Nocturno II
Tramitada y discursiva, así cae la noche.
Dicen.
Y mi corazón,
y algunas tierras juntas
que acompasadas discurren por la ribera,
tú, de nuevo tú.
Y yo aquí sigo,
y sigo sin saber para qué sirven los pronombres.
Dolor cabeza abajo,
encontrarnos tan sólo de puntillas,
no hay tiempo,
tu luna cae,
el cristal con el que la miro se hace añicos,
me prolongo y suenan las luces
de altas horas de la madrugada
y ya duermen vestidas
de negro las muñecas,
no hay árboles salvo en mi memoria.
Yo vivo,
¿por qué gritáis
en cuatro paredes?, no encerraré.
Esas voces negras se adhieren a tejidos sin sombra,
conspicuamente en la caja detenida donde se abrazan
inventan
la cinta de doble cara
que nos confía
a esta luna patológica.
Sofía Serra, febrero 2011
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