Título de la fotografía: Ese tan humilde venero
Son veneros humildes, calma encontrárselos, o tal vez llegan porque la propia calma los ha precedido. En todo caso, sustantivan la paz a modo de reencuentro, o viceversa, un reencuentro que reconcilia a la propia física del sujeto. Por fin, ¡te hallé!, clama el viento, ¡por fin!, en ti me baño y mi sustancia aérea encuentra acomodo de sinergia líquida en tu transparencia.
Y es que la paz quizás no consista más que en lograr volver al propio estado físico, conseguir hacerlo. Abrir nuestro brazos para dar cabida la propia humildad de ser lo que somos: Moléculas, mas moléculas elásticas y tangibles por nuestro propios dedos y los ajenos.
Eran ya muchas las ganas por volver a sentir la paz en este cuarto claro.
la paz es el agua caliente amansando el temor y dando fuerza en mi casa pequeña de color blanco
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