
del uno nuestro
del otro ángel
de nuestra guarda.
(Sofía Serra)
Jamás una palabra.
Que no olvido.
Somos sentido
del uno nuestro
del otro ángel
de nuestra guarda.
(Sofía Serra)
sábado, 15 de diciembre de 2012
La lírica
La lírica
Mi cuerpo de hembra mayor
siendo mente objetora
de sujeta trascendente
de mi voluntad,
que ni aún ahora.
Después todo se hizo
como la vida que todos
disponemos.
Todo está escrito,
yo os lo digo, mujer
del siglo XXI,
todo lo han escrito
para nosotros, seamos quienes
seamos los que llegamos
o vivimos en la noche
del jardín azul.
Hasta los cabellos blancos
enredados en mis dedos saben
a música
mía tu música Noche
sola noche
azul por blanca
que te nombraran
sé bien
nunca
te viviré
más dentro
mía,
es decir,
en mi nombre
eres tú.
Mira que amé a los Beatles, mira que conformaron agua de mi agua, que congratularon la correntía de mi sangre por los cabezos azules de la adolescencia. Allá ellos ya muertos, yo los descubría, cono siempre, mis mitos, mis dioses, todos ellos han muerto siempre antes…
Nada como su música, su armonía entretanto descabello. En ellos todo se evidenciaba, la necesidad de aprender, mi gusto por el lenguaje, mi necesidad de héroes.
Pero hete aquí que a través de ellos descubrí la canción (es “canción”, pieza menor musical) Nights in white satin.
Y entonces todo encajó.Mi cuerpo de hembra mayor
siendo mente objetora
de sujeta trascendente
de mi voluntad,
que ni aún ahora.
Después todo se hizo
como la vida que todos
disponemos.
Todo está escrito,
yo os lo digo, mujer
del siglo XXI,
todo lo han escrito
para nosotros, seamos quienes
seamos los que llegamos
o vivimos en la noche
del jardín azul.
Hasta los cabellos blancos
enredados en mis dedos saben
a música
mía tu música Noche
sola noche
azul por blanca
que te nombraran
sé bien
nunca
te viviré
más dentro
mía,
es decir,
en mi nombre
eres tú.
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