viernes, 16 de enero de 2015

Los tesoros (verboluz)

El tesoro

Echarte de menos tiene nombre
de huerto, de tierra oscura
bienvenida a la luz tras el arado,
de oleaje amante de la arena
y sal de abrazo a la lluvia
sobre mi tierra, tú, echarte
de ningún lado, almarte
en cada pedúnculo de la flor
helada que no se aja,
echarte nunca ni a ningún cielo
aunque puedas volar como paloma,
como arcángel de mar y limones,
un echarte de menos solo
y sola
significa un de ti más,
un de mí menos,
un alfanje de luz
en las minas del rey Salomón,
ese tesoro al que nunca quiero acceder
pero hoy poseo.

Para verla en grande y sin marco AQUÍ

miércoles, 14 de enero de 2015

Aromas de bene-ficio (presentación de Suroeste)

Aromas de bene-ficio (presentación de Suroeste)

La fuente durmiente se despierta. Calma deviene en las trampas de los vertiginosos pilares de ladrillos, los alaridos de la mudez causan ocaso de olvido. Los azulejos blancos y verdes se despegan del suelo, vuelan al son del torbellino que las corrientes de aire procedentes de los naranjos del patio exterior provocan entre las hojas de los setos de mirto. Un aroma como de otro mundo perfuma las letras que a nada huelen, las escritas sobre una pantalla de cristal sin tinta ni carmín que llevarse a los labios. Me llevo a cambio un muestrario de esencias poco comunes, cítricos primaverales, densos adobos de los chicharrones del mercado vecino, aguas marinas de las gambas de casa Mateo, hasta el ultramarino olor a café de un "catunambú" que ya no existe, cuando mi padre, camino de la playa que delimita el contenido de Los cabezos amarillos (poemario final del ciclo Suroeste), paraba para el primer tentempié (café) del aventurero destierro de los veranos de mi niñez. El del pan recién cocido del horno de Zambruno. Hasta el olor a cera, flores e incienso del paso de la Macarena ya cansada de toda la madrugada, y hasta ojerosa, por la calle Feria, encuentra su silo en mis fosas nasales. Si continúo escarbando probablemente llegue al día que nací a tantas vidas, a las de todas mis etapas vitales, incluida la actual tachonada por el aroma del solera que expenden a granel en la bodeguita del Pumarejo, sin olvidar los guisos de caracoles y cabrillas que avituallan mi domestia en la época correspondiente. El Pumarejo. Y Suroeste. Y Paco Gamero en él. En ellos. No su prematura muerte, no, Paco en el cielo en mi sueño.

Intentar verbalizar, recomponer sobre un ajustado y filtrado lenguaje susceptible de ser entendido por todos, manifestable ante las glándulas pituitarias (de qué resortes si no se fundamenta una buena lectura de las cosas, palabras como cosas, como objetos, objetos como libros) de los demás, las sensaciones que conmovieron mis cimientos ayer por la mañana al conocer el lugar donde se iba presentar Suroeste, me ha deparado casi 24 horas de cansancio extremo y descanso medio profundo. No está la letra, la palabra escrita, pensada para el discurso, sino para el hallazgo de la esencia que nos construye, del curso que nuestro devenir, como el río de Suroeste, mantiene.

El palacio de los Marqueses de la Algaba ya no se sostiene con gruesos puntales inclinados que a duras penas lograron evitar el derrumbamiento de sus muros durante tantas décadas. Hoy, exquisitamente restaurado, arquitectónica y socialmente, coexiste como centro neurálgico cultural de un barrio de Sevilla tan tradicional, tan auténtico, tan arraigado en las fibras musculares de esta ciudad como mis propios nervios a la geografía poética de Suroeste. En huida hacia la luz.

Que las circunstancias que conforman el mínimo suceso en realidad de la publicación de un libro se engarcen tan firmemente con los alimentos de la poética de una, procuró un shock emocional digno de poder relatarse aunque solo sea a través de estas palabras, palabras como cosas, cosas como aromas, aromas como tempestades primaverales que provocan el revoloteo de páginas como pétalos de azahar que hoy tapizan el asfalto por donde En huida, y su congruente, es decir, poética, es decir, auténtica, labor editorial, discurre.

La presentación del libro Suroeste se celebrará el próximo día (día de los enamorados menos uno, querido Jorge) trece de febrero en una de las salas que alberga esa magnífica y preciosa construcción llamada Palacio de los Marqueses de la Algaba. Ni digo la calle. Para qué. Está a las espaldas de la Plaza de la Feria. Aunque por otro lado, Calderón de la barca, el nombre de la placita/calle a la que se abre, también me habla del origen del feliz sueño que la poesía y la maternidad y la literatura, han procurado en la vida de esta que suscribe.

Están todos invitados. Dense todos por bienvenidos y deseables en su presencia y de su compañía.






(Fotografías de marzo del año pasado, 2014, realizadas en el Palacio de los Marqueses de la Algaba.)

lunes, 12 de enero de 2015

Galeradas de Suroeste y yo

Galeradas de Suroeste y yo

Terminadas de revisar las maquetas/galeradas, señalados los pequeños ajustes pertinentes de última hora, mi cuerpo intenta verbalizar, a través de este acto de escribir, su estado anímico. Desde el día q que me llegaron hasta hoy, hasta ahora mismo, el ademán que me sostiene es el de la beatífica placidez. Jamás, nunca, nunca, nunca he sentido algo parecido en mi actividad humana relativa al hecho de editar, ya sea para mí, para otros autores y/o editoriales, o que me editaran. Y toda la culpa la ha tenido, la culpa de este beatífico estado, la visión del diseño y el trabajo realizado por esta pequeña editorial que para colmo tenía tan cerca. Nunca me he sentido así, repito porque, para unos, dado mi carácter extra-exigente, y para otros, dada "su escasa exigencia", la sensación que siempre me quedaba era la de angustia permanente, y, sobre todo, inentendimiento sumo.

Pero debo añadir que no hablo tan solo porque esa visión se realizara sobre mi poemario. Conozco muchos trabajos editoriales (no solo por "lecturas"), conozco bastantes editoriales, algunas de las cuales se pavonean con la cola bien abierta por sus grandezas (sic) cuando en realidad al abrir el libro te encuentras con el despropósito por bandera. Un libro es un objeto. Se diseña, se fabrica algo que va a ser contemplado por otros ojos con un contenido al que esos ojos tendrán que enfocar sus luces para desentrañarlo y para disfrutarlo. Cualquier detalle redundará en el beneficio (o perjuicio) no de la obra en sí, sino de la relación lector/libro, que al fin y al cabo es el propósito principal de una editorial y de alguien que escribe con vistas a que esas palabras sean leídas por los otros.

En este caso el propósito único, aunque compartido, de editorial y autor, ha adquirido carta de naturaleza, inmanencia absoluta, realidad compartida.
Respiro pues en paz.

Me saltó al pecho (tal como me suele suceder con una fotografía que me salte al pecho), me emocionó. Así, simple y llanamente: la exquisitez y el mimo con el que todo lo piensan, como toda obra que pretenda formar parte del acervo cultural de los hombres, debe hacerse.
Bendita la hora en la que se me ocurrió contactar con Ediciones En huida.

Sí, me siento muy contenta. Pero sobre todo me siento muy orgullosa de poder formar parte de su catálogo. Y me siento muy orgullosa de haber encontrado toda esta plácida alegría en una editorial sevillana. Cualquiera que mínimamente me conozca a través de este blog sabe que no hablo gratuitamente, pero aún menos sobre este tipo de asuntos, para mí muy serios.

viernes, 9 de enero de 2015

Qué sino Abril

(En enero suelo presentir a la primavera...)

Qué sino Abril

qué paz se venga sino
la de soldados muertos,
qué derrota navega
bajo mis sienes delante
de tu ancestral boca
de tiempo ingenuo, qué
soledad magnífica revienta
en tu sueño de solsticio sino
la primavera.

Lo vamos a dejar,
tú, estómago, y yo.
cualquier palabra
es cadaverina de su silencio
por muy vacía que vuele
su sin palabra cualquiera
es más poesía.

sabes cuándo no necesito creer,
¿verdad?,
cuando me hace oportunidad
me sobra cualquier
libro cualquier poema
cualquiera lectura me embarga
el arreglo del nido me aligera
costumbres me calientan
el sueño resulta
tan reconfortante
fregar un suelo aquí
no hay género sino
de novela, poesía, teatro
sino puro
número de candilejas
en las encinas. Sus flores
vertebraré hasta que pueda.
Me parece
tan-razonable,
tan-verdadero,
tan-profun-damente
serio como la máxima
y refleja actividad humana
de respirar.

hoy no soy poeta yo
gracias a la Poesía.

jueves, 8 de enero de 2015

El hombre a-corralado

El hombre a-corralado

Dicen que abrazaba el aire
intentando encontrar
la medida de sus brazos.
Pero solo daba con el hueco de su pecho.


huérfano del día y de la noche
que en el día se vela
y en la noche se cierra
el cristalino agrietado
en puntiagudas gotitas de rocío
mientras su brillo de bestia
proclama, soy yo, astuta
sien, por ti alboreé todo
mi discurso, olfatea
y sucumbe ante tu fulgor,
tu onanismo sagrado y profundo
tan débil como el cuerno
embebido del ternero vacilante,
de Ío vestal y defenestrada
cayendo desde tu manantial carnoso
a la tersa planicie de las lomas.
el maquillaje hace estragos
sobre el terciopelo de tu lomo

nieva en las castañas
y peludas ubres
de tu pecho.

préstamo de sueño,
terca mula viviente
sobre el adoquín de la feria
trashumante con ganado das
por perdido tu botín de corsario
pobre y cojo y menesteroso y venido
a una patria que ya no huele,
ni siquiera huele tanto
tiempo que se hizo polvo
su cadáver si víctima
hay verdugo en tus ojos
puede estar naciendo
el basto que te refleja quedó
a dos cuartas del agua salina
cuando aún no has vuelto
de tu asombro feriante
vagas,
inhóspito transeúnte
sin salida.
 
Creative Commons License
El cuarto claro by Sofía Serra Giráldez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 España License.