domingo, 29 de noviembre de 2015

Me acompaña (I)


SONETO I

Osé, y temi; mas pudo la osadia
tanto, que desprecié el temor cobarde,
subi a do el fuego mas m'enciende i arde,
cuanto mas la esperanza se desvia.

Gastè en error la edad florida mia;
aora veo el daño, pero tarde;
que ya mal puede ser, qu'el seso guarde
a quien s'entrega ciego a su porfia.

Tal vez pruevo (mas que me vale?) alçarme
del grave peso, que mi cuello oprime;
aunque falta a la poca fuerça el hecho.

Sigo al fin mi furor, porque mudarme
no es onra ya, ni justo, que s'estime
tan mal de quien tan bien rindio su pecho.

Fernando de Herrera. Algunas obras. Edición al cuidado de Begoña López Bueno. Sevilla, 2014.


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1 comentario:

  1. Otros muchos hay que como vuesa merced sostiene, Fernando Herrera, pechar han con pasados desafueros y que en vez de enmendarlos cuando hacerlo fuera extemporáneo, confórmanse con aventar la inquina que los reconcome y, a modo de espita de tonel que libera el gas del vino que fermenta en su barriga, pergeñan versos preñados de rencor, desdén o prosas hirientes, despectivas.
    Así escribía yo, simulando un caso semejante, esta décima simétrica, bien medida, destemplada y consonante:

    Confieso que no te quiero
    y a fuer de sincero digo
    que si me casé contigo
    fue solo por el dinero
    o acaso por tu pandero.
    Pené todos estos años
    poniendo al sufrir redaños,
    coraje, bemoles, cuajo,
    sin importarme un carajo
    tus cuitas, males y daños.

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