Nuevo hombre en la cruz
Verte en verde puro quisiera
ausente de tus férreas estampidas,
lenta en un segundo presiento
tiempo al sol de ese tulipán equivalente
que me llama, me pregunta, me requiere:
¿Por qué?, ¿por qué no bebes?
Y tus manos amasando
espinas. Como ya no se te
clavan…
Al verde quiero sostenerte:
Flamearás sucediendo en el vacío
hasta que el celo mudo de tu viento,
si es que mientes,
se haga hueco en la cruz de tu pecho.
Y entonces se abrirá el cuero
herrumbroso. Y el manantial borboteará
de las cuatro paredes de tus brazos.
Y el sol del aullido iluminará
las doradas clavijas como si
fueran brotes verdes: verte
como si no te hubieras
zanjado. El campo de cuerdas
de hierro tronará en rasgueo
salvaje
de tu boca que reirá llagando
el aire que hoy permanece
ileso… Como muro, como vano
a la muerte en la que tañes
preso de esa cruz en la que te clavas,
que ya no sé,
yo no sé, no sé
con qué manos
apuntalas esos clavos a
tus palmas.
Hombre de cuatro brazos,
mutante de esta tierra
morada por la espada de tu arado
que me llama, me demanda, me pregunta
de qué te sirve ya ese par de alas.
(Sofía Serra, 2010)
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