Discriminación positiva
Jamás hombre aprehendiste
que para cantar debiste
antes aprender
a entonar
el suelo con el verbo,
y entolar el velo
que deja pasar la luz y el aire.
Dulce boca errante,
quijada herida por aquellos claros
de amor y sexo,
ganas me poseen
de dividir meandros.
Se engullen a sí solitarios rieles abajo
del quejumbroso quijotescoesquelético
sin sueños ni páramos olvidas
que esta vida, que esta vida, que esta vida
sólo se hace
entre ambas manos
ambas manos,
ambas manos
a uno y otro extremo retoñan mis paredes,
en la sola umbría, la umbría sola
adoptiva, la justa daga rebana de tajo
al meandro y dulce meandro que me curva
aguas arriba de mi falda:
Parí.
Al final dolor
de entuerto alerta
la única discrepancia positiva.
Por más que hablen
o dicten leyes.
Por más que hables, por más que hables, por más que hables.
Sofía Serra, 2011
Me gusta tu poema, me parece eficaz el juego de la anafora como eco, le da fuerza al poema.
ResponderEliminarUn abrazo.
Leo.
PD. Creo que a breve tendré tu libro ;)
:), gracias, Leonel, ojalá te tuviera más cerquita para poder darte un beso y poder así expresarte mi gratitud y mi alegría por haber podido contactar con una persona tan generosa como tú.
ResponderEliminarte lo doy de todas formas por aquí.
Un beso...:)