miércoles, 3 de marzo de 2010

Antes del sueño

 

Título de la fotografía: La fuente de los inocentes


Extracorpórea

Yo ya estaba aquí cuando tus ojos llegaron./
En la sorpresa cuando florecieron las lilas,/
en la calma del frío cuando llegó la noche/
templada que al relente se ofrece sudando:/
mi decrepitud de ente abusivo sobre las horas./
Yo ya no soy más que remedo de cierta espesura,/
un combate contra el muro, lento-muerto-duro,/
ya tan mayor y tan nula./
Ya tan vieja y tan parca./
Ya tan torpe con vida./
Imposible la aurora, imposible/
azul y verde, imposible/
soledad./
Imposible más que en la justa muerte de los que no velan./


¿Sabes?, tiene poco sentido, o ninguno,/
hacerte crecer mientras/
mis semejantes se destrozan las arterias,/
golpes bajos unos, otros a pecho abierto, así,/
como en el quirófano de trasplantes:/
Su ser latiendo tan vivo entre las manos/
de latex, tan vivo,/
vulnerable y solo/
y yo aquí, tras este cristal que golpeo con mis puños/
para llamar, para llamar, para que abran,/
para que me dejen cuidarlo./
Y los carniceros juegan al fútbol con él,/
y él bota entre los témpanos de hielo,/
y rueda entre las garrigas espinosas del asolado páramo/
ese corazón, mis corazones derramando lágrimas y sangre/
de seres humanos dolientes y buenos, y no se quejan, mis reyes,/
¡no tienen voz!/
Pero yo los oigo. ¡Cómo su dolor me bate en el mío propio!/
tan caliente, tan tierno, tan vivo en su cama de piedra,/
siempre despierto llorando./
Si al menos mis lágrimas lograran verdear el suelo duro/
o el espejo de mi cerebro consiguiera derretir el páramo de hielo.../


Pero no, no y no./
Mis puños son pequeños,/
mi voz inaudible, han sellado en cámara estanca/
a la tierra escenario de la tortura./
Y mis corazones, mis corazones, siguen/
rodando entre las botas de tacos de los hábiles jugadores que a patadas/
los derraman./
¿Comprendes por qué es inútil hacerte crecer?/
Tú estás hecha para besarlos, acogerlos en tu seno, sanarlos/
y luego depositarlos en sus hermosas estancias,/
y así, dar luz a los fanales que durante un tiempo,/
el tiempo del sufrimiento, debieron quedar cerrados./
Pero hoy, y desde hace ya tanto, te siento tan inútil.../
Y todo es por este cristal a prueba de amor/
en el que nunca he creído, y ahora/
me rompe la frente haciéndome agujeros en estas manos/
que se deshacen en polvo de cenizas de pura impotencia./
De dolor de muerte viva en este pecho latiendo./

Sofía Serra , Marzo 2 de Marzo de 2010, 23:30


1 comentario:

 
Creative Commons License
El cuarto claro by Sofía Serra Giráldez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 España License.