Son tan grandes y tan ejecutivos los santos mediocres y calvinistas, son la jerigonza de los cantos endiosados y púdicos huéspedes que asolan este páramo incendiado de la tierra enlosando con sus santas medianías, sus terroríficas mansedumbres de soldados sin cabeza que santa pena provocan en la yerba, qué santo silencio en las piedras que ya ni se lamentan, calladas soportan el peso de tanta tonelada de molienda informe, tanto vacío de hombre escondido tras unos cuerpos que parecen. De humanos.
Sofía Serra (Correcciones de La dosis y la desmedida)