La promesa
Bulle el carnal donaire aun, y aún, silente
mientras se desliza el sedoso limo
patinando sobre las antaño
pulcras piedras. Desacuerdo
entre la marmórea frigidez
y el entibiado hálito del vellón
que las envuelve y acuna.
Borbotea el líquido sometido
por tan leves y aéreas armas
y el futuro vaticina su nombre
de presente sin un pasado
que lo augurara.
Cuando mañana croen los sueños
de los prometidos renacuajos,
el alma licuada del arroyo,
ya sin áridos recuerdos,
irá muriendo pletórica
de vida.
¿Y voy a ser yo menos?
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