lunes, 30 de junio de 2014

El círculo cerrado

Eldorado

En el principio todo fue polvo
y vino de la esfinge, el humo se cercenó
en palabras, las rocas emulgieron
luz de inercia escondida
bajo la tierra el palmito
y el hombre que ya no era hombre
ni barro ni polvo ni humo
ni nada salvo luz
y las rocas atrayentes,
en el principio fue luz
y miseria, durante el entreacto,
sopor y miseria, en el fin
polvo dorado,
la entelequia y sus tierras pardas
de duras rocas. La ecuación
que nos hace felices.
Eldorado.

El círculo de la mesa

El círculo que se cierra aunque sus piedras yazcan rotas y arrancadas de su lugar, hayan rodado ladera abajo o, transformadas en tábulas cementarias, sirvan de mesas donde tumbar al cerdo o al chivo antes del sacrificio expiatorio. El círculo cerrado más allá de la sangre vertida, de la fósil mácula, hoy liquen, o del oro derramado.

El círculo dorado

Y qué más da que la luz y el agua se ordenaran como garantes de la vida.
Y qué más da que las piedras refulgieran ante el brillo de tu mirada.
Y qué más da que cielo y tierra se autoconvocaran para adorarte,
hombre mío, hombre siempre, hombre, si ni la luz, ni el agua, ni las piedras, la tierra o el cielo tienen nombre de dioses.
Todo lo que somos lo debemos a lo que hicimos y no hicieron.
Todo lo que dejamos de ser se escribió en el círculo dorado.
él te devuelve la palabra.
él te devuelve lo robado.
él fue construido para ti.

miércoles, 25 de junio de 2014

Extinción de ruina II

Extinción de ruina II

Habitantes somos
de un resto de palacio esparcido
como escombros de la luna,
como si ella hubiera ido derrumbándose
desde las alturas oficiantes
de la noche y su capa caída
de negro onanismo.
Blanco el eje y los cascotes
de caliza blanca se amontonan
bajo la lumbre también blanca
del hueco de su círculo
plano, todo es plano
en la noche averiguada
de silencio oscuro.

Porque para qué
hacer o seguir negando
náh eh pa'náh.
La luz finaliza
con un simple punto,
un punto final
.

Ana María Matute, ángel y diosa

Se me asemeja a una especie de ángel, una especie muy particular. La miro ahora de nuevo y la veo brillar como ella misma, quizás como ahora mismo está. Para mí no se ha ido.
A punto estuve de conocerla en persona, pero al final el acto se desarrolló a puerta cerrada, pienso que como correspondía, ella visitando un colegio que portaba su titularidad, su nombre. No pude disfrutar del honor (y alegría) de darle un beso por mí misma, pero a cambio, mi hermana, la maestra de preescolar que usa la poesía como herramienta de enseñanza, su propia poesía, le entregó de su mano uno de mis poemarios publicados. 
¡Y cuánta belleza al verla ahora!
Pienso que no merecemos ni un dios ni una diosa, ni uno ni una que quisieran serlo siquiera. Aunque algunas lo SON.

(Esta fotografía la usé para una entrada publicada el 16 de Julio de 2011 en el blog "La fuente", que ya cerré y oculté hace bastante tiempo. La fotografía no proviene de disparo de mi autoría.)


martes, 24 de junio de 2014

Extinción de tiempo

Extinción de tiempo


Al final de estos años
y lentas paciencias poso
mi esperanza en Dios,
en el que no creo.

De un proceso artístico preciso
a la juventud del día que dicta
el cable sin medida del canto
de los vencejos y los mirlos
ya durmientes, ya cansados
de tanto ser oídos por mí.

Ni el paraíso posee nombre
de médula o lavatorio
de esquinas donde apoyarme,
abaratadme, por favor,
dioses y hombres,
abaratadme para que pueda
morir lejos de mí, sin carne,
sin espíritu, sin aire de mis días,
sin suelo, sin tierra
donde medirme, sin mente
que me barrene, sin noche
clavada en el entresuelo
de goma del momento
que no pasa ni sucede.

¿Hasta cuándo volver
aunque sea
para no tener que volver?

lunes, 23 de junio de 2014

Extinción de ruina (Verboluz)


AQUÍ, para verla en grande y sin marco.

Extinción de ruina

La ruina se extingue, caen
los palos de arte mayor
como calla el soliloquio
del dragón de madera
con la nube

y el tronco-que-cayó,
estrépito en la noche
vaguada que no quise
transitar, permuta
el son de la tierra
en melodía audible
para el sonoro extravío
del hombre y su sombra señalante.

ya no hay árbol,
ya no dragón,
ya no hay dios.
Sólo asombra
el leve arrullo
de la claridad visible.


 
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