Nadie
Y aunque no sea nada
ni nunca ni nadie en mí
grabará barro
de las letras de tu letra
en el nombre de lo innombrable
y puesto que no soy nada
ni nunca ni nadie
tu grave peso
de hombre bramido
tendrá tundra
donde servir
de habitante, y eso,
ventrílocuo mío, es un privilegio
que, que yo sepa,
no corresponde a mortal
como yo, que no soy nada
ni nunca ni nadie borrará
por tanto.
(De "La clave está en los árboles")
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