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miércoles, 11 de diciembre de 2019

Luces de noche



Presentimiento

De luz y tiempo se viste la noche calma,
de alba cuelga el blanco nuboso
tintado de silencio y agonía esférica
que clama bajo el sonoro mestizaje
entre la falta de sombras
y la armónica disonancia
entre el cielo y la tierra.
De repente un nido se colma,
de repente la robusta inocencia de la noche
emerge solidaria con el ventanal
de la luna, habitan sépalos serpientes
camino de la encina
supurando flemas,
los fantasmas nublan mis sentidos,
ajorcas de amor
que arropan el frío orificio
por donde se divisa plano
el otro hemisferio, aquel que acontece
en la otra noche más temprana,
la súbita puerta a las estrellas
me lleva al zaguán de su casa,
la valentía de abrirse a mis ojos
como un exhibicionista,
la bendición de despertar
más allá de la oscura materia
del sueño y sus secuaces.

Pensamiento nulo de bala
y bruma que culmina bajo el encendido
farol de las sábanas ya dormidas
libres de mi cuerpo y el peso de la soledad
de mis neuronas, tan animistas
como la serena que me eleva.
Qué bendeciré yo cuando cante
sobre el huerto enterrando
mis talones en el estiércol de plata
sino a la difusa, la mágica,
la sorteada presencia de estar viva
antes de la aurora.

Presiento un pozo de sueños
bajo el sincrónico canto del gallo
y mi corazón de voces. El nido
se aturde fragante de otros suelos:
los de ayer, los sin llegada, los amados
tirabuzones de la vida y su encanto
silabeante de hojas vivas en el otoño
de mis días.

martes, 26 de noviembre de 2019

Tiempos líquidos




El río de la lluvia

Cuando hace lluvia hace
después para la rosa
cuando hace calma hace
lloviendo el cálido
aire sobre la rosa y el suelo
de la rosa rosa flama
por el agua y el velo
templado del cielo lleno.

Plácido tiempo de agua
con sólido después
sobre la luz y nos,
tan líquidos como él,
nuestro compañero.

(De "Momentos estelares")

miércoles, 20 de noviembre de 2019

Sobre regímenes que caen por su propio peso



Nuestro régimen

Porque ya ni las hojas caen,
porque no la lluvia las adelgaza
porque ya ni pesan
para hacerse más levantiscas
ante el viento de norte.
Protégense como leves brotes de aire
que al color de la nube se someten
transparentándose, solicitando
el peso de una mirada
que a tierra las lleve.
Ah, cuánto las hojas ansían
soltarse de sus ramas y bailar
al son del bóreas que se atreve
con ellas y con su incertidumbre:
no saben si son del verano o del otoño.
Sí conocen su lecho caliente
y hacia él apuntan con sus flechas
livianas, alas de polillas
a la lumbre dormida de la noche
del año, ni se queman ni enmudecen.
Truenan cercanas, golpean
la puerta del invierno:
que no las olvide el que vive,
recitan como manos juntas
rezando por la lluvia
al suelo. Se equivocan de dios
tal como nosotros erramos
juzgando y jugando a ser
otros de oro y aire
cuando de barro somos,
no celestes ni extraños.
Ellas siempre caen,
tal como todos al final
recordamos pies en tierra
que a la tierra volvemos
juntos, todos uno y sin preces.

Y la tierra sí que engorda
con nuestro alimento.
Aún sin lluvia.

(De "Momentos estelares".)

martes, 12 de noviembre de 2019

Colchón de rosas



El colchón

Coincidiendo la decadencia
de esta civilización con la de mi propio cuerpo,
no puedo más que felicitarme
por mi enorme tino: qué celebrarán
los posteriores sino mis propios años,
qué celebraré yo sin un después
que me esparza sobre la tierra
de mi huerto, mi jardín, sino
mi propio vivir sobre mis muertos
que todos los días piso
y de vez en cuando mezclo
con las piedras que me sostienen
en mi propia decadencia sobre su muerte
y la caída de todo un tiempo de los hombres.

Gorros de invierno, para qué os quiero,
si aún la lluvia no ha ametrallado
el aire, la tierra, mi tino que os cose
sin haber podido limpiar las ventanas
que al jardín se abren.
Para después, me digo,
sin un después.

Muertos vivientes en mi propio suelo
me calientan. Muerto viviente
un tiempo que hace aguas
tal como yo entre mis piernas
sobre mis muertos y las semillas
se abren sobre el lodazal
amoniacante. Al final, sin el después,
construyo un jardín con toldos de plástico
para eternidad y salud de los mares,
un jardín con rosas de tela
para que mi caída se amortigüe
con mi propia decadencia
y la de nuestro tiempo.

Las hinchadas huestes
y la mezquina suerte,
la tierna tesitura
y la mordaz y madura
manzana de la muerte
de un mundo sin por-
venir o manzanos que devengan
paraísos. Y yo ya me tumbo.
Que otros muerdan. Yo me duermo
ya sin hambre.

(De "Momentos estelares")

jueves, 31 de octubre de 2019

El amo de casa



El amo de casa

El esfuerzo con que la luz
se hace todos los días,
maldito sea el génesis
y todos sus estudiosos,
ninguno contempló ni relató
cómo el sol levanta
el manto negro, la mortaja
sobre la tierra bajo la tumba
resucitándose a sí mismo,
como si la empresa dependiera
de unos brazos más extensos
que el Universo.
Calculamos a nuestra medida,
contamos las estrellas con las puntas
de nuestros dedos, el milagro
nos ilumina todas las mañanas
revelándonos el poderío
de tanto astro esforzado
en su tarea cotidiana:
Recoger la noche,
barrer las estrellas,
abrir las flores,
secar la yerba,
calentar los techos de los hombres
y cocinar el humus
que germinará desde semillas.
Pobre amo de casa el sol,
nadie contempla la fosa abisal
que atravesó
para revivirse cada día
en nuestra mirada tan parca,
tan parcos somos, nos
y nuestros lamentos de lagartos
con lágrimas de cocodrilos
y voluntades de renacuajos.

(De "Momentos estelares")

sábado, 26 de octubre de 2019

Torre de todos





Torre de memoria

Casi no llueve, pero la encina flota
baja el amago del viento,
caminante de sus pasos frugales
sobre las flores de cualquier primavera.
La ventisca anula el desconcierto
de la oropéndola que a mi regazo salta,
un dorado presente de un pasado verano
fuera de tiempo en este cálido otoño:
Una torre sumergida, una torre de oro
flotando bajo la orilla tan lejana
de mí como yo del mar y su peso
de agua
sobre la bendición de ser lamida
por las lenguas de la playa. Canta la torre
exhalando aire caliente. Canta
la higuera su nana de invierno,
se desnuda para dormir, el futuro frío
la envolverá en sábanas de coral.

Solo los seres humanos nos abrigamos
cuerpo sobre cuerpo, hoja tras hoja
de nuestra Historia, revelando
esa torre de todos, esa torre dorada
bajo las aguas de la memoria y la paz.

(De nuevo poemario aún sin título, quizás "Momentos estelares", quizás "En este sí vivir")

martes, 18 de junio de 2019

Hay vida más allá





Mañana de niebla

Señal de agua leve
suena el cielo cantando
la niebla que se despierta.
Desde el valle alienta
el alivio de su brillo
y hasta el trino tiembla
de los grillos que ya duermen.
Sueltan las gargantas
el mugido del nuevo día,
reman las tórtolas a la par
de sus alas grises
como la nube grande,
como el vaho de esa boca
que refresca el verano
prometido.

Cantan las aves,
cantan las vacas,
cantan el gallo y los perros,
canta la niebla arropando
a la tierra la nana que llovizna
acunando el mar de yerba.
Las hojas flotan la marea
del campo que amanece
más allá del valle, más alto
y más lejos del río grande.
Y yo lo vivo.

(De poemario sin título.)

jueves, 30 de mayo de 2019

El viento constructor



Temporal de mayo (negación del arte)

Lo que hace el viento con las rosas,
cómo las desnuda con violencia,
como si se enfadara al detectar
que son bellas pero nulas.

El suelo, antes triste,
hoy se viste de festivo
por acción de tanto enojo,
porque el viento airado
ha luchado por devolver a la tierra
lo que de la tierra provenía.

El viento construye cimientos
con rosas a golpes
de ira contra la injusticia
de nuestra mirada.
La belleza, para quien la trabaja.

martes, 12 de diciembre de 2017

Tres amaneceres




Venganza

En este sí vivir semántico
que conduce la noche ya muriendo
joven, la luna ya cantando nana
a las estrellas y el gallo
iluminando el silencio del sueño,
sostengo ensimismada la trama
del toldo de mi embargo.
¿Qué alucinaciones gobiernan
los sentidos atravesados
por el súbito despertar
de los sonidos de los hombres?,
qué claman respirando
las milongas de los relojes
tictaqueando el espacio lleno
de ser vivo,
de contenido azul silabeando
la dulzura del oriente
amamantando el día
y vengando, porque viene,
¡qué venga!, la amanecida
que a la muerte
de la noche venga.

(2017)


Silence rising

Oficia la sacerdotisa
de la aurora. La diosa
me comulga con su aire
rosa y frío. Se congelan
las afables sienes
a la luz de sureste.
Nace la paz
aliciente, padece
el mutismo
al despertar-
SE.

(De "Extinción de ruina")

domingo, 25 de septiembre de 2016

Rabí-Osa



Rabí-Osa

A la Administración de Justicia española y a los corruptos que le dan de mamar.

Y llevaré el infierno sobre ti
y cada uno de tus lazos,
de tus vínculos, de tus cadenas de montaje.
Arrasaré con fuego tus testículos,
tu piel cetrina borboteará espuma roja,
la mentira anidará en tu pecho
y de él brotará el puño
de gusanos negros
que beberán de tu sangre excretal,
se torcerán tus extremidades,
tornarán lo imposible cuando intentes
caminar o abrazar,
tus rodillas hacia atrás,
tus codos hacia dentro
se clavarán en tu propio tórax
horadándote los pulmones,
así cuando inspires por tu boca abierta,
a tu tráquea llegarán
tus propios huesos y tu alarido de dolor
cegará tus ojos, mirarás sin ver más
que tu propia sangre inundando tus pupilas
que llorarán la hiel que hervirá sobre tu rostro
ya sin labios, ya sin nariz, ya solo dientes

mintiendo que ríen,

porque este espejo, este infierno
que yo te pongo delante
sufrirás sin vista, sin oído,
sin falanges, sin piel cetrina
que te proteja, sin argumento
vital para sobrevivir
sobre tu propio esqueleto
de huesos de alambre.
Ya percha, ya objeto útil,
ya objeto recuerdo,
ya solo recuerdo del infierno
que echaste sobre mí.

viernes, 15 de abril de 2016

Huerto



Huerto

Tierra soy y no me tumbo,
sombra canto y no te entierro,
senda clavo, luces sudo,
soy huerto claro
y clamo al cielo
agua, sol y vino
el viento que me inflama
de norte duermo al sur
predico mi sueño,
de pie me inclino
a tus pies, me hundo
en el barro de tu sino,
tierra o suelo. Manos.


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miércoles, 17 de febrero de 2016

Declaración de hacienda de una freelance

Declaración de hacienda de una freelance 

Hacer poesía no da dinero.
Luego soy pobre, nada que declarar.

Ahora que nos compran la sangre
como cabellos que volvieran a crecernos,
ahora que súbitamente
el mar se dibuja negro
con osamentas de hierro
que cían sobre sus caudalosas
ondas, las olas, la negra
y flamante bandera
de ese barco a la deriva
que flota encima nuestra
y gracias a nuestras cimas.
Ahora, ahora debemos callar
y no escribir ni declarar,
ni por activa
y ante su pasividad.

Para no hacerlos ricos
a costa nuestra,
a costa de nuestras vidas.


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lunes, 28 de diciembre de 2015

Campo lunar rosal



Campo lunar rosal

Lunares me aparecen
los días siendo
tan solares como la rosaleda
recién nacida.

ando
escribiendo
con rosales en la tierra
lunares paisajes
para no olvidar
nunca que aunque
no la vea la luna
blanca me espera
reluciente y llena.

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miércoles, 19 de agosto de 2015

Superwoman


Superwoman

No voy a hablar de lo que fui
o no sé
si sigo siendo,
porque ya no existo
a estas medianas de mundo.

Qué más quisiera yo que dejar
de sentir, de pensar, de ser
para poder no estar
en este tiempo
que adolece de ti
y así lograr
el milagro por el que rezo:
hacer
girar la Tierra
en el sentido contrario,
en el pensamiento contrario,
en el ser contrario
a lo que he sido
o soy estando.

Existir a salvo de mí,
la superwoman siendo.


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lunes, 17 de agosto de 2015

Racimos

Racimos

Tus manos, amor,
tus manos y mi sonrisa.

Bajo la canícula
me complemento como un nudo
sarmentoso me enredo
a tus dedos como un brote
de agua del manantial
de las uvas que nos nacen
bajo el cielo blanco
de verano almidonado
bajo el sol y el deseo,
bajo la realidad de la parra
y la argamasa del tiempo.
Bajo las uvas nos adueñamos
de nuestro abrazo
al firmamento y a la juventud
de nuestra vida en comunión
con el liviano aliento
de las hojas perennes.

La sombra extendida
siembra de frutos nuestro suelo.
El llanto de la tierra bendice
las aguas dulces y serenas
que destilan nuestras manos.
Unidas borbotean presentes
de milagros como uvas.

En racimos.




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jueves, 13 de agosto de 2015

Luna nueva

Luna nueva

Ahora siendo luna
nueva me desnudo
de luz, me visto de noche
con galas de estrellas
y el brillo en tus ojos de lo que fui
mientras el cielo no me recordaba.
Ahora me asume negra,
tal como me recuerdo
cuando yo mismo era nueva.

Blande la memoria del cielo
un nombre sin causa,
el beso limpio sobre mí
tu boca
sobre mí
tu barba sobre mí
y yo sin luna
te amanezco siendo
tú nuevo y desnudo
de noche vestido
de luz.



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viernes, 6 de marzo de 2015

Dar la luz

Dar la luz

Solo me quedan mis piedras
y las lagunas de la memoria.
Solo el olvido de la tierra
firmemente figurada
y el presente de tu salto
de orilla a orilla de ese agua
remanente de la lluvia de mayo,
la soledad rosada de la aurora
y la compañía de mis ojos mirando
agradecidos tu reto al sol,
a las nubes, a la yerba yo
agradecida a tus pisadas,
a mi luz en el gozo
de habértela dado.


lunes, 16 de febrero de 2015

Sequía de invierno

Sequía de invierno

Sordina soy con este cuerpo
de grito que me rompe
el silencio del habitáculo vacío:
la rama en llamas.

Días en los que la hojarasca
no se ablanda, tierna-mente
supuran mis oídos lentos
rozando la superficie de la ventisca.
Siento a mis pies sobre el suelo,
pero el polvo anida
en cada poro de cada hoja
de cada amarillo que el viento levanta
haciendo tanto ruido
que mis ojos gritan lágrimas
que se enfrían no encontrando
las hojas blandas,
las hojas rudas, las hojas secas
chillan como mis ojos
pidiendo agua que las enternezca,
e de mis ojos fuertemiente plorando
acude presta la humedad
alimentada con la sal
de las horas indiscretas
que mi llanto gobernó
a sable al viento el canto
escondido en mi grito
seco.

lunes, 26 de enero de 2015

Elegía a un paño de cocina

Elegía a un paño de cocina

Aquí todos duermen. Allá también. Mientras todos duermen, un mundo se hace, se construye al son de cada descanso, cada venerable solaz de una boca que se relaja en la saliva del sueño. Mientras todos duermen, yo ultimo los también venerables penúltimos segundos de vida de un paño de cocina. Atrás quedaron los sinsabores de su pasado, para él, pobre mío, tan pobre, solo conteniéndose a sí mismo y a sus cuatro esquinas, cuatro esquinas, quién le regalaría el don de poder concentrarse en la la euclidiana geometría del plano casi sagrado. ¿Tan pobre paño de cocina?, él y sus cuatro justas esquinas que redondeo entre mis manos para ensuciarlo limpiando no sé si las cuatro esquinas que me construyen, tejido al fin al cabo soy de dicen carne, a veces, a veces, preferiría ser tejida con el hilo de algodón que sufre las circunstancias del uso hasta no poder tener remedio, terminar, terminar como este exacto y venerable paño de cocina que finaliza en sí mismo habiendo sido usado para lo que servía.
Pero recuerdo los dibujos que lo hacían único ante mis ojos, también su tacto, su aroma cuando, recién lavado, volvía a acogerlo entre mis manos para depositar en él el agua que me sobraba. Él, tan tierno y confiado, tan permanente ante mi solicitud, no a modo de pañuelo, ¡no!, por dios, los pañuelos son de otra especie, otra estirpe ya solo orientada a algún pasado, un arte kitsch que venero por solo afinidades-afectivas. Este paño de cocina era individuo de su mundo, ejemplar sin soldaduras ni nanosegundos que enturbiasen su clara geometría, su ofrecimiento viril ante mis féminas manos, el consuelo caliente de una vida que finaliza comenzando en estas palabras que te dedico, paño, nunca trapo, de cocina, blanco, con rayas de colores como el arco iris que todos aman y todos odian, tan paradójico es el ser humano.
Yo a ti te amaba, paño mío, paño tuyo, te sigo amando. No niego que algunas veces he cometido la osadía de ensuciar tu pulcra acometida con el rimmel que, sagazmente, cubría mis pestañas a modo de permanente enjabelgo, de protección ante la intemperie también, allá en el campo, el frío, el frío, ¡pero el calor del mismo modo!, tan procurantes ambos del alivio que mis ojos anhelaban, lágrimas de dolor, lágrimas de alegría, y tú, paño, de cocina solo hecha para alimento de nuestro estómago, tú paño de algodón y trama limpia de verticales y horizontales ante la piel que ni de horizontales ni de verticales se columpia, tú paño casi algarábico (tantas alegrías me has procurado), tú, paño blanco y pequeño también como mis manos que sin embargo apenas te han soldado, tú mi paño, no mi pañuelo, no, como decía, tú, paño de mis manos, hoy sucumbes porque yo quiero, y te entierro en el cubo de la basura que mañana saldrá camino de otros entierros que no son el tuyo, porque tú, paño mío, tienes este poema que yo no te escribo.
No. No escribo yo estas palabras que cualquiera que leyera asemejaría a una elegía. No, mi paño. Tú no has muerto muerto. Tú has vivido vivo siendo y vivo te entierro enterrando contigo todas las células mías, vivas también, con las que te he ido ensuciando, imaginando que dándote tu vida, cuando tú esta noche, esta noche en la que todos duermen, te llevas gran parte de la mía.

viernes, 16 de enero de 2015

Los tesoros (verboluz)

El tesoro

Echarte de menos tiene nombre
de huerto, de tierra oscura
bienvenida a la luz tras el arado,
de oleaje amante de la arena
y sal de abrazo a la lluvia
sobre mi tierra, tú, echarte
de ningún lado, almarte
en cada pedúnculo de la flor
helada que no se aja,
echarte nunca ni a ningún cielo
aunque puedas volar como paloma,
como arcángel de mar y limones,
un echarte de menos solo
y sola
significa un de ti más,
un de mí menos,
un alfanje de luz
en las minas del rey Salomón,
ese tesoro al que nunca quiero acceder
pero hoy poseo.

Para verla en grande y sin marco AQUÍ

 
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El cuarto claro by Sofía Serra Giráldez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 España License.