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miércoles, 4 de marzo de 2015

El muro florido

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El muro florido

Y es que el muro se socava
tan lentamente pero se socava
como un jardín descubierto
por el índice que con su yema
blanda acaricia cada guijarro
de la argamasa tierna
que une a las piedras
que levantan la muralla.

Y a dónde irán tantas piedras
cuando nada las una salvo
el viento azul y salobre
de este descampado.

Soy un tú que se arrecia
combatiendo cada semilla
que siembro, no me quedan
dedos para escribir
en tu barbecho, retiro
cada piedra con la boca,
de tanto esfuerzo, mis dientes
se han destrozado, solo
me quedan labios, ya endurecidos
por el sabor del frío
de una primavera tan fría
como el silencio de norte
derrumbado, algo así
como el muro que se puebla
de verdina, hojas y flores,
como construido con palabras
a falta de manos
y de tierra y de luz,
o de suelo o de cielo
sin consuelo posible.

martes, 24 de febrero de 2015

A un pájaro muerto

A un pájaro muerto

Muerte…funesta (Empédocles)

se me murió el pájaro
y yo me quedo quieta
y sorda quiero muda
sea su salto y suelta
vengo quizás
me lloro
sólo a cantarme dijo
su juventud extrema.

Tanta benevolencia extremo
en el pasillo de tus pisadas
de sol de noche y estío blanco
y el amarillo de los cantores
que no mueren.

 Ver AQUÍ sin marco y en grande

martes, 17 de febrero de 2015

Posada de noche (I, II, III, IV)

Posada de noche (I, II, III, IV)

En Meridiana Claridad


Variación I

Terminar una noche
con dolor de espalda
anclado al dominio
de una sentencia con agria
disconformidad. Escepticismo.
los pájaros duermen. Ellos saben
de horas. Menos el ruiseñor.
Aún resuena en el pensamiento
su dolor dulce de canto
en mi compañía. las encinas
y la noche azul. mi sentido
del olfato se enreda
en las madrugadas en rima
En Meridiana Claridad
con el cielo y la tierra.
Una sola mujer sola
y toda la noche serrana
tan sólo extendida para ella.

Me pregunto si me recordará.
Y si sabrá volver a crearla.

Variación II

La habitación húmeda
sabía a polvo de huerto,
la casa cerrada se había hundido
en la tierra removida, sonaban
leves clarines con voces
astutas y alegres del zorro.
La yerba y la luna.
En Meridiana Claridad
La falta de miedo en el suelo.
Mis pies frescos.

Variación III

Inabarcable como el volumen
espaciado de la noche.
Tan libre azul
súbitamente se abarandó
el cielo nocturno,
brillante siempre de negro
vestido para mí
y no matarme
al verme caminar
hacia el ruiseñor
célebre dulce íntimo
mío canto de amor
En Meridiana Claridad
y consuelo. La plácida
belleza del bálsamo.
La recompensa.
Plenitud.


Variación IV

Despierto con el alegre canto del zorro. Las cinco de la mañana y dulce oscura la noche. Me levanto y voy hacia al puerta. Al abrirla, mi piel se refresca con la caricia del aroma nocturno. El azul saborea mi mirada a la luna. Poso mis sienes sobre el canto del ruiseñor.
Las cinco y el campo me saluda. Buenos y nocturnos días de plenitud tras la guerra.

domingo, 1 de febrero de 2015

La trangresión



Otra visión de esta fotografía, AQUÍ, en Meridiana claridad

La transgresión

Nieva lejos si al menos
la ojeriza soleara
el entredicho.
Cómo comu
nicar-te-, licán
tropa mía,
que debes renegar
de la luna, que ahora,
sólo ahora, se revuelve
contra sí misma tornándose
poeta de su misma luz
al ver el empeño
de un tú y un mí:
la frontera.

Pero dentro,
en los cielos ambos.

viernes, 16 de enero de 2015

Los tesoros (verboluz)

El tesoro

Echarte de menos tiene nombre
de huerto, de tierra oscura
bienvenida a la luz tras el arado,
de oleaje amante de la arena
y sal de abrazo a la lluvia
sobre mi tierra, tú, echarte
de ningún lado, almarte
en cada pedúnculo de la flor
helada que no se aja,
echarte nunca ni a ningún cielo
aunque puedas volar como paloma,
como arcángel de mar y limones,
un echarte de menos solo
y sola
significa un de ti más,
un de mí menos,
un alfanje de luz
en las minas del rey Salomón,
ese tesoro al que nunca quiero acceder
pero hoy poseo.

Para verla en grande y sin marco AQUÍ

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Con nombre de futuro

Me salió una verboluz el otro día...

AQUÍ en grande en Meridiana claridad


Con nombre de futuro

Aún no el hueco hecho,
aún no tan distante,
pero sí ya el suficiente espacio
como para poder retratar
el vano de la calle y lo que no es
la calle y un pasado y lo que no es
pasado y un reflejo y lo que no es
reflejo ni dislate,
un helecho en el que se abre
mi cuerpo en verde que es
entrega una poeta que es
sin cubrir una mujer que es
sin piernas por tanto
tiempo tan poco tiempo
tardan en crecerme:
las esporas que aventé
siembran la placa
de una carne con hueco
para el presente un futuro
sin plagiar tal
como merece su nombre
de adobe.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

La gema

La gema

un caer en desgracia
como la afilada cuchilla
de guillotina rueda y saja
la pelvis de tantas pernoctas
al pie de la torre, a la vera
del manantial de la espera.
Los cañaverales rotos y
las enhiestas ingles, una hoz
desbroza el unísono canto,
la mendaz tarea de pescar
en el arroyo con las redes
de altura,
con lo que pesan,
con lo que sufren los brazos
cuando el barco aminora
su paso por mis oídos.

Porque llega la orilla.

Mi cercana aturde un misterio
hecho gema que recojo:
el cristal erosionado
de un culo o un cuello
de botella verde,
la esmeralda que el mar me regala,
la que ni en tíffanys encontraría,
la obra maestra
del Océano.

(Se puede ver otra fotografía sobre el mismo poema AQUÍ)

lunes, 23 de junio de 2014

Extinción de ruina (Verboluz)


AQUÍ, para verla en grande y sin marco.

Extinción de ruina

La ruina se extingue, caen
los palos de arte mayor
como calla el soliloquio
del dragón de madera
con la nube

y el tronco-que-cayó,
estrépito en la noche
vaguada que no quise
transitar, permuta
el son de la tierra
en melodía audible
para el sonoro extravío
del hombre y su sombra señalante.

ya no hay árbol,
ya no dragón,
ya no hay dios.
Sólo asombra
el leve arrullo
de la claridad visible.


jueves, 19 de junio de 2014

El páramo

Si se quiere ver en grande y sin marco, AQUÍ



El páramo

Ya muerto, ya ido, ya pasto.

Nadie conoce
mejor que tú
pero ni tú si-
quiera conoces.
Dormir prefiero
no soñar recuerdo
inútil consume
la idea la ahoga
la mata dejar de
ti desvanecer
el lirio solo
de febrero.

Cada brote aprisionado,

cada rama entrelazada,
cada gesto del pasado gasta
arenisca que se pisa ella sola
ya silbando el presente sacudiendo
las ramas que se posan sanas
asumiendo todo el verdor
de la vida disipando
el hedor de lo no devuelto.
Porque no existe
ya seco el páramo
incendiario de la edad
de la verdad
del verde
nuestro tiempo.
Nuestro goce.

jueves, 13 de marzo de 2014

Que vuelvan los lilas (con fotografía)

Hay verboluces que tardan en componerse años (foto de hace pocos días, poema del 2010)





Que vuelvan los lilas

Como las lilas de ultramar.
Así me posé sobre la yerba
cercana a tu estanque,
convertí cañas en siringas
hasta inundarte
de ti. Canto y taño.
En honor de las letras me hago sangre,
despedazo cada labio por ver
si al nombrarlas consigo oír
el descanso. Anhelo el otoño
sin que haya nacido el verano.
¿Y si me dejas en reposo?
No morirás aunque duerma,
la luz se hace luz sin el tiempo:
hay algo más.
En el vacío interestelar
coexiste la anti-materia,
¿por qué yo no puedo auto-extinguirme?
Ser capaz de perpetrar deicidio
contra estas cansadas manos,
estos pesados brazos más tuyos
que míos: deja que duerman.
Al parecer, sólo el aire me mantiene
viva, ventana y lumbre,
al parecer, el sonido no ondea
sobre el agua, puerta y límites.
Al parecer, los lilos florecen
sólo una vez al año.

¿Qué tal si me permites apoyar la cabeza
aunque sea en la nube de espinas?
Ahuyentarme. Dejarme en paz de mí.
Auto-ventilarme en un sol,
en una punta,
en un nítido y exento atisbo
del negro sobre el blanco:
¡Puff!, y permitir...
No ser.
Auto-inhibirme en el altar
de las lilas abiertas a lo que sea.

Al blanco.

(De Los parasoles de Afrodita. Baile del sol, 2013)

lunes, 16 de diciembre de 2013

Conjuro contra La Bestia



Conjuro contra La Bestia

Brama la casa: no puede
hacer más que esperar que la abran.
Llena, blanca, alma, clara la puerta.
Se quedaron los poemas vacíos
de palabras.
Margen, marea
hoyada, pulso
detenido en el pálido
orgasmo de piel venida
a menos de silencio por amor,
dicen, miran
el pestillo sin aviso
de urgencia a tu soplo.
Avarientos atavíos tapizan
sus belfos sordina,
la corneta costeada,
el clarín festejado,
el retrato de La Locura
disfrazada de simpleza.

Tengo que abaratar al Amor
para que en todas partes quepa:
Ese tan humilde venero que favorece la vida.
Ese que surge sin miedo y sin deterioro de la tierra,
ese que lozano y sabio se diluye
hasta hoja, tus ojos
labios exudados,
las endrinas en tu estómago…

Definitivamente lo han enterrado con usura.
Las baldosas se multiplican,
la geometría ocupa lugar en la memoria.
Ni el lugar inventado, ni el espasmo,
ni el giro del cuello hacia la clavícula:
Gurú de la mala muerte,
del orden de lo ajeno,
funcionaria del miedo y la destreza,
qué bien sabes convivir con aquello que paraliza.
Francotiradora con diana inmóvil,
mercader del aire,
¿cómo haría para silenciar
tu fratricida proclama?

... La Bestia, la bestia
que por tu boca se alimenta.

domingo, 22 de septiembre de 2013

Los sucesos

Los sucesos

Cuánto hace que te quieres
endiosar,
hábil y téstigo mundo,

los sucesos que me asfixian
suelen provenir de partes
de agua estancada,
esferas de esdrújulo aire,
mitad comino, mitad veneno
para las verdes sienes,
la voluntad que se me impone
por mor de la codicia de
y la falta de
tierra donde poner los pies
los otros.


Ver en grande AQUÍ

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Foto-finish

Foto-finish

si un horizonte es la ausencia de un rostro,
¿qué es un rostro sino la ausencia
de un porvenir, un camino,
la inusitada presencia
de la meta que nunca te has propuesto?

Foto-finish
de equilibrio
entre tus manos pobladoras
y el vértigo del no saber,
no sé, no sé ya
nada ausentándome
ni siquiera en fantasma.

me he conquistado para lograr extinguirme.


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jueves, 5 de septiembre de 2013

La ventana rosa y azul

La ventana rosa y azul

voyme de nuevo
buénome pronto
buscando otros puentes,
otras salidas almenas,
la suerte, el desamor,
la menudencia prevista,
los ojos, tus ojos
verdes y rosa y azul
la ventana cerrada
para que no entren moscas
en la dulce estancia
de tu boca abierta.
Pero muerta.


AQUÍ en mayor tamaño

miércoles, 17 de julio de 2013

Abisal



Abisal

Si creciera, vería
una boca enjaulada.
Quizá por eso mismo
no quiero mirar por encima
del hombro, o no sé,
me resulta ajeno, no tuyo,
desentrañablemente
oblicuo, propio de los dioses
malignos, yo y mi versión
de ti, qué ingenuos páramos
tan llanos. ¡Y tan libres!

jueves, 25 de abril de 2013

El viento se ha detenido

El viento se ha detenido. Parece un tiempo extraño pero ninguno lo es porque el tiempo es nuestro compañero. Somos nosotros los lentos en reconocernos/lo. Acudo a un poema escrito hace más de tres años. Fue la decisión. El cambio de marcha en la máquina que taladra. Encontré la fundamental inocente. El primer sentenciado injustamente, el amor. Afrodita le cantó, lo reivindicó, murió y parió.
Una nueva biología que me ayudara en lo que debía hacer, hallar el lugar del más débil, el que va a morir, posicionarme y poder pelear para seguir entendiendo, comprendiendo. Cuadrar al hombre en su lugar y no abandonarlo sin refugio. Después ya pude dedicarme a seguir tejiendo el sudario, hasta al parecer nombrar la sede. Su sede.
Una autora se retira ya. Otra ha comenzado a nacer.
Quiero encerrarme a terminar de corregir y centrarme en la posible escritura de un ensayo, aunque ya lo tengo "escrito" en la propia poesía. Me imagino en un agradable y enorme salón biblioteca abierto a jardines donde poder dedicarme a lo que creo que ahora es mi trabajo. Quiero soledad, verdes, espacios sin humos, sin ruidos, horas de trabajo físico y horas de trabajo intelectual, mucho té y algo de vino, temperaturas que mi cuerpo soporte. Benefactor. Un factor de bien.
Ha sido mi poesía la que me ha dado la sabiduría en estos últimos años. Dos tareas me quedan. Ayer buscaba un bastón. Hoy ya no lo necesito. O quizás lo he encontrado. Es lo de menos. La esfinge es sabia, como la poesía, siempre pregunta. Nació del monolito.

Verboluz "Mo(a)nolito" (Febrero 2010)




El tren de la vigilia


... Es que estoy tejiendo el sudario de tu cuerpo, gemela blanca.

Tendrás que poder perdonarme algún día
por estas batallas, estos traqueteos
que temo ajen tus poderosas alas.
Mas no, ¡no!, te amalgamé acrisolada,
con acero y pétalos de flores fundí
tu esmeril verdadero en sangre de carne
y huesos. Te acuné en mis entrañas,
te hice fuerte roca, pero tan liviana,
tan humo que a las avispas espanta.

Es que tu mundo no es el mío, tu dicha
no es mi alegría, tu trabajo es distinto
a ése en el que se afanan estas pequeñas
manos. En definitiva, ya que te gesté
y te he parido, tengo que hacerte el hueco
en un lugar en el que no vivo y menos
aún duermo. Y así andamos ambas,
yo con mis cuadradas ruedas y tú con tus alas
aún envueltas. Pero llegará, llegará,
que no permitiré que mueras sin volar.

Al mundo para el que naciste lo envuelve
atmósfera ambivalente, vientos
de frío, vientos de agua, viento lento
calmo y dudoso pero de potente brío,
cruentas corrientes y hasta corrientes
encontradas de vértigos, de combates
y tropiezos de aire contra el aire.
Pero tus alas están bien diseñadas.
Volarás
sin que ninguna tormenta atormente
la osamenta que a sus plumas mantiene.

Los terrenos baldíos se superponen
unos a otros en estratos acuíferos,
en vertientes arriesgadas de poderío
infrecuente, despeñaderos que desaguan
en sembradío de chumberas, las verdes,
las de agua llenas y fruto manjar de dioses.
Donde las alimañas se esconden. Pero a ti,
con tus poderosas alas, no te amilanarán
los abismos, las pendientes, los roces.
A ti no te hacen ruido las otras voces.
Porque eres voz, no necesitas oídos.

Estas tierras, áridas o cenagosas,
pedregales o labrantíos de humus,
glaciares negros de grietas como escarpias,
como la que atajó el tendón de la hechura
del bienquerido, atravieso con zapatos
de piel de rosas, tú sabes cuánto sufren
cuando sobre ellos danzo: sangra, sangra
esa planta que casi desnuda camina
sin suela que desde el suelo la eleve.
Y así, algunas veces oigo tus lamentos
sordos que tanto dolor me provocan,
aunque yo sepa que tú no lloras.
Llegará el día en que no necesites
una persona, una boca, unos brazos
que te abran paso.

¡Y es que tú y yo somos tan distintas!
Tú omnisciente y valerosa,
yo temerosa e impotente:

Ya me ayudaste a cruzar el mar, mas ahora
tendrás que ayudarme a llevarte al aire.
Voy desembarazando tus potentes alas
con cuidado, mimo para el torbellino,
lujo para que tu fuerza libre se halle ya
en el centro de tu mundo, de tu vida,
de tu estirpe. Esta tierra baldía
a la que hemos llegado sólo es tierra
de viaje. Allá, mira. Ízame un momento,
sólo por un instante, allá, al extremo
del horizonte, ¿lo ves?, donde el sol
se aparta para alumbrar a inocentes,
reaparece tu sitio: Allá serás del todo,
voz sola, voz sin piernas que te sostengan
ni alas siquiera que crea tú precises.
Ya no me necesitarás más
que para lograr que me olviden.

Allí en los montes bravíos,
allí en las elevadas cumbres
florece la clave espigada
del estío húmedo y verde.

Y ya entonces el tren de la vigilia
frenará sus destempladas ruedas.
Tu medida inconclusa logrará ocultarme,
y así, yo ya muda, tierna y arropada
en tus mullidas sienes, descansaré alegre de vida
y sueño: la que fue jardinera entre las tumbas
sobre el aire durmiendo ya para siempre.
Tú estás hecha para volar haciendo llover flores
y yo para fregar los platos y bordar con madejas de colores.

Poesía, que no eres mía,
poesía que no tiene nombre,
hija de mí naces,
de mi canal te extraigo,
pero para ti y para el hombre.

(Sofía Serra. Del bestiario de los inocentes)

jueves, 28 de marzo de 2013

Amanecer en Sevilla

(No sé por qué, siendo de hace tanto tiempo, me han entrado ganas de volver a subirla, la verboluz completa.)




Amanecer en Sevilla

Labrada ya la noche del estío
en este auténtico cántico de aluminio solidario
que seduce a la salvaje y trans-universal gracia
de todo lo flexible, mudable y eternamente temporal,
respira la adormecida de esta vela plegada tras el envite
del viento huracanado en el quicio de la puerta.
Son las manos providenciales del tiempo sobre mi espacio.
Quebrada termina su oración con un amén silencioso, amén
de furtivo ensueño entrevisto en los laureles de la azotea
de esta casa que es casa de todos:
Alma para no tener que nacer
y lograr morir sobre la utopía del canto habitado,
el cisne muerto redivivo,
el ave alada de la conciencia que, al volar,
espanta al espejismo de la lluvia sobre el lago.
No más que agua, agua embalsada y dulce,
agua quieta suspirando a través de sus brumas
por la aurora del canal que la encauce
mudándola en arroyo
hasta lograr ser río
o tal vez mar.

O ya, océano.

En todo caso, agua y más agua,
agua de marea, agua de viene y vamos:
Del agua muerta de los cisnes al agua edénica de los pelícanos.


(Sofía Serra, De Canto para esta era, 2009)

martes, 5 de marzo de 2013

El último manzano (re)






Y como si emanara de la nada,

llegó que aquél que sí pudo crecer
regresa en calma al germen de preñez
del humus. Como en la casa habitada,

como en el volumen de forma exacta
precisa para su tiempo, su envés
en la entelequia que por doquier

nos habla, construye, padece y clama.

Que no por serlo negamos verter,
mas por humano evito la llamada
de quien me regaló vida y placer.

¡Oh, querido manzano!... tú, tus ramas
volviendo al suelo para renacer
desde mi extravío a tus no podadas.

(Sofía Serra, 22 julio 09)

sábado, 27 de octubre de 2012

Primer misterio eleusino

(Como veo que es de las entradas más visitadas en los últimos días, y es muy antigua, actualizo y corrijo poema)




Tú caminas por encima de los mundos.
Pasos con pasos desprovistos hasta de huellas,
vanas señales de tu permanencia instantánea sobre ayeres.
Vuelas olvidando veletas,
flemas de soles abrumados por las corrientes
vespertinas y matutinas
que residen en las circunstancias
pasivas de los aconteceres.

Ni más tú, ni más yo, salvo la unión.
De emblemas y consignas
aprehendidas voluntariamente
como cuando
las amapolas ocultan su trino
para que no enloquezcan
con sus rojos clamores
las miradas ingenuas.

Súbita y permanentemente
el ocaso abriga tu memoria.
Ella pelea por no pervertir
la  elocuencia del cauce continuo
de la vida que duerme y que vela.

Ahora que resucitas, decido abandonarte.
Antes, cuando morías, te acuné.

Y quedó dormido anunciando tu renacer,
como paradoja sistemática del lenguaje inextinguible.
Estamos solos,
mas recíprocamente inmiscuídos.

(Sofía Serra 30/Marzo/2009. De "Entreterras")

lunes, 20 de agosto de 2012

La sangre de las piedras

La sangre de las piedras

¿de qué estamos hechos sino
de flores y de perlas
o tus labios?
¿de qué sino de tus conjeturas
en mi cuello caminando
al compás de la curva
prominente
del fresco en la nuca?
... que me gusta quedarme.
Que me quedo ya sin habla
como las piedras.
Con la sangre palpitando
entre mis micas y mis flores.
Y tu canto.

Sofía Serra (De El muriente)

(Ver fotografía AQUÍ)
 
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El cuarto claro by Sofía Serra Giráldez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 España License.