viernes, 30 de abril de 2010

¡¡¡¡¡Van a publicar uno de mis poemarios!!!!

Y no puedo decir nada más porque lloro a lágrima viva de la emoción y la alegría, pero tenía que reflejarlo aquí, poder compartirlo con los que me leeis  a veces..dios, cómo lloro
Gracias

jueves, 29 de abril de 2010

La edad de la inocencia (las vueltas que da una fotografía)



Una de casi mis primeras fotografías (año 2002, unos seis meses después de la, exactamente, primera) con cámara digital, una (Konika, ahora) Minolta Dimage 7, antes de que aparecieran las reflex digitales, una que siempre permanecerá al menos en mí. Tres años después escribí un poema al que nombré de la misma forma, para al final recoger el título de la fotografía y aplicárselo a la primera parte del poemario completo que iniciaba. El poemario llegó a ser "La presencia por la ausencia". El poema que le dediqué pude retitularlo como "Canción".
Por último, resultó ser la que conformaba la portada de lo que fue mi primer poemario, "Asesinos de almas".

La recuerdo hoy al estar terminando de corregir el último poema de "Del bestiario de los inocentes" .Termina con la misma palabra, sin premeditación ni alevosía, que el tìtulo de la fotografía:
INOCENCIA.

Que ella nunca despierte, que ella siempre duerma. Su sueño es la única forma posible de reconciliación con lo que nos conforma y subyace, el único camino para que la sabiduría y el amor que el acto de perdonar proporciona encuentre la estancia  de nuestro ser con las puertas siempre abiertas.

La perla negra

Un poema de "El paraíso imperdible", el próximo poemario que voy a intentar sacar en blog.



La perla negra

Pensar en ti, fríamente,
más que intento, logro aunque no se crea,
me transpone.
Fermenta, ya lo ves, hasta en el filo de mi razón
el humus de mi anido,
en un no sé qué yo que me confunde, alegremente.
Tanto, que no encuentro medida
donde encajarte,
a menos que contemple el arrobo amado de la bonhomía.
Tal vez por eso te amo,
porque no sé arquitrabarte,
ni con las otras, ni con las que nombro como mías,
las cajas circunspectas, los ataúdes que no claveteo ni te encierran...
Mas, como curiosa soy, y amada tuya, humana, viva, por entrever tu esencia me transparento, y así,
soslayo la opaca materia que nos construye filamentándonos en moléculas de osada y roja agua.
U hormonas,
sólo verbales estructuras de nuestra conquistada vida.
Y así,
de nuevo,
creo que me fundo en tu carne.
... Aunque es la invisible naturaleza la que se muestra
encontrando en el Uno los cuatro elementos que nos hacen.

Sofía Serra, Junio 2009

La fuente abierta

Y sigo con las fuentes, pero ésta está abierta, ¿se perderá el agua en terreno baldío más allá de lo que no somos?...mañana la respuesta en un poema que ya tengo escrito.
Probablemente la usaré como portada, no sé si para "El deshielo"(tercera parte de "Canto para esta era") o como  general de la trilogía.

martes, 27 de abril de 2010

Dos poemas sueltos de febrero

Ya ha llegado el final de "Del bestiario de los inocentes", con un poema escrito entre ayer y hoy que aún me queda por corregir.

Subo estos dos  apuntes de poemas de entre los sueltos que me han quedado sin trasladar a ...este blog a modo de cuaderno de notas en semisucio. No llevan título. Escritos en febrero no puedo evitar que me  llamen la atención por cómo entre sus palabras, a modo de hilvanes ,  se prevé l final del poemario.

Estoy cansada, ¿o es que he dado con el húmedo barro?
Estoy cansada, lo sé, llevo años diciéndomelo,
bueno, tal vez sólo días, pero
parecen años de cómo pesa su entrega en cada hombro.
Unos van y airean, otros encuentran,
los más callan o embisten,
algunos otros simplemente es que no llegan a la cuarentena, y
yo la recuerdo en mis versos
sabiendo que ni sabe lo que busca ni lo que quiere.
Sólo sabe que le quedan ellos. Embarcarse en su cansancio
sin tiempo para calafatear la nave.
Pero no halla otra.
Y no tiene los ojos cerrados.
No le vale “mañana será otro día”:
tantos mañanas ha habido tan sordos y tercos.
Ahora tiene que ser, ahora, que si no se hunde la torpe nave
¿y para qué fallecer?
Ya la fatídica
roca del silencio ha tirado bombas sobre la montaña del eco.
Tan despejado el paisaje que sólo aparece la línea del horizonte del
no saber de ella ni a través de las olas
que mecen al dorado.


* * *


Querubines, niños con cabellos ensortijados y voces inocentes
se posan sobre tu cabello, que ya es de nieve
portando en sus menudas manos
la corona que a nadie hace, la corona del alma pura
vertida sobre el mundo entero,
ay, mi niño grande, ay, mi bebé del cielo, ay, cuanto te quiere esta
tundra, tundra de gavilanes peleando
contra orcos de menor precio y grullas fantasmales que horadan
la suave mecida del aire sobre el aire
que vuela salpicado.


Para mi colmo, tu deseo de prieto páramo curtido
por el sol de esa caverna que entre todos hacen con sus brazos, maromas
endurecidas aprisionando al cielo de donde llegan esos querubines
que tu frente coronan abriendo el orbe.
Rompimiento de gloria, azucenas en varales,
del soto mundo a tus ojos.




Abastecer hasta en los muertos. (A cada uno lo suyo) (zapatera a tus zapatos)

Sofía Serra, febrero 2010
 
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