▼
domingo, 29 de noviembre de 2009
De poeta a poeta
De poeta a poeta
La espuma tornará sobre tu alma de dorada hechura,/
de lozano recuerdo sobre esa penumbra que, acompañando a la música de tus palabras, te alimentó en tus últimas horas de poeta nocturno y mente ebria del día./
Mas no cesarán los rezos./
Cantos determinados por el azar que conquista a los rostros, vuestras sinérgicas esencias/
bajo la luz disimulada de aquel amanecer sobre la misma dorada espuma./
Se sabe sola ella, se sabe sola revertida sobre la ola./
Mas tú y yo seguiremos siendo uno diga lo que diga tu boca llena de agua salada, creo que ahogada ya por este mar que es ya sólo muro,/
mar de fondo, tapia de acontecida, cubrestrecha que apergamina el quebranto profundo de tu alma/ gobernada por lo que no sabes ni contestas./
Sin germen y sin destino, ¿cómo vas a revertir?/
O ¿para qué?, ¿verdad?/
La espuma te sobrepasará cuando ya te deshagas/
cuando ya, como mi noche azul, te recojas,/
como mi noche azul armada en los huesos de tu valentía convives y enajenas tu rostro siempre amargo,/
la privanza, las eras, las encadenadas manos llenas de alegría hasta tu vuelo de poetisa invertida sobre el cielo quebrando con su musgo a las piedras./
...Y tendré que acostumbrarme a tu sonora ausencia, a tu canto sordo,/
a tu aliento de lúgubre menosprecio, de gesto siempre reverso de tu cruenta faz, /
tu real faz de poeta medio hecha en el tiempo y las horas que aún sobreviven./
De aquí al mediodía, de aquí hasta que levantes, sol, que tal vez así me atisbe en tu sombra. /
Desde el aliento de tu alba yo te invoco, poeta de las manos abiertas.
Tantas veces llegó a mí tu frío que en él te reconozco, como zafiro bajo tus trémulas pupilas, escándalo virtuoso para esta mirada acostumbrada al sol en rima con el cielo y la tierra.
Invierno frío de frías mantas que al sol terminan por cubrir con tu desdeño de poeta en silencio, frío invertido, pertrecho de no se sabe qué justa endecha./
¡Ay!, ¡pero que yo te atisbo!, ¡yo, sí!, te peñasco y te acuno con estos brazos calientes/
clavados a la suerte de mi abandono sobre este regazo con delantal de heladas,/
de azules sinuosos sobre la urbe mar, la mar de todas nuestras cosas sin reviertas, sin pantomimas, sin nada./
Sin La Nada./
Sofía Serra, Noviembre 2009
la nada toda fuego, la nada toda viento, la nada toda amor
ResponderEliminar