miércoles, 31 de marzo de 2010

Canción de La Flor de vida








Título de la fotografía: La Flor en tu cadera


Canción al  verbo enterrado

No quiero andar más que para gastarme,/
no quiero gastar más que para la luz,/
no quiero iluminar,/
no quiero vivir, no quiero gozar,/
no quiero revertir más que para asomar/
a esta blanca página de paz que la mañana/
ha vestido de mí hecha ya sombra a la luz/
de tu cobijo anterior a mi futuro,/
de tu sangre bella que no quiero/
apartar de mí más que para soldar tu flor a tu vida/
formando agua de amor derramada más allá de mí./
Más allá de mí./
Que siempre viva./
En la flor,/
vida pura tuya y agua,/
muero para renacer en tu encina caliente y nueva,/
que mi soldado corazón se desnuda/
para armarse de tu pecho ya grande,/
que tu piel sola, que me prende/
como la flor a tus caderas de hojas verdes, que son verdes como el sol vivo/
bajo el mediodía, sol y flores abiertas./
Para mi cielo, tu azul./

Y vivo en ti y por ti colmada a todas horas,/
y a todas distancias de mi alma a la tuya,/
y al núcleo verbo que mantiene mi sien perfecta llena de tu frente y tu herida que es la mía./
Yo lloro esta noche sola, sola noche sin columna/
que sólo tierra soy,/
ni templo ni hija ni mujer ni poeta,/
sólo yerba, sólo agua, sólo luz,/
y te entierras, y te anidas y te ahogas y te apagas,/
y en vida tuya te alegra el sol,/
te amaban la noche, la candela, los grillos,/
te amaba el amor./
El amor te ama sin tener que morir y te da el alba./

Para mi noche tu latido./
Cambio este verso por mi muerte,/
cambio este alma por tu risa,/
cambio a La Flor por tu cadera/
de hombre vivo/
andando./

(Sofía Serra 31 marzo 2010)

lunes, 29 de marzo de 2010

Desde lady Frances Elizabeth Jocelyn (Non solum mater filii, sed photographa)


Título de la fotografía: La fuente y la encina viejas



Desde lady Frances Elizabeth Jocelyn (Non solum mater filii, sed photographa)

Por dos cabezas que ganaste, perdiste la sombra en el cuarto que ondea bajo la nieve./


Una mujer, travestida en su recóndito profesar/
posa casi desnuda ante el parasol de sí misma/
y el antiguo relámpago que la entrecomilló/
en las densas mareas de los tiempos./
Una mujer bajo la escalera, tan cercana/
como si mi sombra fuera./
Nos distinguen nuestros peinados,/
alguna falda más la cofia y el cenotafio,/
altares e hijos mojados por el chaparrón del destiempo al nacer/
bajo el manto de imperios diferentes./
¿Tan distintos?/
Amabas con las arenas mojadas de tanto sudar nadando/
bajo esta densa pleamar de lluvia/
que poco tiene que ver consigo misma./
Ni contigo./
Ni conmigo./


Un acto reflejo equidistante entre dos partes,/
la de la luz y la del suelo./
Que nadie las aplaste o distinga,/
a la encina o a la caverna, ambas viejas./


Yo me asomé a tu cueva clara en busca de las sombras/
y en ellas descubrí piedras tan blancas como el peltre./
Afuera no encuentro más que los tópicos que me opusieron. Fiera/
combatiente a hierro y fuego/
contra la man-sed-umbría, las costumbres y los fueros: yo me ciego/
buscando las sombras transparentes./
Y al final, non solum será lo que tú y yo fuimos, mater filii,/
lo que acontecerá en ese río sin lugar de la justa suerte y el acontecer humano,/
mucho más lejos de la orilla, estigia,/
lejos, muy lejos del tópico que extirpa cualquier pecho de conocimiento./


Tengo que desentrañar a la memoria que aun oculta resplandece a través de tus
reflejos de clara cualidad de vida/
interpuesta entre el espejo y tus ojos. El parasol es mi centro./
Tengo que embravecer al lago de las horas/
que acobarda al destino de ser de Hombre:/
Tú, ¡tú!, ¡hombre de oro!, ¡¿cuándo recobrarás el ornato de/
tu indumento?!/


La encina,  la escalera, la fuente. El cielo./


¡A ver cuando leemos con ojos de nuevo nombre!/
lo que nos trama, lo que nos surte, lo que nos hace,/
que no hay más que justo proclamo sobre todo el orbe de que tu carencia es mi sobra, y tu aporte,/
mi escasez torpe y muda,/
el estigmatizado resorte, disparo a todas luces, la tuya y la mía, necesario./


Yo la doy y a ti te la quitaron. La alegría./
Tan iguales./

Sofía Serra, Marzo 2010 (Del bestiario de los inocentes)

Acto de amor artístico


Una de mis fotgrafías preferidas, hecha ya hace algún tiempo, y que elegí después para la portada del poemario "Son-ethos", porque ilustra el tercero de los veinte que lo componen, el tercero, que conforma  la clave de todo el poemario.

Su portada ya elaborada



Y el soneto:

III

ACTO DE AMOR ARTÍSTICO

Resuelve el aire en sutil quejido
que yo de ti adolezco vana y presa,
abierta a tu estirpe de fuente terma,
reptando por el pretil del suspiro.

Ya me tañe en abandono lírico,
de mí misma y mi vientre que anhelas,
el locuaz sonido de barranquera
de mi cóncava lente en tu gemido.

Me derramo en ti repleta en mí misma,
me abarcas tú para necesitarte.
Me cuelgo con mis yuntas de tus hijas

libada, loca, ida en enjuagarte
con mi agua caliente que vivifica
tu frente y mi frente limpias: nuestro arte.

Sofía Serra, abril 2009

viernes, 26 de marzo de 2010

Conjuro contra La Bestia


Título de la fotografía: La fuente clara


Conjuro contra La Bestia

Brama la casa por no poder hacer más que esperar a que la abran./
Llena, blanca, alma,/
clara puerta./
Se quedaron los poemas vacíos de palabras./
Noche blanca, orilla,/
marea salada./
Refrenan con su pálido orgasmo de piel, tranquila,/
venida a menos por los que callan por amor, dicen,/
mirada baja,/
con pestillo, mirada sin aviso de urgencia/
a tu soplo que es divino./
Pordioseros tapices cubren sus labios en sordina,/
corneta pagada, clarín festejado,/
retrato de La Locura disfrazada de simpleza./

Tengo que abaratar al Amor para que en todas partes quepa:/
Ese tan humilde venero que favorece la vida./
Ese que surge sin miedo y sin deterioro de la tierra,/
ese que gentil y mago se diluye hasta ser hoja, tus ojos,/
el sudor de tus labios y mies de tu estómago./

Definitivamente, lo has enterrado en tu avaricia./
Las baldosas se hacen infinitas, la geometría ocupa lugar en tu memoria,/
el lugar inventado, tu espasmo y el giro de tu cuello hacia tu omóplato:/
Gurú de la mala muerte,/
del orden de lo ajeno,/
funcionario del miedo y la destreza,/
qué bien sabes convivir con aquello que entorpece./
Francotirador con diana fija,/
mercader del aire, ¿cómo haría para silenciar/
tu desafinada proclama?/

...La Bestia, la Bestia que por tu boca se alimenta./

Sofía Serra, Marzo 2010 (Del bestiario de los inocentes)

Prueba de poema voz

Por una vez , y sin que sirva de precedente pongo un chiste en este blog...DDDDDD

 
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