Nosotros
Abedules, tirabuzones
de salvaje yerba
enredada entre las nubes
verdearán las amazonías
de un horizonte que no dibujo:
las manos trazan seguras
la línea entre el sol
y la marisma.
Y las cárcavas de Afrodita,
y los fiordos de Noruega
y los acantilados de Doven y los de Barbate,
ahora que pueblan las playas
algunos parasoles y ya ni Claudia
ni Julio podrían reconocerse
en sus ombligos, aunque sí
en las sienes a dos de aire
temblarán los volantes de las lenguas
del ácido mar que saltea,
que asimila
toda arena sobre arena
del hombre amontonado:
verte y no venir,
verte y no llegar
el quijotesco turno
de cada hermafrodita.
Pero, ¿y qué somos
si no sino sino?,
hijos
del comercio y del amor,
del trasvase
entre aquella justicia
y esta nuestra cobardía.
Más el río cristalino
subterráneo amasando
los nacaradas calcitas
que un artista enterneciera.
O encarnara allí cerca de otros bajíos,
al sur del iceberg.
Al norte de nos.
Sofía Serra (de "La dosis y la desmedida")
He vuelto, estimada Sofìa, y estaré nuevamente entre tus letras.
ResponderEliminarGracias por estar tan cerca.
Abrazos.
Leo
¡Querido leo!... que alegría me das, acabo casi de abrir los ojos, es la primera vez que entro en mi blog antes de que en el correo, y me encuentro con esta maravillosa sorpresa... No hay ni necesidad de apostar por alegría en este día, ya está aquí, con tu vuelta.
EliminarTe mando abrazo inmenso
Muchas gracias por venir hasta aquí para avisarme)
Entro en tu poema como en un laberinto. Como en un laberinto me pierdo. Pero estoy seguro, hay una música que me acoge. Al salir, por la misma puerta que entré, me siento ligero, confortado.
ResponderEliminarUn gran abrazo, Sofía.
Y a mí me producen mucho reconforte lo que me dejas expresado que te provoca este poema.
EliminarMuchas gracias por venir hasta aquí a decirmelo, querido Eloy.
Un beso