A miracle
Los pájaros pasan por encima
de nuestras cabezas anestesiando
la angustia de no poder volar.
no sé vosotros
pero yo no quiero
morir anestesiada.
Sin embargo, ahora
que lo pienso, mi madre
pedía a gritos
¡sedadme, sedadme!
bendita seda
bendita sea
la angustia que te cesó
y que yo deseo sentir
mientras viva
no quiero
sedarme, vivir
anestesiada bajo la angustia
que me atormenta
sin saber su cese,
su muerte, su fin.
Ay, Sofía, precioso poema, tan bien construido.... Y la primera frase, qué imagen tan profunda. Muac, muac, muac.
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