Luces (dormición)
Me ama la madeja de los puentes hilvanados entre sus ojos y el lamento del agua visible, me desencadena la fuerza gravitatoria de un mundo lechoso y partido cuando suspiró por su último edén. A veces, solo en algunas ocasiones, las menudencias cambiadas de sitio, reordenadas en la página en blanco que estreno, me sugieren la abocancia al día, a este día. Llegas a la siesta de las luces. A veces, ellas también duermen. Hoy percibo su somnolencia, su administración de mis sueños. Velan por mis talones en su inentendimiento. Me conciben aunque no me sufran. Pero no me padecen: yo las acuno.
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