Productividad
Quedé maravillado
cuando aquella mujer se me colgó del cuello
y comenzó a demostrarme con el detalle
elocuente de la práctica (hacía un momento
acababa de explicármela en teoría)
su asombrosa tesis
sobre la productividad del beso.
Y así,
estrujando su boca contra la mía,
me fue ilustrando
sobre el aprovechamiento óptimo de la lengua,
el máximo rendimiento de los labios superior
e inferior,
el empleo de dientes, cielo de boca y frenillos
en su categoría de medios básicos,
el cálculo preciso de la tasa respiratoria
y el ahorro normado del insumo de saliva.
Eso,
dentro del mínimo tiempo
del amor.
(Carlos Verdecia.
La escalera de incendios. Colección CRAN Poesía. Madrid, 1995)
No hay comentarios:
Publicar un comentario