(continuando con las correcciones)
La muerte de Afrodita
Dejo de mirar el cielo de donde llego.
Hoy ya sí, añadas nubes tras la espalda,
no espero agua aunque otra lluvia llegue.
Cambio huerto por una fuente,
mudo tierra a otros vuelos.
Hoy navego surcando los aéreos
mares cruzados por los vientos
que en tu boca pronuncian mi nombre.
Porque rauda, rauda soy,
lejana ya de mis raíces quietas,
cercana ya de lo que llaman
sueño, quimera, mentira, utopía,
qué más da,
y yo sólo puedo nombrar como terreno.
Mas de mi memoria me perdí,
subsumí haciendo mía
esta patria de presente
renunciando a mí misma
en busca de lo que fui.
Tú, desconocido de orilla,
mira bien esta lengua
ya agostada de tanto lamer la costra dura.
No desdeñes las yemas que de su cueva nacen.
¿Los espárragos?,
ellos lo tienen fácil: se-lo-hacen-to-do. Se lo hacen.
En la penumbra vivo feliz, vivo calma y vivo vida.
En la penumbra, pero no a escondidas.
Son mis parasoles los que abro,
son mis manos las que se alzan
creando sombra mía junto al laurel
del adormecido sino.
Aquí, junto a la fuente, agua fresca
vierto en sus labios celestes
con celo sobre su aliento: Agua que bebo
agranda mis cauces internos,
mi gruta caliente, este huerto
donde se puede cultivar en pleno invierno.
Las humedades recreo con estas carnes salubres
embestidas contra la espuma sobre la cárcava marina
que se crece, se crece como regente de la ola
que se hace grande,
más grande mientras más se acerca a la orilla:
algas… algo de yerba
prendida en mi cabello.
Son recuerdos.
Retozar sobre cementerios
siempre conquistó albas de la muerte en vida:
¡Ay, la sal!,
sal de mis amores y de tus olas, ¡sal huyendo!
Ola mía, ola brava, ola tuya,
salina ola, ¡no claudiques!,
arremete y sigue muriendo.
Tumba dicha rubia arena,
tumba agosto dicho sal, ¡sal!,
tumba cercas, cerca tumbas,
tumba vida, vive tuya y dame,
dame ya la muerte buena.
Sofía Serra, 2010
Magnífico poema. Exhuberante. (Exuberante, exuverante? me hago un lío)
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEres un encanto, David.
ResponderEliminaruber-eris: pecho ubre. Fecundidad, riqueza.
:),
"ubérrimo", sin hache
Cuando descubrí el latín allá por el precámbrico de mi vida, :D, fue cuando logré desembarazarme de esa misma duda sobre esa palabra que mencionas, que me corroía siempre, fundamentalmente en los exámenes, justo cuando una no podía consultar para aclarar...:D, y aún hoy, es de estas" fallas" mentales que no se sabe por qué suceden, al teclearla, recuerdo siempre de donde llega.
Un besazo con dudas compartidas, :)
(El mismo comentario de arriba pero mejor tecleado)
Es indescriptible la emoción que este poema ha desatado en mí. Lo guardo entre mis preferidos, Sofia.
ResponderEliminarUn abrazo.
Leo
Un abrazo, Leo, :) tuyo es.
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