La sonrisa del cangrejo
se engullen abisales
cada paso dado cada paso,
cada paso más lejos, cada paso
un solo hacia atrás, hacia atrás
sentencias y gravámenes
en la cota del cuartel
de la senda que llega
a la playa a las rocas
y las horcas
de los cangrejos:
cada paso dado,
un menos cerca
boca aplastada,
una herida más llena.
cada pico cada paso de lado,
cada paso más lejos, un paso
de vuelta en este fallo
de guarda y estorbo
impasible de cuanto desea
la orilla y el cangrejo le quita,
le roba, la imita
cada paso dado
un menos cerca
a su lado, cada nieve desecha
un plomo de lado,
cada paso, cada paso, cada paso
uno hacia atrás la orilla
me ha echado encima
la tonelada de tierra
que me sujeta
en esta torpe entrevista
con las rocas y la arena mojada
que pegajosa e inútil
soporta el peso
de tanta mole engolada
giran los cabezos
su curva se asoman
al circo revuelto
de mi está-día
con mis pinzas y un inequívoco
gesto de curioso abandono
el cangrejo me sonríe
con sus patas aviesas,
nada podía decirme
nada podía decirme
nada podía decirme.
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