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lunes, 25 de octubre de 2010

El primer asistente, confirmado, a la presentación de "La presencia por la ausencia"

IN-VERSO-VERITAS


Título de la fotografía: Doméstica puesta de sol (2005)


Dicen, y algunos se quejan y otros se alegran, que a las presentaciones de los libros que una escribe va la familia y los amigos. A la del mío, tengo la suerte de que acudirán esos buenos amigos que han decidido acompañarme en presentación con sus voces, pero por las circunstancias espaciales muy especiales, mi familia no podrá asistir.
No es algo que me afecte demasiado a nivel de “autora”. Soy la que ha escrito el libro y se supone que la autora debe estar, como mínimo para dar la cara, ya que por el contrario opino que un libro tiene que bastarse por sí mismo. Pero costumbres, con las que esté más o menos de acuerdo, nombran, y una no es una inadaptada.
Mi familia soy yo un poco, o yo soy ellos, y yendo yo, ella va. Como digo, no es eso algo que me preocupe o afecte; tal vez, si lo hace, más por ellos que por mí, porque sé que desearían estar presentes.
Pero sí recuerdo “ahora” a alguien que, aunque no sé si le habría gustado estar, porque no era para nada amante de la poesía, dicha sea la verdad, sí merecería figurar, FIGURAR, en ella. Simplemente porque fue la persona que desde que fui muy pequeñita, me enseño a leer cuando la que suscribe contaba menos de dos años, me inculcó el amor por la lectura. De él creo, de ese amor por esa actividad, sin querer, derivó mi gusto por la escritura. Esa persona a la que me refiero fue mi padre.
Por eso, aunque sólo por eso fuera, debe figurar en la presentación de este libro.
Carlos Serra Blanco, Carlos Vicente Serra Blanco. Un hombre de su época (nació en el año 31, para más datos sobre su forma de ser podéis acercaros al blog de cocina que hice para mi madre; ahí desgrano por voz de mi madre anécdotas curiosas y creo que medio divertidas que hablan sobre su carácter) que desde que empezó a ganar dinero con su trabajo a la edad de 15 años empezó igualmente a gastarlo en libros, novelas sobre todo, los coleccionables de por entonces cuando era jovencito; tenía miles; después las iba encuadernando formando tomos que yo me bebí durante mi adolescencia. Conforme cumplía años fue accediendo a otro tipo de lecturas, aunque siempre casi sin dudarlo, novelas y novelas, sobre todo de autores americanos, y siempre buenas. Venga novelas. También ensayos históricos contemporáneos y algunos clásicos de siempre. Cuando compré mi primer libro de poesía con 13 años, me lo decía: “es que nunca he podido con la poesía, niña, nunca”.
También a él le debo mi afición por la fotografía, a él y a su padre, mi abuelo. Ambos poseían sendas cámaras de marca alemana que andando el tiempo me dejaban coger y disparar. No revelaban, sólo tenían miles y miles de fotografías familiares. Todas, o la mayoría, en blanco y negro.
Cuando adquirí mi primera cámara con mi dinero (digo lo de “mío” porque fue el primer sueldo que gané), con 13 años, y disparé mis primeras fotografías de “mi “ primera cámara, una, a una palmera recortada sobre el cielo azul y otra a otro árbol de denso follaje mirado a contraluz intentando evitar el deslumbramiento del sol procurando taparlo con sus hojas, me lo decía: ¡pero niña!, ¿y la gente?...no hay gente, ¿por qué no retratas a la gente?... - Ah, papá, y yo qué sé -le decía algo decepcionada ante su protesta-, ¡pues porque hago fotos de lo que me gusta! Él a continuación: -Pues a mí no me gustan las fotografías sin gente.
Y así siempre. Por eso digo que no sé yo cómo contemplaría eso de que su hija mayor fuera a presentar un libro de poesía. Imagino que se alegraría, claro, aunque como buen ser social de su época, y de su sexo, le costara muchísimo expresarlo. Simplemente las circunstancias socioculturales no permitían una correcta educación de las personas en ese ámbito, el de la expresión de las emociones.  La guerra civil y los posteriores años del franquismo hicieron mucho daño en la psique natural de cada ciudadano de este país, de muy variadas formas. Con que solo la Institución Libre de Enseñanza hubiera podido seguir progresando, nos habríamos ahorrado algunos inconsecuencias en la actitud general del ciudadano medio español.
Cuando me casé le dijo a mi marido: -Te llevas lo mejor que tengo (sé que mis hermanas y hermano no se ponen celosos, porque siendo las únicas palabras más sinceras emocionalmente hablando, hilando con sus sentimientos, que mi padre haya podido pronunciar en lo que fue su vida, su noble disposición, la de mis hermanas y hermano, mi padre también lo era, hace que hayan agradecido siempre haberlas podido oír aunque no se refiriera a ellos. Daba igual. Podría haberlo dicho de cualquiera de sus hijos.)
Pero la cuestión es, y por eso también lo digo, que es una persona que debe figurar en esa presentación, porque su muerte, hace unos ocho años, coincidió en el tiempo con mi entrada de lleno en el mundo de la fotografía a través de la técnica digital. Así que, sin preverlo, la primera serie que hice (abril del 2002) con conciencia de conformar serie fotográfica, cuando ya llevaba varios meses en estos asuntos, se la dediqué a él (murió un 31 de marzo, madrugada de domingo de resurrección). “Echar de menos” se titulaba la serie (como se puede comprobar esta autora era entonces una auténtica nulidad titulando) y, riéndome lo digo, daba la justa casualidad de que todas las puñeteras fotografías, unas treinta en total, eran fotografías de árboles, ni un alma se veía en ellas, ni una "gente", todo árboles, concretamente encinas, de allá del campo, el terreno que treinta años antes habían adquirido mis padres, ya que, por su consecuente y perseverante sentido de las cosas, siempre se negaron a comprar un piso en propiedad, y, dado que mi madre se había reincorporado a su trabajo como enfermera tras la “baja obligatoria” que en época de Franco sufrían las trabajadoras en cuanto se casaban (estaba muy mal visto que una mujer con hijos trabajara), y contemplando además ambos que la economía doméstica se aliviaba algo, y que tradición familiar era el gusto por las escapadas al campo, y dado, en fin, que en España se estaba extendiendo la pérfida manía de vallar todos los terrenos accesibles para los domingueros que seíta en ristre nos disponíamos a solazarnos en el contacto con la naturaleza cuando llegaba ese particular día de la semana, comprendió (comprendieron) que sería una al menos disfrutante inversión adquirir una hectárea de terreno “salvaje” en esta españa de dios, y por entonces, también de otros muy pocos.
El caso es que a partir de esa serie, mi implicación en el terreno de la fotografía fue completa, hasta la médula. Y, a la vez que ella, llegó, por otros puntuales avatares, el decidirme a guardar todo lo que habitualmente iba escribiendo, normalmente, poesía.
Surgieron dos o tres poemarios antes que éste que se presenta desde ese mismo instante. En el primero de ellos escribí un poema a mi padre, el único que le he escrito en toda mi producción directamente a él, apenas unos meses después de que falleciera.
Es el que reproduzco más abajo.
Va ser la forma en la que mi padre va asistir a esta presentación, la primera, no sé si la última, que se hace de un libro escrito por su hija, y, por tratarse de él, del poema y de mi padre, voy a permitirme el lujo de explicarlo ligeramente, algo que creo nunca debe hacer un poeta, porque simplemente pienso que ese ejercicio, realizado por la autoría, comporta una falta de respeto hacia el lector. Cualquier obra artística, sea cual sea su calidad o envergadura, sólo termina de hacerse cuando el receptor la recoge. El artista, escritora en este caso, sólo debe limitarse a hacer lo es su trabajo, esto es: HACER.

XIV

No puedo cantarte,/
padre... ¿eras?, ¿existías?.../
Pecho curvado como quilla de tus amados,/
y algo de sangre,/
y en mi dolor siempre tu voz./
...Tanto faltas que prefiero no nombrarte aún./

Para la luz, tus palmeras,/
y para el vientre, tus naranjos./
Y para mis manos, tu espejo de juego vespertino/
acrisolado en marfil y azabache por los besos de tus hijas, levantadas./

Te recuerdo tan débil,/
casi cristalino en tus huesos,/
perdido en tu obviedad de cordero, presto y pleno/
de inocencia,/
negro ya ante el desencuentro fulminante de tus últimos pasos./

De la luz al blanco,/
de tu vergel al azulejo... y al suelo./
Para doler blandas miradas que te amaban,/
para poblar, por fin, tu último huerto./

Sofía Serra. Asesinos de almas (2002)


En él hablo de su amor por los árboles, porque sembramos muchos en el campo, con mil discusiones incluidas, a gritos si era posible acompañadas de ofrecimiento de cigarro oportuno para, entre calada y calada intentar dilucidar entre los dos cuál era la mejor forma de sembrar el espécimen, o de simplemente, regarlo; de las palmeras que había logrado hacer germinar a partir de huesos de dátiles frescos; de su gusto por las naranjas, sembrar sus árboles y comerlas (son buenas para la barriga, decía, para dar de vientre, claro, aclaro); de las dos reproducciones en forma de maquetas de barcos antiguos que había montado hacía unos años; de la única vez que le oí pronunciar un sueño en voz alta: “yo, Sofía, no me puedo morir sin ver convertido esto en un vergel” (por “esto” hay que entender el semidesierto en el que el campo se convertía llegado el verano); de su gusto por el juego del dominó y de la de tardes que lo disfrutamos allá bajo la sombra de la encina de la grama, cuando el campo conformaba  paraíso de esparcimiento familiar; de la última vez que lo vi días antes de que muriera, ya muy endeblitos sus hombros, que imaginaba a través de la camiseta interior de color blanco, pues andaba arrastrando recaída desde seis meses antes, cuando fui a "pelarlo" con una maquinilla que entre él y mi marido se habían comprado para poder lucir siempre calva bien rapada; de cómo murió (le dio un segundo infarto creo que 15 años después del primero) en el cuarto de baño de su casa en Sevilla, cayendo fulminado, dándose de camino, y para no desperdiciar la ocasión, con la cabeza en el lavabo, con lo cual manó de su piel muy morena y brillante un poquito de sangre; y del huerto, le encantaba comerse esos tomates recién cogidos, con mucha sal a ser posible. Y del Huerto también que no es otra cosa para mí la muerte.
No, no fue la enfermedad la que lo mató. Fue él mismo. Murió como siempre había sido, haciendo lo que de las narices le salía, murió por nunca dejar de ser, ni con una cuarta parte de corazón vivo que tan sólo le quedó tras el primer infarto producido, sin nunca padecer del corazón, por un corte de digestión que le sobrevino al adoptar su veterada e imprudente costumbre de dormir la siesta en el suelo con el ventilador delante del cuerpo extendido durante los días del caluroso estío sevillano. Este segundo sólo le llegó por querer seguir pedaleado en bicicleta para hacerse no un kilómetro, no, sino veintitrés exactamente(“¡Hasta Dos hermanas, Sofía, he ido hoy hasta Dos hermanas en bici!”, me decía desde los adoquines de la barreduela a la que asomaba mi casa en Sevilla. Se refería a que en el gimnasio en el que se había apuntado había hecho 23 kms en la bicicleta estática, claro está. Es que siempre lo digo, y creo que con razón, aunque sea de las pocas cuando hablo: que era un poeta, vaya), o por seguir recogiendo “flores”, como literalmente él llamaba a los cagajones del caballo de un vecino de allá del campo, carretilla en manos, a pleno sol y en plena canícula, y a ser posible tres de la tarde, en bañador y sin gorra, para abonar los árboles. Murió tomándose el cubata de por la tarde y tan sólo fumando un poco menos. Murió siendo él siempre él mismo, y pienso que no hay muerte más digna para cualquier ser humano. Elegida casi.
Sé que se alegraría de ver en el cartel de la presentación esas encinas que se pueden contemplar aún caminando por el senderito que entre él y yo construimos a base de piedras traídas desde el riachuelo cercano, y que recorre el lugar que va desde la cocina hasta lo que es la “casa de mis padres” en el campo, la zona destinada a tender la ropa de las coladas. Esas toallas a modo de telón de escenario en la fotografía del cartel lo atestiguan.
No, no es su ausencia la que retrato en ese libro. En realidad las ausencias son sólo llenos de otras cosas, las cuales no sabemos aún asimilar, porque en realidad sólo el tiempo, nuestro compañero, hace que sepamos reconocer como nuestras. En mi caso, puede que entre otras, el hecho de la actividad creativa, que de alguna forma, o de muchas, a su pesar o no, es lo de menos, fue favorecida por mi padre.
Por eso esta entrada en este blog. Por eso él estará por decisión mía y a través de esta entrada, presente en la presentación del libro de poemas de su hija.

viernes, 8 de octubre de 2010

Cartel-presentación de La presencia por la ausencia (a tumba abierta, con pistolas, eso sí, ;))

TOMBSTONE


(para oír la música esperar un segundín a que pase la publicidad, no sonaba bien subida al servidor habitual, resulta fundamental para esta entrada oírla, :))


Lo siento, me pido el papelito de Doc Holliday. Se me hace la boca agua cuando veo esos pistolones que parecen de plata en la escena del duelo en OK CORRAL, ¡pero qué bien retrata cómo suenan!...   y por lo menos la sangre que corría en el salvaje oeste era de verdad.


El cartel de la presentación de mi poemario (si picáis en él se lee mejor)




Y la fotografía de la que deriva, invierno 2006


Título: Escenario para una tragicomedia pastoril

jueves, 7 de octubre de 2010

Cierre de convocatoria para elenco de poetas (28 de octubre)

Me satisface mucho, a la vez que me enorgullece contar con la asistencia de los siguientes poetas para la presentación de mi libro La presencia por la ausencia que se desarrollará el día 28 de octubre en los diablos azules en Madrid. Les estoy profundamente agradecida primero por aceptar acompañarme y después por no hacer oídos sordos a una convocatoria que intenté fuera abierta a la participación de quien lo deseara para intentar soslayar el, para mí, pésimo gusto que denota constreñir un evento cuyo protagonista es la poesía, mal gusto por incoherente con la propia actividad que lo promueve, el acto poético.
Pero inherente al mismo es su ubicación en tierra de nadie, entre los límites, siempre en constante paso de un territorio a otro. No es de otra forma que la poesía encuentra abertura y sentido de expresión desde sí misma para el hombre. Del a-topos hasta el topos para manifestarse como el u-topos, y RECORDAR al ser humano su genuina ascendencia. Así que de alguna forma, todo me encaja de nuevo.
Aún no he dicho su nombre, deseo hacerlo muy destacadamente y aparte del desarrollo del texto de esta entrada. Ellas y ellos son:

Ada Menéndez
Eva Márquez
José Zúñiga
Santiago Tena

Algo conozco sobre lo que humanamente significa ser poeta y algo, poco con respecto a algunos, mucho con respecto a otros, sobre lo que es el hecho literario en sí de la palabra en forma de poesía con todas las adjudicaciones de carácter jerárquico que los hombres tan empeñados estamos siempre en adscribirle. Como amante de la belleza por encima de todo que soy, de una belleza éticamente asumible y valorable, (esto no debería tener que ser especificado)no puedo sentirme más feliz, ya que desde mi punto de vista tengo la suerte de sentirme arropada de las voces más valiosas de un ambiente poético que aunque sólo parcialmente, algo conozco.
A ellos les doy las gracias desde lo más profundo de mi ser poético y también humano a secas.
Se recitarán poemas de mi libro, de no el libro y poemas de todos ellos. El orden, las voces ecóicamente manifiestas y las posibles variables ya lo iremos estudiando entre los cinco, más yo, seis.
Doy por cerrada la convocatoria para figurar como poetas en el evento que se desarrollará, señalo de nuevo, el día 28 de octubre a partir de las ocho y media de la tarde en el local "Los diablos azules"  en la ciudad de Madrid.

Sofía Serra, Sevilla, 7 de octubre de 2010

martes, 5 de octubre de 2010

Pequeña historia de un pequeño poema (La presencia por la ausencia)

El poema al que me refiero en esta entrada aparece en la primera parte del libro, la titulada "La edad de la inocencia". No es que sea importante, pero sí creo que es el que más fácilmente da la clave para hacerse con el impulso desde el que arranca todo el poemario. Esa primera parte de la que hablo creo que no hace más que "ambientar", fotografiar el "paisaje" donde se desarrolla lo que el poemario "es" como digo en las palabras de la trasera del libro, algo así como retratar un hueco.
Bueno, me dejo de líos "metafísicos".
Primero llegó el poema, que recuerdo lo escribí en el verano de 2005. Vivía en el campo.





SOLA


Caminar sin suelo es estar sola./
Colmar la paciencia de las luces soñando que permaneces/
es estar sola./
Abaratar el sentido de la pléyade de incongruencias que se avienen/
es estar sola./
Iluminar cabizbaja sobre tu ausencia es estar sola/
cabalgando por los oteros de la desmentida y la suspicacia./
Llorar es estar sola./
Beber de tu oído soñando que duermes es estar sola./
Trabajar sobre ultratumba limando las asperezas del perfil de tu ausencia/
significa soledad, quimera, sueño o alma rota y cejijunta./
Así, estoy sola./
Sola entre las yerbas y tu ausencia./
Sola sin más./

Sofía Serra, "La presencia por la ausencia". Bohodón Ediciones, 2010. (libro aquí)




Después llegó la foto para este poema, en el verano de 2006, durante un típico día de playa familiar, allá por la bonita costa de Huelva, de la luz tal como se conoce,  (concretamente en El Portil), que a su vez y también justo un año después, en el 2007, "identifiqué" como posible para su portada si algún día podía publicarlo en papel, como así ha sido.
Esa fotografía formó parte de una pequeña serie que titule "La playa tiene nombre de mujer", que creo que plasma  distintos aspectos del ser femenino más o menos  como yo lo contemplo (esto es dificil de expresar discursivamente hablando, supongo que por eso escribo poesía). Podrían haber ido muchas más, suelo disparar mucho, pero al final mis series fotográficas se substraen por sí mismas, como si tuvieran que adaptarse ellas solas a alguna intención que a mí se me escapa, al menos conscientemente. Al final percibo en ésta una especie de recorrido paralelo al de mi poesía desde que comencé a conservarla hasta ese momento del año 2006, y mucho más después. Aparecen conceptos  una y otra vez esgrimidos, no sé si lanza en ristre, por mi poética
Y digamos que su realización coincide con el arranque por empezar a terminar de estructurar el poemario en sí, a verlo ya lo suficientemente ultimado como para empezar a "estudiarlo", seguir trabajando con él de otra forma.

La BSO con la que podría acompañar toda esta entrada podría ser infinita, pero he puesto dos de las piezas que hilan concretamente con la realización de algunas fotografías (no compongo poesía nunca escuchando música, son actividades incompatibles, al menos para mí).




LA PLAYA TIENE NOMBRE DE MUJER


I




Tormenta(o) Azul


II




Transeúntes

III


Lavado no lejía (Vida regalada)

IV


Sola

V


Las carretillas son para el verano

VI


Ay, Luna que brillas en los mares oscuros


VII 

Poblamiento Humano: Azul

VIII


Sirenas

IX


Sofiae


(Los menores que aparecen más facilmente identificables son familiares míos, concretamente mis sobrinas y mi hijo. Debo hacer constar esto por las características del  medio en el que nos movemos, o mejor, para contrarrestar los hipócritas prejuicios mal esgrimidos por ciertas mentes)

jueves, 30 de septiembre de 2010

Pequeño diario de 24 horas de un pequeño libro


Título de la fotografía: No Name (tomado prestado de fotografía de Paco Martínez)


Ateísmo. 12 pm

1. Un hombre pulsa el timbre de  mi puerta. Suena. La abro. Cuando le pregunto qué desea me contesta diciendo: disculpe, me he equivocado de botón. Creí que era el que hacía desaparecer a mi esposa.
2. Al mismo hombre le enseñas tu pequeño libro. Cuando lo ve, o te ve a ti, no se sabe, es contracampo de la imagen, exclama, "¡no me pidas y obtendrás!, o no".
3. Hace tiempo que me quedé sin dioses. Ahora todo me dice que he dado con uno. Lo terrible es que no puedo creer en él.

Desbabel. 12 am

Soy del sur. Mi vecino es del norte. Hablo sevillano, escribo español. Mi vecino es catalán. Habla catalán y español. El primer comprador, y seguro lector, de este libro ha sido mi vecino.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

La presencia por la ausencia: para leerlo






A través de la editorial -

- La casa del libro (físicas, Sevilla y Madrid) -

- Cualquier librería del mundo mundial encargándolo -

- Contacto con la autora: sserragiraldez@yahoo.es -




martes, 28 de septiembre de 2010

Ya vuela la presencia por la ausencia

Acaba de llegarme la noticia de que ya está mi libro disponible para su venta.
Quien tenga el deseo de querer hacerse con él,  puede cumplirlo a través de la página de la editorial, AQUÍ, o bien por el camino más tradicional, es decir, yendo a su librería habitual y diciéndole al librero que lo solicite a la editorial.
En la calle está, pero aún no en mis manos los ejemplares correspondientes, lo que es infrecuente, pero, ¡ay, amigos!, a mí es que todo me hila mire por donde mire ;) :

"Allá serás del todo, voz sola, voz sin piernas que te sostengan ni siquiera alas que me alumbren./"


Verso de este poema en esta entrada:
http://sofiaserragiraldez.blogspot.com/2010/02/monolitos-y-otras-maternidades.html


Para hacerse con él:


A través de la editorial-
- La casa del libro (físicas, Sevilla y Madrid)-
- Cualquier librería del mundo mundial encargándolo-
- Contacto con la autora: sserragiraldez@yahoo.es-




lunes, 20 de septiembre de 2010

Cubierta "La presencia por la ausencia" y enlace para producción bajo demanda



Ésta es la cubierta del libro. Como he participado en su diseño me hace ilusión enseñarla. Debo reconocer que lo que más trabajo me costó fue escribir el breve texto que acompaña a la fotografía de mi aspecto físico.

Ayer me llegó la bonita noticia de que en este enlace,

http://librosbajodemanda.elcorteingles.es/detalle.aspx?isbn=9788492828913

ya se puede adquirir el libro en modo de producción bajo demanda. Es un sistema del que yo debo decir no tenía ni idea. Este tipo de producción garantiza que un libro no quede nunca descatalogado. Es decir, la editorial, aparte de la habitual y más conocida tirada de "x" números de ejemplares, contrata esta modalidad, por la que a petición del supuesto cliente/lector, si un se libro desea, el ejemplar estará producido en el breve plazo de 48/72 horas.

El único inconveniente es que si, por ejemplo, como es el caso de éste, el diseño se ha elaborado contemplando la existencia de solapas,  en este modo de "producción/venta" el libro se hace sin ellas, y por lo tanto desaparece lo que sea fuera incluido en las mismas. Por eso es importante que cuando se prepare el diseño de una cubierta se tenga especial cuidado en elegir qué va a ser mostrado en la portada y la trasera, procurando que en las solapas vayan sólo detalles, si no superfluos, sí que la información que aporten pueda ser adquirida por el lector  siguiendo cualquier otro camino: datos biográficos, listado de  publicaciones de la misma colección, fotografía del autor, etc. Por lo demás, el ejemplar es exactamente igual, contenido, es decir, tripa incluida, obvio resulta decirlo, ;).

La tirada de imprenta propiamente dicha está previsto salga dentro de unos diez días.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Un día muy especial


Título de la fotografía: Retrato de un verano

¿Suceden extrañamente las cosas o las cosas nos suceden tal como somos, y entonces no puede concluirse más que los extraños somos nosotros, esos que sin preverlo, pero sí siendo conscientes, tomando decisiones que nos van encaminando, terminamos por construimos como arte y parte de aquello sobre lo que trabajamos? El perjuicio cognitivo que conlleva la situación a nadie se le escapa, pero no se trata de perjuicio en su estricto sentido, no malignea, ni daña ni limita, no menoscaba, simplemente abre otra dimensión a los efectos que sucesos acontecidos pueden provocar en nuestro estado anímico, emocional o simplemente ambiental, y diría que hasta a las causas, o al menos al análisis de ellas.
Toda la vida, o al menos casi una media, deseando ver un poemario mío puesto en papel, tatuado, bellamente tatuado habría dicho yo entonces, y digo ahora, con el nombre de una editorial en su portada, para al final, cuando esto sucede, cuando por fin sucede, pasarme desapercibido, completamente desapercibido el logro de la cuestión.
Psicológicamente, todos lo sabemos, la ilusión del empeño, del esfuerzo por el logro, se desarrolla y establece antes de la consecución del mismo. Es lo que nos hace movernos, avanzar, caminar, desplazarnos del antes al presente, del presente a lo que llegue. Y sin embargo no hacemos mientras trabajamos para ello más que quejarnos sobre cuánto cuestan las cosas, aquello que con altavoz o sin él persignamos con el nombre de "sueño" por realizar. Cuando si fuéramos conscientes de la realidad de nuestra propia existencia, tendríamos que sonreír y hasta reír con el alma abierta por la oportunidad que nos ofrece el tiempo de vida de poder luchar por lo que sea deseemos.
Cuando se obtiene, se logra, se alcanza lo anhelado, se acaba. La ilusión en sí finaliza. Es, creo que hasta fenomenológicamente, su propia idiosincrasia. Sin duda llegarán otras ilusiones, otros empeños, otros anhelos por los que seguir trabajando que conseguirán mantener viva la llama de la ilusión, inmediatamente llegarán; aunque cuando pienso en mí apostaría la cabeza a que se solapan, como las cartas que el hábil croupier logra extender unas tras otra sobre el fieltro verde de la mesa de juego, la mesa que no es más que el campo de vida.
Esta mañana me asomé a la página de Bohodón y allí estaba efectivamente, mi poemario, ya a disposición de cualquiera.
He tardado todo el día en poder hacer esta entrada, escribirla. Sigo sintiendo como esta mañana. Resulta muy agradable verlo ahí. Mucho. Sólo algunas personas contadas con los dedos de una mano saben cuanto le subyace, diría que como a cualquier libro que uno decida escribir e intentar verlo algún día publicado. Pero reconozco que debo sufrir una especie de desdoblamiento. Sé que lo escribí yo, y sonrío al pensarlo; pero al igual que esta mañana, cuando miro la página actual de Bohodón en la que a la vez que la miniatura de mi libro se han colocado también las miniaturas de las últimas novedades de la editorial, lo que me llena de verdad el alma de pura satisfacción es saber que en la edición de esos seis libros que tan primorosamente aparecen dispuestos he colaborado de alguna u otra forma. En unos más, en otros menos, pero con todos he tenido el privilegio de o simplemente verlos pasar por mis ojos o en otros verme a mí misma sudando tinta china con dolores de cabeza incluidos fruto del esfuerzo por intentar hacer las cosas lo mejor posible, sabiendo que tras cada libro hay un ser humano que igualmente se ha esforzado para conseguir una ilusión, para la consecución de un logro: VER LIBROS lanzados al aire de todos los ojos para que los que sean que lo decidan puedan leerlos.
Por eso esta entrada va introducida con esa "fotografía", esa es la imagen desde mi sentir de lo que de hoy hablo. Ese privilegio desde luego se lo debo al equipo humano de la propia editorial. La confianza que las personas que lo conforman depositaron en mí me ha permitido disfrutar de una de las mayores satisfacciones de mi vida. Es algo por lo que les estaré siempre profundamente agradecida.
Mi libro también vuela ya. No sé si es desdoblamiento o que las "cosas escritas" adquieren mayoría de edad. Son hijos del autor, sí, pero como con cualquier hijo llega un momento en que, naturalmente, ya lo contemplas como emancipado.
No, desde luego no me importará prepararle unas croquetas para que se las lleve a su casa. Al fin y al cabo un hijo es siempre un hijo por muy mayor que sea, pero como cuando parí al de mis entrañas de carne, siento que escribo para darle al mundo algo, lo mejor posible desde mí por poco que yo valga, y darle a ese hijo un lugarcito en el que poder vivir.
Ahora ya sí creo que es de verdad poesía. Dueña de sí misma y para quien la quiera. O va camino de serlo, ya tiene más posibilidades de llegar esos ojos que lo recreen, lo reconviertan, lo asimilen o lo desprecien.
Ojalá pueda parecer digno de, aunque sea, recibir críticas negativas. Para eso sí seguiré siendo su madre con altavoz, para aceptarlas.
En el fondo, más que en el fondo, en la base sólida y sincera que mantiene estas palabras que hoy escribo lo que percibo es que ese libro ya, afortunadamente ya, no me pertenece.
Será de quien lo lea.
Y eso sí, ojalá tenga muchos padres y madres, o hijos o nietos, o lo que sea.

Picando aquí se puede acceder a la página propiamente dicha, de donde he extraído las capturas de pantalla que me han permitido hacer el montaje que he resuelto llamar "fotografía" de esta entrada.

jueves, 29 de julio de 2010

La orilla (poema re-encontrado)

Suele suceder que cuando andamos buscamos cualquier cosa, damos con otras. Así me ha sucedido esta vez también. Abriendo algunos dvds antiguos con la intención de encontrar alguna fotografía que necesito para otros menesteres, di con un archivo que ni yo misma recordaba. Contenía cuatro o cinco poemas nacidos durante la escritura de La presencia por la ausencia. Al parecer los guardé con carpeta aparte y a la hora de pergeñar el poemario, simplemente, como no los recordaba, ni hice por buscarlos. Al leerlos comprendí que formaban parte de él, tanto por estilo como por temática. Los he corregido, buscado su lugar e introducidos en la maqueta para la próximo publicación en papel.
Éste es uno de ellos, concretamente, con el que he decidido ahora finalice.
A vueltas con lo que hacemos los que escribimos poesía, y al menos en mi lugar, cada día que pasa considero la publicación en papel como más necesaria para poder dar por terminado un poemario.
Desde luego su hallazgo ha sido completamente fortuito; pero  hace mucho tiempo que dejé de creer en el azar.


Título de la fotografía: La orilla


La orilla

Si es casi dolor,
físico dolor clavado a esta carne de espuma y viento que gobierna mi centro.
Mi tú por ser yo,
mi vaivén sobre tu sueño y tu vigilia,
mi pulso sobre las arterias de esta vida que
me invita a tumbarme en la bajamar de tus brazos.


Algunas olas se abastecen por sí mismas.
Otras revientan en la piel arenosa como queriendo alimentarse de tus huellas.
Se habitúan a vivir sin el viento hasta dejar de ser ellas mismas por (a)mor de la orilla.
Ser y consonancia de flujo y reflujo sobre la bahía abierta,
sobre la balsa de arena como pecho de hombre al sol.


Ni siquiera puedo suscribirlo.
No lo firmo.
Prefiero que nieve en mi mejilla antes que sobrevolar el ocaso.
Para vivir he nacido.
No me importa comunicarte, pero no prevengo que mis manos  te busquen.

Sofía Serra (La presencia por la ausencia, 2006)

domingo, 25 de julio de 2010

La pinta, la niña y la santa sofía de constante-inopia

Estaba releyendo los últimos poemillas escritos por ver cuál subía cuándo he visto que éste encaja muy bien con la fotografía que elegí para la portada de "La presencia por la ausencia", una fotografía que tiene ya cuatro o cinco años. Como a la vez esta tarde he estado dejándola definitiva, parece que todo estaba predispuesto.

;)

Como se puede observar poco qué ver con la que preparé para el blog. Las proporciones son las mismas que la del futuro libro, más cuadrado que alargado y, sin querer, he pensado en cómo presento siempre las fotografías; entonces ya no ha habido más que pensar. Es la que quiero, y a Bohodón, le ha parecido muy bien...
:)
Para octubre estará más o menos. Ya está maquetado.


Y el poema,

La niña


A veces pensé en ti/
como en la niña que se entrega al rompeolas,/
rasgada y serena alba que vuelve sobre sí/
y gira el mundo a través de sus órbitas caudalosas,/
ojos de rima y sangre blanca/
que vuelven a la arena./

Y bebo y bato y renazco./
¿Qué tendrá Venus/
que es capaz de transformar en valles todos los océanos?/

Sofía Serra, 20 de julio de 2010

martes, 6 de julio de 2010

Compañeros del tiempo

Autoparafraseo uno de mis versos de hace unos meses en este título.
Aunque escrito hace pocos días, este poema formará parte del libro que se publicará después del verano, "La presencia por la ausencia".
La fotografía ha salido re-revelada ahora. Disparada y hecha en su momento en blanco y negro, aquí se puede ver, siempre me quedé con las ganas de hacerla definitiva en color. Ahora, hoy,  al hilo del poema, ha salido. 
Que nadie confunda el hecho instantáneo casi inherente a la captación de una imagen fotográfica, con la velocidad con la que el ser humano es capaz de asimilarla, hacerla suya, y por tanto que se tenga en cuenta que si "click" puede hacer desde una máquina a cualquier chimpancé, es el hombre el único que puede aprehender algo tan casi inalcanzable por la física humana como es la velocidad de la luz.
Reiterativo debe sonar para quienes comprenden algo del proceso fotográfico, pero es que aún existe demasiada confusión en torno a él y, por una vez en los últimos tiempos, no me resisto a decir no poéticamente.
Dos años no está mal para lograr revelar una fotografía.


Título de la fotografía: Luzazul

Luzazul

Conciencia no tiene dientes,/
sólo lengua que lame los más internos cauces/
de la estera/
en mi puerta, asegurada con tantos clavos/
como versículos en el aire dejo abiertos/
a la luz, la benevolencia,/
la ola grande de tu sonrisa/
entregada a la arena de mi mejilla./
¿Hablamos?/
No hay más porvenir que la vida quieta, y hoy ya,/
solar limpio de ruinas, soy algo de lo que en un tiempo/
viví junto a tu buena muerte, tu mirada y tu mano en mi hombro./
Un cigarro,/
un cigarro azul: luz del día./

Sofía Serra 1 de julio de 2010

viernes, 18 de junio de 2010

Cuarto claro, caverna abrigada y D. José Saramago

Me produce hasta sonrojo utilizar su nombre, pero...imagino que el acto de amar, querer, agradecer es así. Necesitamos al otro, lo "usamos",  nos hacemos  dándonos en él, pero para darnos, debe estar "el otro", debemos ser capaces de nombrar al otro al que poder dar y que el otro se deje llamar por su nombre; si no, caeríamos en el mayor abismo posible. Amar simplemente significa encontrar la medida de lo que somos como seres humanos.
No quería hacer nada dedicado a él, pero ha salido tan solo y tan breve que siento traición a su memoria dejarlo guardado.

Cuarto claro, caverna abrigada y D. José Saramago

Ya que te vas, llévate esta mano mía./
También esta parte infartada de corazón que ayudaste a revivir, y, por favor,/
esas rosas, que si no las respiras terminarán por no abrirse./

O no te vayas./

Vive integrado en los aires de este sustancial asomo de vida/
que parece todos llevamos a cuestas, cuando/
tú, ya tras la puerta, ríes con ojos brillantes de niño que ríe allá en el río,/
entre las yerbas, y sobre el suelo de tierra apisonado y lustroso,/
fruto del cuidado con el que supiste iluminar alguna conciencia libre,/
algún corazón distraído, alguna vena rota que suturaste/
con la voz de tus manos afanosas en el barro fresco de nuestra,/
siempre tuya y nuestra, abrigada caverna./

Sofía Serra, 18  de junio de 2010

(Edito ahora en Agosto. He decidido que este poema abra la dedicatoria del libro que saldrá en septiembre y que recoge mi poemario, escrito entre 2005 y el 2007, "La presencia por la ausencia")

sábado, 15 de mayo de 2010

Como agua de mayo (audio y fotografía y ...más)

Poema "antiguo", que recobra vida, fotografía "antigua" que le acompañó en su momento, re-revelada para la ocasión, "voz" no ausente.
Siempre "fotografiamos" futuros anteriores, con la palabra, con el nombre, con la imagen, en defintiva , con la Poesía. El pasado recobrado en un presente sólo es verdad de un futuro soñado, siempre, amor por medio, siempre amor.







Como agua de Mayo

Soliviantada a veces, la mayoría,/
requebrada, ausente y rota,/
suspendida por el incierto temblor que proviene/
del viento en las espigas resecas,/
ahuyento con mis ojos a la luz blanca./
No atino, sino dormida, a comprender el lenguaje de las moscas,/
el polen y las vértebras arqueadas de las encinas./
...Y, quieta tras el aire, volví a soñar con lluvias,/
con aguas de mayo sedosas y leves, plenas y frescas./


Luchando, sobre mi almohada/
la humedad,/
bálsamo sobre la herida abierta, llaga redonda, levante en plena,/
me despierto... cierta ausencia, cierta alegría... ¿duda?/
...
... ¡Ay, la lluvia!, ¡ay, mi alma!, ¡ay, mi herida!.../
¡Ya juegan al corro!/
¡Ya levantan perlas!.../
ya sonríen permanentes,/
ya iluminan la estancia erguida,/
ya perviven elementales, viajeras, en el pétalo de la rosa./

Sofía Serra, Mayo 2005 (De "La presencia por la ausencia")


Se puede leer en el poemario completo aquí

jueves, 29 de abril de 2010

La edad de la inocencia (las vueltas que da una fotografía)



Una de casi mis primeras fotografías (año 2002, unos seis meses después de la, exactamente, primera) con cámara digital, una (Konika, ahora) Minolta Dimage 7, antes de que aparecieran las reflex digitales, una que siempre permanecerá al menos en mí. Tres años después escribí un poema al que nombré de la misma forma, para al final recoger el título de la fotografía y aplicárselo a la primera parte del poemario completo que iniciaba. El poemario llegó a ser "La presencia por la ausencia". El poema que le dediqué pude retitularlo como "Canción".
Por último, resultó ser la que conformaba la portada de lo que fue mi primer poemario, "Asesinos de almas".

La recuerdo hoy al estar terminando de corregir el último poema de "Del bestiario de los inocentes" .Termina con la misma palabra, sin premeditación ni alevosía, que el tìtulo de la fotografía:
INOCENCIA.

Que ella nunca despierte, que ella siempre duerma. Su sueño es la única forma posible de reconciliación con lo que nos conforma y subyace, el único camino para que la sabiduría y el amor que el acto de perdonar proporciona encuentre la estancia  de nuestro ser con las puertas siempre abiertas.

domingo, 21 de marzo de 2010

La presencia por la ausencia, publicado en formato blog


A modo de introducción, por parte de la autora del poemario y de su publicación en este blog.

¿Qué lleva a una escritora de poesía, amante además, del hecho del libro publicado en papel, a auto-publicarse en este medio?

Aquellas personas que me conocen en mayor o menor medida tienen la respuesta. Para ti lector que por primera vez ves mi nombre unido a este acto dejo la siguiente explicación.

Cuando alguien escribe su primer poema no tiene ni idea de si lo que pretende con su acción es dar a conocer aquello que mediante el arte de la escritura literaria ha exteriorizado, desde su ego, lugar físicamente indeterminado, hasta el propio del papel o de la plantilla de cualquier programa que permita la misma. Pero cuando esta acción se repite una y otra vez a lo largo de toda una vida, o media vida, va emergiendo la sensación de que no todo acaba "ahí". Algunas personas escriben para sí mismos, otras no. Otras van adquiriendo la conciencia de que si una y otra vez ejercitan esta acción, es porque se persigue algo más.

Creo en el hecho artístico o comúnmente entendido como creativo como el único signo que permite ser nombrado como exclusivo del ser humano. Todo signo conlleva la posible existencia de un lenguaje, en este caso el artístico. Todo lenguaje posibilita la comunicación. La comunicación facilita el intercambio de ideas, sensaciones, pensamientos y sentimientos que conforman los distintos egos o individualidades. Con este intercambio es posible el acceso al conocimiento del otro. Si conocemos "al otro" podremos llegar a comprenderlo. Si nos comprendemos, la posibilidad de un mundo mejor tiene más amplitud de campo para su realización.

Se escribe para decir, al menos en mi caso. Si se quiere decir, no se puede convivir con el esparadrapo en la boca que el estado de los distintos sistemas sociales del "decir" habilita en estos momentos.

"Digo" a través de este medio porque es libre y gratuito. Nadie ha intervenido en la publicación de este poemario salvo la autora.
Publicando aquí no contribuyo a saturar el mercado editorial.
Publicando aquí posibilito el acceso de casi cualquier persona a, en este caso, este poemario completo.
Publicando aquí termino de hacer, a medias, siempre es así, lo que me llevó a escribirlo.

Sugerencia para su lectura:

La autora planteó la lectura de este poemario como un recorrido desde su principio hasta su final. Así puede ser leído siguiendo el natural modo de acercarse a este soporte que es el formato de blog.
Ahora bien, cualquier libro de poemas, todo lector amante de la poesía lo sabe, tiene múltiples formas de ser leído. Es el lector el que lo decide abriendo por acá o allá una página en el formato de papel u otra. Por ello se incluye en la columna de la derecha un índice completo de la obra. Desde ahí, y sin depender de en qué poema (entrada) se esté, se puede acceder a cualquier otro. Con este ejercicio por parte del lector se deconstruye el orden previamente designado por quien escribe. Es para mí un índice en un libro la apertura a la posibilidad de otro orden, una especie de invitación por parte del escritor a que su obra pueda ser "alterada", y, jugando con la misma etimología de esta palabra, casi nunca mejor dicho, pues parto de la creencia de que toda obra expuesta no termina de ser obra hasta que el otro (alter-lector) la hace suya, es decir, interviene en ella.

La poesía, desde la concepción de la autora, intenta hablar, mostrar, lo que a todos nos subyace. Para ello el escritor, usando mecanismos tan múltiples y de tan diversa índole que sería imposible enumerar aquí, parte de su percepción de lo externo a su yo hasta grafiarlo en forma de escritura poética en este caso. El escritor, en ese ejercicio íntimo que le permite la transliteración de lo externo, rompe la apariencia natural de lo percibido hasta hacerla "suya", y aquí, en este punto, es donde debería saber conectar con ese fluir natural que a todos nos subyace. Si lo consigue, aunque adrede no pueda ser nunca ejercitado, habrá nacido el acto poético, y con él la poesía, que no es más que la voz que por todos puede ser reconocida como "propia" independientemente de los artíficios a los que natural o artísticamente se haya acudido.

Breve

-La presencia por la ausencia corresponde al título del cuarto poemario escrito por la autora, inédito en papel o e-book, como cualquiera de los otros ocho suyos.
-Fue escrito durante el tiempo transcurrido entre los años 2005 y 2007, como se especifica en la entrada correspondiente al último poema.
-La autora es consciente de que este medio, aun dada su creciente accesibilidad, no llega a todos los rincones del planeta, ni siquiera a todos los rincones del país desde el que se escribe.
-La publicación en papel aún continúa teniendo sentido mucho más allá de gustos o fetichismo particulares, por el bien del ser humano, por continuar haciendo posible la extensión de la posibilidad de conocimiento a cualquier rincón del planeta, por el libre intercambio de bienes no materiales entre todos los seres humanos.

Querido lector, tras una voz poética no hay más que un ser humano que habilita un lenguaje para exteriorizar lo que como tal percibe. Con por como tal entiendo como tú o como yo, como seres humanos con capacidad para pensar y sentir sin distingos sobre lo que circunstancialmente vivimos. A algunos, aún no sé por qué, les llega el momento, nunca diré capacidad, porque parto de la base de que tú y yo somos exactamente iguales, de decirlo. E, indefectiblemente, en ese momento comienza a nacer el milagro de la voz poética, un milagro que no es patrimonio exclusivo de quien la emite, puesto que hasta que esa voz no es oída, no puede siquiera ser llamada voz, amén de que el  autor debe a la existencia de TODO LO OTRO el punto de partida para ese camino que recorre en el proceso del acto creativo. El hombre no crea desde la nada, NUNCA. Todo lo más que esa voz puede ser llamada hasta que es oída es simplemente ruido. De ahí que tan importante en su factura sea el hecho de tu existencia.

Sofía Jesús Serra Giráldez, Sevilla 21 de marzo de 2010


Edito el 10 de noviembre de 2010. Este poemario ha sido publicado en papel ya. Reabro el blog en el que lo transcribí advirtiendo de que cuando supe que iba ser puesto en papel lógicamente de nuevo lo revisé, de tal forma que no son exactamente iguales las "dos originales".  A su vez encontré cuatro poemas que tenía perdidos, además de que escribí dos para su dedicatoria. Todo ello aparece en el libro. Tal vez algún día me anime a subir en blog el libro exactamente, aunque eso sí, supongo que entonces de nuevo lo revisaré.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Levan hojas de parra cual campanas (Para un crítico literario)

Título de la fotografía (Aquarius)




Desde el paisaje (Dentro del cuadro)

Esto es un alba, o tal vez la noche cerrada que avecina el canto del búho.
Tranquilamente posas sobre tu lecho de endrinas semicubiertas por la hojarasca
la dulce luz implorada por, allende los vientos, algunos seres blancos.
Cantan, bajo tu brisa, lejos de ti ya,
unidos a no se sabe qué herida, informados,
tejiendo la gasa sutil que nos aposita, nos calma, nos alienta.
Hoy, ya, es alba, o tal vez anochecida
de subires quietos y monótonos, lentos e inertes, solos,
sobre piernas, rampas soleadas, luces tamizadas por el solsticio de verano.
No llueve, levan hojas de parra que voltean cual campanas ligeras, frescas, vivas,
artesonado incólume, azul-verde,
sombra caliente, némesis sobre la tierra.

No tengo más que decir.
Que habitan en mí, livianos, se sobreentiende.
Mas yo ya, viva, me uno a ellos,
y al búho también sobre la faz de esta calma marina, cálida.

... ¡A ver, todos, oíd!
Que no hay un sólo grito que llueva silencio,
que los márgenes se rompen y deshilachan,
que la salud, vespertina, olvida la siesta sobre sus amados brazos.

¡A ver, oídme!, que sobre la tierra cantan temblorosos, y ansiosos,
los hombres de este lado del cielo.

¡A ver, soplad!, soplad dicha sobre las nubes,
rizad la llana meseta de los sinsabores ocultos, filibusteros.
Sólo rentan bajo las llamas...
¡lloved!, por el amor de nos, ( ¿no somos dios?)
solventad la inquina y matad al esclavo de las sombras.
...Renuncia, habita, aligera esta nave balsa de piedras(*). Lucha.


(señalo "en negrita" la palabra en cuestión sobre la que más abajo me extiendo)

(Sofía Serra 2005. De su poemario "La presencia por la ausencia". Inédito.)

(*) Esta pseudo-metáfora se la debo a D. José Saramago, extraída inconscientemente de la genial metáfora que conforma el título de su novela, "La balsa de piedra", y que desgraciadamente, aún no he podido llegar a leer.


Que la poesía que una hace tenga que enfrentarse, lidiar con la incomprensión de su propio verbo, es algo que el poeta, la, en este caso, da por asumido. De igual forma la poeta parte de la base de que sobre gustos no hay nada escrito y aquello que para unos puede resultar extasiante por su belleza, para otros sólo signfique palabras más o menos, nada o hasta simplemente feo. Que una sepa que una vez que su poesía es expuesta, no exhibida, se halla necesariamente sometida a la crítica, es un dato que invariablemente arquitraba y estructura por innata necesidad de ser su ser de poeta. Igualmente asume que el subjetivismo en la valoración puede decantarse por una "minus" o una "super" valoración de esas palabras hiladas conformando un poema, de tal forma que hasta, tal vez por mecanismo de defensa de su vanidad, origina el sentir dentro de sí misma de que prefiere que su poesía no guste demasiado antes de que sea demasiado popular, por aquello del inevitable e innato elitismo hacia el que su alma tiende por mucho que luche contra él por la contradicción ética interna que le origina (el elitismo conforma singularmente un concepto distinto al que sostiene el derecho conquistado de la igualdad de todos los seres humanos, aquél del que no puede, ni quiere, ni debe prescindir la poeta.)
Si todas estas condiciones, resabidas por la poeta, las traspasamos hacia la escena en la que el supuesto lector en un particular caso se trata de un crítico literario, y aún sabiendo que la tendencia socio-gremial -cultural no corresponde a la deseable, pero esperando siempre un digno comportamiento por parte del ser que desempeña cualquier papel humano, digamos que las mismas, condiciones, abismos hacia los que el saber te lleva, se liman un poco en el interior del alma del poeta. Sopesa, tiene en cuenta que, dado el conocimiento, sobre todo el conocimiento, el crítico literario sabrá dejar a un lado su particular gusto sobre qué determinado tipo poesía elaborar, o al menos, apartarlo hasta el último momento. Es decir, que ante la obra literaria, o artística, el estudioso de la misma, el verdaero estudioso de la misma, deberá estar entrenado, por sus conocimientos, lo subrayo, para lograr aparcar sus preferencias sobre tal o cual forma artística, lo que como todo ser humano que es, lleva innatamente, o adquiridamente, dentro.
Sin embargo, y dada la difcultad, el esfuerzo de voluntad que este ejercicio conlleva, puede ser entendido por la autora por casi inencontrable
Ahora bien lo que no supuso nunca la poeta, lo que resulta inentendible para ella, es que alguien que se auto nombra como escritor y poeta, y como crítico literario (esto a posteriori de "examinar" la poesía presentada) , pueda dejar de leer un conjunto de poemarios de unos diez mil versos, mil arriba, mil abajo, tal vez 12.000 (toda mi obra, los certámenes literarios son muy dados a establecer número particulares de versos susceptibles de poder ser presentados, lo cual entiendo perfectamente, siempre que el intervalo de cantidad sea mínimamente flexible. En otros, como aquellos que relatan la exacta, EXACTA, cantidad de versos, me produce verdadera indignación, solventada por la que suscribe como siempre. Junta tres o cuatro versos , es decir, renueva la estética visual de su poema, siempre flexible por ser sólo visual en ese caso particular, y ya cuadra el número; ante barbaridad exigida no hay nada mejor que responder con inteligencia, es decir, con poco costo energético de una) porque no entienda, mejor, porque estime que la "invención" de esa palabra no tiene lugar. Que las palabras las puede inventar un poeta pero siempre con sentido, Sofía!, vamos, que yo me encuentro esto (esta palabra) en un concurso literario y automáticamente lo tiro a la basura. (Nota de la autora: la autora no sabía que también el lector actuaba algunas veces como jurado de certámenes)
En resumidas cuentas, lo que no suponía la poeta es que, y a partir de ahora, cada vez que entregue su poesía para una lectura, se supone que experta, ésta, su poesía, tendrá que ir acompañada de los volúmenes del Diccionario de la Real Academia de la lengua española.

Según D. R. A. E. (no consultado, en el particular caso de ese vocablo, por la autora hasta hoy mismo)

Leva: (De levar)f. Partida de las embarcaciones del puerto. 2. Recluta o enganche de gente para el servicio militar. 3 desus. Acción de levarse o irse [...]6. Mec. álabe de una rueda. /. Mec. excéntrica, pieza que gira alrededor de un punto que no es su centro. Entenderle a uno la leva. fr. fig. y fam. entenderle a uno la flor.

Levar: del lat. levare, levantar) tr. ant. levantar [...] 3. ant. hacer levas o levantar gente para la guerra.[...] Mar. hablando de las anclas, recoger, arrancar, suspender la que está fondeada.[...] 6. intr.ant. Nacer o salir los astros.
(Subrayo en negrita lo más cercano ala pseudo metáfora (es más un símil acompañado de un verbo en metáfora), pero creo que queda claro, al hilo del tono del poema que puede usarse cualquier signifcado)


De alguna forma se podría decir, que no se me entendió la leva, es decir, que no se me entendió la flor...

La fotografía con que acompaño este post fue realizada sobre la misma fecha que el poema, pero recuerdo exactamente que no fue hecha ex-profeso para él.
Sin embargo, me resulta curioso que hable de "agua".

Tampoco me preocupé en su momento de traducir la letra de la canción que lo acompaña. Se trata de una de mis fotocanciones, pero hoy la he buscado, y miren por donde, hila, o voltea como campana al cielo para acompañar, redoblando, lo que pretendo decir:

(Letra traducida al español de la canción "Aquarius", pertenciente a la BSO de la película de Milos Forman, "Hair")

Cuando la Luna esté en la Séptima Casa,
y Júpiter se alinee con Marte,
entonces la Paz guiará a los Planetas,
y el Amor conducirá a las Estrellas.

Es el amanecer de la Era de Acuario...
la Era de Acuario
¡Acuario!
¡Acuario!

Abundarán la armonía y la comprensión,
la simpatía y la confianza,
no habrá más engaños ni más burlas:
una vida dorada, sueños de visiones,
una revelación mística cristalina,
y la auténtica liberación de la mente
¡Acuario!
¡Acuario!


Lo subrayado.

Entre mis múltiples aficiones no se encuentra, para mi desgracia quizás, el cultivo de los arcanos astrológicos, la astrología, aunque no tengo nada en contra de ella. Eso sí, desde mi ignorancia en la misma, expreso mi deseo ferviente, fervoroso y hasta en forma de plegaria con las manos juntas en que, por favor, señor, que la era de Acuario se corresponda con la era del conocimiento. Y que de una vez llegue ya, ¡por dios y por todos los santos!

Con particular, y sincero, afecto hacia mi primer crítico literario "de oficio", del que no cito su nombre porque entiendo que un error lo puede cometer cualquiera.

(Sofía Serra, Septiembre 2009)
 
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