El tan-tan
He pasado mala noche
soñando que había perdido el móvil:
no sé qué
me
llama
a perseguir qué
añorando qué
en mis manos
cuando no hablo a
penas más que con el
cielo y su azul sazonado de silencio.
Si él quisiera contactar conmigo,
tan sólo tendría que expresar sus dudas,
permitir neblar su callado
con nubes de timbre bruto
retumbando en mis oídos
hasta lograr despertarme
de tan ridícula pesadilla
y justificar así su presencia
en el baúl de mi humor-
-amor indispuesto contra él,
contra todo. No soñar
que recupero la lluvia
en mis manos empapando
mi pérdida tan
sola mi pérdida tan
seca mi pérdida tan
suya
de mí
y mi móvil
de añoranza por
el cielo gris,
sino vivirla.
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