jueves, 20 de diciembre de 2012

El fin de un mundo

El fin de un mundo

(a los poetas europeos de mi generación
 y la ominosa atmósfera que envuelve su poesía,
 tras la lectura de este breve informe.)

quizás, si os hubiesen faltado
los bienes materiales, vuestras palabras
serían más alentadoras.
quizás, si no hubieseis disfrutado de la paz
sino que hubieseis padecido el horror
de la guerra, vuestras metáforas
habrían hablado del amor,
de la belleza de lo que perdisteis
hace tanto tiempo: el contacto
con vuestra propia voluntad de desear
un mejor tiempo por venir.
Sin embargo, habéis dejado rastro indeleble
de desasosiego, de frialdad,
de amor contaminado de hierros,
de humos urbanos, hasta de olor a caca de perros
(cuando ninguno habéis recogido
ni una tan solo todas las mañanas de vuestra vida).
probablemente, el cálido amor y la alegría
de la justa naturaleza no encontraron
sembrado donde desarrollarse,
poetas europeos,
porque sencillamente vuestros cuerpos
no necesitaron. estaban saciados.
ahítos de bienestar
ha sido losa el techo
que os construyó papá
Estado.

esto no es europa. yo aún sé
Valorar
la belleza de una flor,
la grandiosidad del horizonte del mar,
el calor del abrazo de mi amado o de mi hermano,
yo aún puedo reír (yo quiero poder reír,
todos los días lucho por poder reír)
cuando mi hijo hace una de las suyas.
yo no soy de europa,
mi alma se ha sentido siempre abierta al mundo,
con un pie en la geografía de la carencia
y el otro en el de la generosidad de la tierra,
con mis brazos abiertos a la luz del sol
y el refresco de la lluvia.
los cabezos amarillos lo saben,
ellos guardan en sus lechos de polvo
la Verdad.

Doy gracias por haber vivido
más al Sur de un norte.
Doy gracias por haberme puesto
yo misma la vida difícil.
Doy gracias por no haber apostado
ni por el bien material ni por la fama.
Doy gracias por haber necesitado.
Doy gracias por haber echado de menos.
Doy gracias por haber podido conservar
mi gratitud a la vida casi intacta.
Mi cielo es alegría cuando brilla su azul.
Mi cielo es alegría (por el agua que trae) cuando brilla su gris.
Mi cielo es humana célula espejo
de la Belleza.
Mi cielo es aire
donde los cabezos amarillos
navegan sinuosos al encuentro
con las alas pobladoras
de la esperanza en el verde del mar,
de la ilusión en la llegada de la ola desde la otra orilla,
de la voluntad
en la necesidad
de luchar para poder
Dar.

prefiero sembrar encinas,
que mis pies padezcan heridas
al andar descalzos sobre los ostiones
que comer pescado congelado.
me alimenta la luz del Sur.
puedo mirar de frente al sol
sin que mis pupilas se quemen.
el amor me lo dio el amor que di,
mi esfuerzo por criar y crear
allá donde ustedes sólo asolasteis
con la losa que aceptasteis.

ahora, La Gran Madre os acoge:
se os reseña, descansad
en vuestra tumba.
yo sigo viviendo
Siendo
aunque mañana muera
el mundo.

Sofía Serra (De Los cabezos amarillos)

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