Como inauguro nueva etapa en el blog, acudo a las bombillas de colores y a la parra. Extinción de ruina contendrá el gobierno que ella desee, más o menos como los rabilargos azules y el águila que ayer cruzó el cielo. Quise alcanzarla con mis brazos, pero dos alcaudones se encargaron de desviarla. Son muy valientes los alcaudones. Espantaron a la culebra amarilla del pie de la encina, a picotazos. No es un recuerdo. Pasó hace mil años pero todos los días contemplo la escena. Lupita se encarga de ladrar a los únicos conejos que han querido habitar allí. No me dio lugar a encontrar la escopeta de perdigones. ¡Con lo hermoso que era! Enorme.
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