martes, 31 de diciembre de 2019

Los cabezos amarillos os desean un feliz 2020





[...]¿qué papel el del amor?
el del amor es el de la fuerza,[...]

(De "Los cabezos amarillos")

El libro se puede adquirir AQUÍ o en cualquier librería encargándolo.


jueves, 26 de diciembre de 2019

Vesper



La calma

Desde estas aguas marcas
bajo la prendida del sol sobre la superficie
del arroyo lento, fragantemente lento
como un colmado de yerba,
que ni camina ni ya teme
como la erguida piel de las piedras
que al agua se someten blandas
como velas antiguas de naves curvas,
de naves verdes acariciando el mar
de las aguas breves, de las aguas limpias
sin señales frías, las aguas calientes
desde ti y desde mí, desde las ranas
cantoras y el concierto en sí bemol
de las reses y sus mugidos lentos,
lentos como el musgo orillando
a las aguas y a las piedras verdes
como el mar de las yerbas que se pausan
y el clamo espejo del arroyo
y su reflejo de árbol tan lejos
de sí y de mí, tan cerca de nosotros
como la blanca mecida del cielo
sobre nuestros hombros como mantea
la calma de nuestro abrigo
y el calor de este invierno
que se desliza lento y acuoso
liberando las semillas de la costra
ya no endurecida, ya tierna
madre de tierra nutriente,
de cálida calma al sol leve
de esta vital amanecida
sobre los manes de la antigua lluvia,
sobre las manos de nuestro tiempo,
nuestro compañero,
y su cauce blando amamantando
la vida nueva
en la tarde de nuestra vida.

domingo, 22 de diciembre de 2019

Feliz Navidad de parte de un ama de casa



Durante el temporal

Tras el temporal al sol
del sol de nuestra mesa,
el mantel de nuestras manos
desdoblado de arrugas crujientes,
extendemos el pan candeal
de la mina pacífica del templado horizonte.
Al sol del sol de nuestras manos,
a la luz de la luz de las velas,
al unísono canto del silencio
tras el alarido del cielo
y su saliva limpiando
cada intersticio de nuestro tejado,
al viento del viento que ya remite
la tierna epístola de la miga
de nuestro pan sereno
y caliente como las arenas
de cualquier playa. Y sin mar,
para qué queremos mar
si dormimos sobre la blanda espuma
de las bacterias y su amor
por la yerba y el agua.


lunes, 16 de diciembre de 2019

C@lores de otoño




La sangre de las piedras

Y rojas las hojas de la parra
recuerdan su líquida y animalista
alma, la sangre de las piedras
bebe la planta para no morir
de frío, que la tierra no la olvide
durante el invierno,
aquella la mantiene erguida
aunque caiga por su leve peso
a través del más liviano aire
que la sostiene.
Claro el vino que la alimenta,
claro el horizonte pleno
de fotografías de insectos,
el cine mudo con banda sonora
de traficantes de seda y artífices
del oro, el crisol de los sueños
amamantados por el sol, que ya es ama de cría.
Un invierno de gozo, una almohada
de tierno hallazgo entre la luz
y tus manos tan calientes.

miércoles, 11 de diciembre de 2019

Luces de noche



Presentimiento

De luz y tiempo se viste la noche calma,
de alba cuelga el blanco nuboso
tintado de silencio y agonía esférica
que clama bajo el sonoro mestizaje
entre la falta de sombras
y la armónica disonancia
entre el cielo y la tierra.
De repente un nido se colma,
de repente la robusta inocencia de la noche
emerge solidaria con el ventanal
de la luna, habitan sépalos serpientes
camino de la encina
supurando flemas,
los fantasmas nublan mis sentidos,
ajorcas de amor
que arropan el frío orificio
por donde se divisa plano
el otro hemisferio, aquel que acontece
en la otra noche más temprana,
la súbita puerta a las estrellas
me lleva al zaguán de su casa,
la valentía de abrirse a mis ojos
como un exhibicionista,
la bendición de despertar
más allá de la oscura materia
del sueño y sus secuaces.

Pensamiento nulo de bala
y bruma que culmina bajo el encendido
farol de las sábanas ya dormidas
libres de mi cuerpo y el peso de la soledad
de mis neuronas, tan animistas
como la serena que me eleva.
Qué bendeciré yo cuando cante
sobre el huerto enterrando
mis talones en el estiércol de plata
sino a la difusa, la mágica,
la sorteada presencia de estar viva
antes de la aurora.

Presiento un pozo de sueños
bajo el sincrónico canto del gallo
y mi corazón de voces. El nido
se aturde fragante de otros suelos:
los de ayer, los sin llegada, los amados
tirabuzones de la vida y su encanto
silabeante de hojas vivas en el otoño
de mis días.
 
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