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jueves, 7 de abril de 2022

A un mirlo blanco




El canto del mirlo

(A mi hijo)


También por la mañana

aduce voz al silencio melódico

del campo la sonora garganta

del mirlo y su afán por gobernar

mis adentros ya algo ajados.

Perpetúa el recuerdo de la bondad 

y la belleza y hasta el aroma

de las madreselvas aún sin flores.

Canta prodigando senderos

de tiempo felices, de plumas

aves sobre tus ojos libres

de espanto sobre el pasado.

Construye el mismo nido

que tú construyes caminando

por las avenidas de la vida

a tus manos, va llegando

tu suelo habitado de amaneceres

poblados de ti y tu fortuna

donde tu mente preclara

ilumina las estancias de tu presente.

A veces, al mirlo se le entiende

sin palabras, comunica el valle

de la memoria con el altozano

de futuro elevado sobre tu sonrisa

y porvenir soldado a tu corazón

tal como la mañana se une a la tarde

de mis ilusiones y a la noche de mis días.

Y tú continúas caminando,

y yo te libro vía, aunque no te vea,

esta trocha agridulce de la vida,

tal como el canto del mirlo 

rompe la niebla blanca

de mi ceguera iluminando

las estancias de mis lágrimas

y de mi alegría de ti.


(De "En un lugar del mundo".)


viernes, 1 de abril de 2022

De sinos




qué sino Abril


qué paz se venga sino
la de soldados muertos,
qué derrota navega
bajo mis sienes delante
de tu ancestral boca
de tiempo ingenuo, qué
soledad magnífica revienta
en tu sueño de solsticio sino
la primavera.

Lo vamos a dejar,
tú, estómago, y yo.
cualquier palabra cadaverina
es mentira de su silencio
por muy vacía que vuele
su sin palabra cualquiera
es más poesía.

sabes cuándo dejo de creer,
¿verdad?,
cuando me hace oportunidad
me sobra cualquier
libro cualquier poema
cualquiera lectura me embarga
el arreglo del nido me aligera
costumbres me calientan
el sueño resulta
tan reconfortante
fregar un suelo aquí
no hay género sino
de novela, poesía, teatro
sino puro
número de candilejas
en las encinas. Sus flores
vertebraré hasta que pueda.
Me parece
tan-razonable,
tan-verdadero,
tan-profun-damente
serio como la máxima
y refleja actividad humana
de respirar.

hoy no soy poeta yo
gracias a la Poesía.

(Del libro "Suroeste", Ediciones en Huida, 2015)

miércoles, 30 de marzo de 2022

Tres momentos

 


Ah-ora

 

Antes:

un sino com-un sol

donde quemarnos vivos.

 

Después:

Un sendero amplio y umbrío,

un suelo tierno y el aire verde,

una sumisión a nuestra vida lenta,

un pacífico rededor que nos ama y nos abraza,

 

un dios

 

que nos caliente,

que nos cuide,

que vele por nuestra

valiosa existencia.

lunes, 28 de marzo de 2022

De la seriedad de la exploradora

 


Del mosqueo con el levante al susto con la exploradora. Menuda mañana llevo, y eso que me niego a que me afecte el cambio en las horas. De horario de invierno al de verano, y yo aún con jerséis de cuello vuelto. Iba a dedicar el lapso de tiempo entre dos frentes de lluvia que ofrecía el día de hoy a hacer tareas de campo atrasadas, pero la llegada de las pruebas del libro ha conseguido alterarme el ánimo (nada difícil en mí, la verdad sea dicha), ponerme el corazón a cien y hacer que me encierre para sentarme en el ordenador y corregir. Sé bien que por parte del trabajo del editor, nada, o minucias. Sé que, por mi parte, ¡todo!, aunque hable en broma, medio en broma. De pensar que así ya en papel (por mucho que lea o escriba en medios electrónicos no consigo despegarme de las ventajas que le contemplo a la  fisicidad del libro en papel) lo que sea que esté escrito va a perdurar para siempre…¿siempre? Bueno, me digo, siempre pueden salir ardiendo, mi ordenador y mis discos duros incluidos, la leche, Sofía, que no eres la Biblioteca de Alejandría, megalómana eres y, además, ¿cómo se van a quemar los libros? Los que yo tenga, vale, los puedes quemar en el candelón de los ramajos, pero los que adquieran los demás, ¿qué va a pasar?, ¿vas a ir metiendo fuego a cada casa particular para que desaparezcan? Joder contigo y tu “imaginación”. Ya podrías haberte dedicado a escribir novelas de misterio y suspense y catástrofes infinitas, ya que tanto te gustan las pelis esas, solo esas, por mucho que te hagas la mayor cada vez que las ves, en vez de escribir poesía. ¿O será que te provoca más miedo escribir (y, por tanto, publicar) poesía? Y lo que te va es la “marcha”. Seguro que sí, que lo que te pasa es eso, el miedo por la espina, el miedo por la columna vertebral, ¿miedo a qué? Miedo a equivocarte, no sabes si en la escritura o en la decisión de publicar, miedo a alzar la voz, miedo a sobresalir de tus archivos, tan caóticamente ordenados, miedo a dejar de ser voz eléctrica, etérea, pfff, una ventosidad en el infinito mar de aires que respiramos para tu libro llegar a ocupar un espacio de volumen en este Universo, no sé si infinito o no, en cualquier caso inabarcable. ¿Y qué mas da? Eso me digo, y qué mas da realmente… Comporta seriedad. Lo que haces te importa…no sé si gas licuado o aéreo, quizás aceite de girasol, que tanta falta hace, quizás agua y tierra, de lo que la exploradora sabe bastante, quizás físicas neuronas que logren mínimamente, minúsculamente, atómicamente, quarkmente (¡ah!, la exploradora) a comprendernos mejor los unos a los otros.

¡Y no importa que te equivoques, Sofía! De errores se construye el mundo, y el futuro, de sus correcciones.

Me pongo, no lo digo más. Seriamente.

 

Corazón encogido

 Hoy es un día descarnado,

las palabras no rompen mi inquietud,

ni siquiera los regalos del alba,

hasta los sonidos de la calle

se han puesto de acuerdo

en desafinar esta sinfonía

no sé si de adviento o retirada,

partida avecilla de retorno

estrellándose contra las paredes

de alambre. Se cuartea la fina capa

de piel endurecida que me describe

tu presencia en el mundo,

un espasmo quieto

que no ilumina la estancia

donde te ocultas,

el dónde está se sienta en mi silla

y me desplaza a otra geografía,

una geografía demasiado apaisada

para este día que averiguo estrecho

para la medida de mi querencia

por ti.

 

Hoy es un día muy serio.


(De "La exploradora")

martes, 22 de marzo de 2022

Las lluvias

 


Ríes aunque llueva

Llueve y el agua limpia

tu reserva de gesto escondido

a las mieles del triunfo.

Por un puñado de monedas

que no coges,

conquistas el favor del cielo

y de la amante, mas, lo sabes,

tú siempre lo sabes, no hay favor

que necesite gesto

de tu honrada boca ducha

en vociferar cuando el gentío

te escinde y esconde una y otra

vez, las monedas almonedan

el aire, lo subastan

al mejor deporte:

¡qué perpetro observado

sobre tu risa centelleante!,

duermen los armónicos sonidos

de la lentitud del agua cayendo

sobre las piedras y la verdina

aún por nacer, tan someras.

Es decir, tan ciertas.

 

Vierto caudal

sobre tu honrosa

costumbre de saludar

a la gota de lluvia

que se desvanece (vuela,

ella vuela aunque caiga).

No hay mejilla más alegre

que la mía cuando se deposita

en tus labios untados

con deslices otoñales:

un dorado y sabio verdor

que enrojece al cielo nublado:

la ciudad nos puso límites

de tejados, pero tus dos aguas,

esa una sobre tu mejilla derecha

y esa otra sobre la izquierda,

continúan silabeándome

el lenguaje que comienzo

y no termina cuando callo

mi continuo

no dejar de

mirarte.


(De "La exploradora")

martes, 15 de marzo de 2022

Un girasol como dios

 



A un girasol

 

Hay ocasiones en las que una

debe vestirse de largo,

cubrir sus piernas

y procurar dejar de ser

cariátide de arena

para pasar a ser

columna o fuste almidonado,

tronco de madera

ya pasado por el clave, la honda

disculpa que una debe a la tierra

por haber nacido lejos

de su capa, ajena a los mirlos,

distinta de la lagartija,

del erizo, del renacuajo…

Hay ocasiones en las que menudeo

tras los dientes que me abarcan

solicitando la venia

para no enmascararte,

para orar porque siempre seas,

girasol, la corona que me cubra,

el templo que me refugie,

recuperar la osada costumbre

de repetirme y hasta bilocarme,

multiplicar este mástil

que hoy me nace afirmando

la conquista de haberte hallado,

señor del mediodía, ser capaz

de construir el peristilo

que custodie tu aureola

de consigna franca, pura

alegría amarilla

de origen y hallazgo

del dios de mis días

de poeta

o lo que sea

que sea. Que seas tú,

es lo que cuenta.

 

Y será contado.

(De "En-clave de árboles")

viernes, 4 de marzo de 2022

"La exploradora", próximo libro

En breve lapsus de tiempo, saldrá publicado este poemario, "La exploradora" que forma parte de la trilogía "Suroeste". Aunque lanzado en último lugar, ocupa el segundo  de los tres volúmenes y, como no podía ser de otra forma, lo acoge la Editorial "Ediciones en Huida" a la que le estoy muy agradecida por su apuesta e implicación.

Aquí, un poema del libro con su fotografía correspondiente:



Son del sitio

Son del sitio la encina
y la voz
                  del eco
al sur
oigo la sierra de Aznalcóllar
con su boca y con su pecho
—es el mío de mi frente, y lo era—
de mi norte que imanta
mi cabeza buscando
la enana blanca del día
recién levantada
la mañana de su son
de la noche y yo
una sombra de nostalgia
y un aullido de mi centro
que cabalga solo
sobre mis piernas
y el olor que no se pierde
en las fosas sino-ideas
de la lumbre en la candela
y el humo y la llama
y el olor a tierra
y a rostro del mundo
poniendo su culo
por montera delante
de mi cara. La cabra
reseca y borracha
de nostalgia de nada,
nada más que adelfas
y yerba dura y recia
de falta de agua,
y el aroma verde
de verdad de amor
de un mundo y de yo,
y yo, y yo y la tierra sin nombre,
y yo sin nada salvo él,
su eco.


lunes, 21 de febrero de 2022

Metromaquia

 


La giganta

 

Hasta los jaramagos perfuman

la suerte de mis pasos sin pisadas

erguidas bajo el sol y sobre la tierra.

Culmina el puente de luz

la avenida que esconde

el ramo de troncos centenarios

tranquilamente dormidos

de pie, como la perra vieja

y sus canas hocicantes de hembra

parida de bruces bajo su caseta.

Huele el campo a campo vivo,

huele el aire a sal marina muerta

izada al cielo como Layla.

Nubes tan potentes como el imán del planeta

que a todos nos sujeta a su superficie,

¿tendrá conciencia, la Tierra, de sí misma

y los aromas que me embriagan?

¿Suspendería su deriva con rumbo

si el conocimiento obtuviera?

Yo me detengo conocedora

de mi fortuna dorada, absorbo

a través de mis sentidos la belleza

que me plasma sobre el suelo,

libertad tan rica de señuelos

que me pierden fundida

sobre la naciente pradera como vello

urticario de una gigante tranquila,

dormitando bajo el sol y las nubes,

expeliendo humores de agraces

mieles libadas por las abejas.

Posadas sobre los jaramagos,

habitúan mis pasos al mullido jergón

donde reposan a la espera silente

de la lluvia sus vastas ubres

de dulce e ignorante matrona.

De su poderío hablan por ella

las colinas, las sierras, los barrancos,

los bosques, las tercas estepas,

las piedras sus huesos trabados

en polvo rosa de cimientos

para esta catedral en el vientre

de la geoda. Mas ella ajena

dormita y de sus sueños

yo velo por su inocente reposo

bañándome en su ronquido

de madera, yerba, tierra y viento

contenido entre loma y loma

levanto su aliento de hembra

fecunda y recia descansando

de tanto esfuerzo callado.

De dónde llegan las encinas y los pinos,

de dónde las piedras salvajes

como tortugas marinas durmientes

excavan su nido asomando solo

sus crestas grises y azules,

de dónde la tierra dura culmina

su labor de ternura acunando

tanta semilla de flor nueva

que se abre al cielo y a mis pasos

sin huellas, sin pisadas

que las aplaste: vuelo como la abeja

liba de color en color bajo el manto

de la luminosa claridad,

del aura magna de esta giganta

que durmiendo trabaja y se afana

para que yo sueñe, piense o goce,

para que yo desdiga cada luciente

empresa que no se oculta,

para que niegue mi forma y mi nombre

entre tanto contenido de verdad,

de plenitud completa de ser

viviente habitado y gigante, de ser

mínimo como los pétalos

de los jaramagos, de ser

minúsculo como yo.

 

Y como tú.

jueves, 17 de febrero de 2022

Somos unos alcornoques (ya quisiéramos)

 


De pie bajo el alcornoque

 

Día de sueño para dormir

a la sombra del alcornoque,

la habitación  se estremece

con cada brote de bellota.

Tan tiernos maman del aire

tan duro hijo de mis carnes

cuando pienso en tumbarme

sobre su hojarasca puntiaguda

y sus velas iluminadas

con verdes durante el amarillo.

 

Menos mal que una tumba

posa su peso bajo sus ramas.

A la muerte, a la Gran Madre,

veneramos con cada piedra

que amontonamos

sobre el cuerpo muerto

de un afecto vivo.


(De "Extinción de ruina)

miércoles, 19 de enero de 2022

Los efectos del frío

 


On the rocks

 

Vengo a recordar

la venta del mensaje.

La hormigonera registra

los bramidos de tu hombría.

 

No hubo negación

de tu varonil muerte.

La masacre descansa

sobre pilares de floja argamasa.

Descerebrados el mito y la joya,

sitúo sobre mi mesa de jaspe

reluciente tu retrato.

 

A estas alturas de mi diosa interna

reclamo mi trozo de partida,

la salida que me pertenece.

Estoy dispuesta a compartir,

pero sólo invito

a hielo.

 

Quién nos ocupa que me vendo

por dos míseros reales

ojos, uno para tasmearla,

otro para pintar

la verónica de tu ensalmo

en el rostro cautivo.

La luz se ablanda

como un canal lechoso:

Es tu nombre

una insomne grada,

la diosa interna

se me rompe

fría.


(Sofía Serra)

 
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