La obsesión
Descerrajarte de un solo tajo
como si solo miembro fueras
de un cuerpo que se tensa
y se cierra como un candado
de ferretería, como un maniqueo
porvenir donde no hay más que dos
posturas, una lucha
sin cuartel ni refugio
de primavera, un amago
de amor, una guerra
intestina sin escudo
ni armas que me traspasen,
un doble nudo de nada
con cadenas de anclas,
el alambre de espino clavado
desde las púas silentes, dos
fuerzas desgajando mi tierna carne
en direcciones opuestas
hasta lograr la perfecta herida,
la infecta, la sangrante,
la sin cicatriz posible.
(De "Extinción de ruina")
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