Ah-ora(ción de una atea)
Antes:
un sino com-un sol
donde quemarnos vivos.
Después:
Un sendero amplio y umbrío,
un suelo tierno y el aire verde,
una sumisión a nuestra vida lenta,
un pacífico rededor que nos ama y nos abraza,
un dios
que nos calienta,
que nos cuida,
que vela por nuestra
valiosa existencia.
Imposible declararse agnóstico del aire verde. De ese pacífico rededor... Y, sin embargo.
ResponderEliminarUn abrazo especial