miércoles, 10 de febrero de 2010

Descanso (malva)

Título de la fotografía: Mauve



Al piano del Vecino de arriba

Calló./
Pervertido el orden del sonido, en la umbría entre el techo y mi suelo,/
se abandona a la vereda musical conformando lluvia de sostenidos en el reverbero de las docenas de campanas que en mi alma habitan./
Del piano no nace la música./
Hoy resuena la ardiente festividad desde el piélago profundo, que ya duermo plácidamente sobre las ubres saladas de las manos candorosas./

Cruje, cruje, cruje el porvenir. Cruje porque se rompe./

El sostenido, mis dedos,/
la justa y la presa, el nacimiento que ondea la bandera curva,/
la curva que activa a mi alma para que cante la inofensiva melodía que a mis oídos llega./
Que ya no calla./

No va más tras el asomo del “tú recuerdas”/
que la memoria incansable, la sombra que nunca se aleja,/
vaticinando el cauce que le has dejado abierto a las estampas hacia tu avenida./
Ya se desperezan sus niñas morenas, las hijas de la grávida matriarca,/
al sol mañanero rielando sobre las sábanas blancas./
Las negras palomas de sus iris que, risueñas, te dan las gracias,/
proyectan el brillo de sus ojos/
sobre tu frágil estuario. Que ya no habitó el hombre; ya no fue más el olvido./

Ya murió la inerte roca, la condenada reclusa./
Ya reverdece el paisaje yerto del asolo sobre el mismo desconsuelo/
de alma preñada abierta al asombro./
Ya levantan los muertos: ya sólo existe el recuerdo./

El de no vivir, el del pervertir para fustigar./

Y aquí, en vida, hallo la somera estancia que me albergue y humille,/
la ligera brisa que me alivie./
Un canto de solaz como el del piano./
Un sueño que llegue tras esas manos celestiales que algunos días vuelan delante de mis pupilas./
Una misma vida para dos, manos./
Un gemido bajo el retumbar del abandono./
Un soplo para tus pulmones./
Un atisbo de gracia en esa ventana de tu alma dormida, bella alma dormida resonando./
Un resurgir bajo el trono de los que poseen, un vivir sin caer, un reencuentro con las tuyas.../
Un descanso./
Un temporal descanso./

Sofía Serra, Febrero 2010

Bo-febrero

Una fotografía de hace apenas unos días y un poema de hace algunos años, sólo por poblar aunque sea con un pequeño esqueje mientras ando enrevesada entre las correcciones, los esfuerzos y las voluntades. "Canto para esta era" en realidad, el poemario que actualmente estoy corrigiendo, comenzó a germinar hace muchos años. Sin pasado somos mucho menos.

Siempre que titulo, por azar, una fotografía o poema con el nombre del mes corriente, no puedo evitar recordar a la novela de Mugica Laínez, "Bomarzo". Es de esas joyas que afortunadamente se le quedan prendidas a una ya para siempre. Pero aprovecho para recomendar la lectura de sus Cuentos completos, dos volúmenes en Alfaguara, que es la edición que tengo. Me la regaló mi marido hace ya también algunos años.




Título de la fotografía: Jardín de invierno azul


Febrero

Febrero se ha ralentizado como un motor,
como una bomba sin escape ni algarabías.
Febrero, quieto, da más alegría.

Febrero ha frenado su alma con sus ruedas en el barro,

y, siempre, en compás permanente,
mis brazos se liberan acostándose sobre la yerba.

Febrero en respiro de sur se alba en mi conciencia.
Se ablanda la tierra para mis huellas humanas.
Febrero clama sobre mi frente

entonando la sinfonía de las sirenas,
y mis oídos, prestos al sacrificio,
aletean sonoros por la calma futura.

Febrero parece que no huye,
sin sol y sin agua, sin ventiscas,
para poblar el vacío, para hacerme el paso,
para refrendar las luces, las mentes,
inundar mis amadas fuentes,
labrar mi tierra de tus pies sonoros,
preparar la mesa para nuestro almuerzo.


Febrero lame,
tan corto y tan tierno,
la herida de este año largo, infinito, dueño de ajenos petróleos.
Febrero se estira calmoso
para cubrir el abismo sólo cierto para mis ojos.

Sofía Serra, febrero 2003

jueves, 4 de febrero de 2010

Pets cemetery

(Modifico la entrada de anoche, que elimino, y le agrego esta canción de "La Frontera")






Pets cemetery


I

Sí.
Ya no se abaratan los días en las tristezas de esa especie de vertederos que abandonados sumergen en sus lodos la pestilencia de lo obsoleto, lo sin puertas, lo negado./
Tú tienes un orden, hermano./
Tu estómago se sitúa bajo los pulmones/
y sobre tu cabello/
florecen margaritas, también amapolas, algunos lirios.../
Tu orden se establece a fuerza de sangre limpia, como la que recorre/
las venas de los titanes sumergidos no sabemos aún por qué cataclismo./
Subyace entre tus sienes, bajo tus axilas, gobernando/
la risa fresca de la fuente./
Mi hermano tiene nombre de dios innombrable./
Tan justo como el aire, no reserva su desmedida para el ataúd./
Jalona con su aliento la mar embravecida/
convirtiendo el gozne que chirría en vuelo de gaviotas terrenales...tan breves, tan leves,
tan presenciales./
Mi hermano viste de negro, como Hamlet,/
pero yo no moriré como Ofelia diluida entre las flores y el agua./
Mi hermano no existe,/
mas yo reiré cuando asome la dicha desde su nuca hasta su sonrisa de tierna boca,/
de almacén de dios, que ya viene siempre presente./

Expele, jardín mío, expele, no si soles o señales,/
que de tu estómago llegan las primaveras./

II

¿Qué seré yo?, ¡qué seré?/
Tan viva, tan discorde, tan rayana en la espesura,/
tan fragmentos,/
¡tan una!/
¿Qué seré dios mío?, ¡qué seré?/
Y a quién llamo ya para poder vaticinarme si sola conmigo y tan repleta me absorbo casi hasta matarme y todo me cabe./
¡Qué soy?/
Barco desmedido para laguna tan en las afueras, tan concreta, tan justa en el enorme paisaje de esta blanca y nunca eterna noche./
Tan pura, tan pura./
Tan sucia, tan sucia./
Tan informe, tan invalidada, tan certera sin asomo de nombres.../
¿Qué seré, qué seré sino tal vez sólo imaginaciones mías?/

III

Ha de haber suerte felizmente encontrada./
Ha de existir la rosa que genera aberturas, la del gozo publicado, la del sol sin sueño más que allá, justo cuando atraviesa el lindero de la montaña azul./
Deben persistir el lapsus, la gramínea, la flor nacida bajo las lavas, las marismas/
sobre el generoso estero,/
los pies mojados deambulando entre tu posición y la mía bailando al son de los jilgueros que entonan el aire de este parque renacido tras el invierno apocado,/
el tembloroso y estéril,/
el que renueva, gimiente, el fulgor de las estatuas de la noche, los hambrientos silos de las almas que vagan./

(Sofía Serra, febrero 2010)

lunes, 1 de febrero de 2010

Rien ne va plus



Feliz suerte del hoy

Hoy no sirven las lágrimas, aunque aparezcan./
Hoy ni la sonrisa expresa, aunque floreciente emerja desde mis pulmones./
Hoy la abatida no tiene hueco, ni siquiera la exaltación./
Hoy el orden extraño requiere insistencia de abandono, de flagelo descompuesto,/ despedazado y roto por los brazos incólumes de los sortilegios sin edad, sin premura por las horas o la acontecida./
Hoy que navegamos./
Hoy que sorteamos los peñascales, que convertimos las escorrentías en toboganes donde las cristalinas flores emergen al son de nuestro juicioso juego./
Hoy que la vida adquiere el nombre de esperanza. Hoy que ella muere para no necesitarla al menos por hoy./
Hoy que vivo ausentando las miserias que otras veces me acobardan, me contienen, me suplican abandono./
Hoy que no existe la suerte más que para gozarla,/
hoy te canto hombre sin nombre, compañero mío,/
para no matarte nunca, para poder vindicarte siempre./

Sofía Serra, Enero 2010

martes, 26 de enero de 2010

Calzas para un orden


Título de la fotografía: Zapatos rojos


Zapatos rojos

¿Qué delirante poema renace sobre tus mejillas?/
No quiero ser aguafiestas, nunca./
El agua me traspasa, la juventud me reclama y no soy leña amontonada en la penumbra del helero, asomo gris en la tiniebla./
Es sólo que la irrealidad se impone a veces. Puede más que una palabra,/
que el beso, e incluso la sonrisa o las lágrimas./
Un zapato rojo se extravía sobre los adoquines,/
dos zapatos rojos sobran ante el semejante./
Proust aprieta pero no ahoga,/
la irrealidad se desescombra sobre las sancionados abismos/
horadados a fuer de endogamia:/
los señoríos, las señorías./
Los antifaces./
El anti-faz,
el negativo de los rostros des-ojados./
Los timbales sobre los que tamborilea el brillo/
de nuestra mirada, y tú, y yo, ya convencidos preguntamos enjaezados/
a lomos de la estirpe, a horcajadas sobre el abismo./
Mundos virtuales. Siempre hipócrita calma./
Pereza./
...Y los zapatos rojos./

No quiero ser aguafiestas,/
pero aquí no se establece nada./
Si lo deseamos, se aposenta y hasta se habita, incluso se fundamenta,/
pero no sin tierra, no sin agua. Ni sin adoquines o mis zapatos rojos./

¿Qué hacen los que no saben cantar?/
Sólo digerir o gritar sobre la faz del interpuesto,/
Pelotear sobre sus propios pulmones, o zapatos rojos,/
para que no los asfixie (¡qué no, por dios!, ¡qué no, te lo ruego!)/
la roca desorbitada por las regurgitaciones de los morosos,/
los parcos, los olvidos del tú,/
los recurrentes sobre la ocurrencia que arrastra
a la inmundicia de la incomprensión/
hasta al corazón más puro./
Zapatos rojos./
Corazones rojos./

¿Cómo olvidar a los que no cantaron?/
¿Cómo no intentar habitar en sus bocas, altavoz fundido a su caverna,/
mascarón de proa sobre la reserva que los hizo permanecer coléricos, sin cantos?/
Abastecer hasta en los muertos,/
colmar el hueco sellado hasta moldear a la paloma,/
la alada suerte, la blanca metáfora alzada desde la tierra,/
desde su yo hasta el más nosotros./
Hacer pervivir lo que no obtuvo ni vuelo ni memoria, /
ultrasonar un cántico que traspase los límites del tiempo y renazca en el pasado,/
reivindicar los sordos bramidos de los que se fueron sin apenas dormida,/
sin gloriosa voz, sólo porque el orbe los confió a las afueras./
Fuera de sitio,/
fuera de tierra,/
fuera de todo./
Como a los zapatos rojos./


Sofía Serra, Enero 2010

(Este poema contiene un "post-scriptum". Si se desea leer picar aquí)
 
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