La flecha del tiempo
siendo verdad rosado
el color de la aurora,
no es menos certera
la confusión celestial
que me procura su sitio
en el borde del ocaso
donde me hallo
perdida entre la noche y el día
el final y el comienzo
de no sé sino más bien
un tiempo
sin principio ni término
así como la ilusión retardada
del simultáneo acontecer
del instante: una eternidad
sin dios observante
salvo el don divino
de la palabra como dardo
en la diana de lo inabarcable.
No hay comentarios:
Publicar un comentario