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domingo, 6 de enero de 2019

Filatelias










Filatelia

Descomprimido y permanentemente
hueco levantas preámbulos
de dos manos de alzada.
Se te colaron los dioses
por la rabadilla, te introdujeron
la sinapsis a golpe de tendido
eléctrico sobre la camilla
de aquel pequeño huerto,
el cachorro durmiente abre
canicas como planetas
a la luz de un universo
negro que conocemos
sólo por postales con borde
sinuoso. La yema de mi índice
lo recorre sin padecer él
ni mi dedo. Un perfil podría dibujarse
entre la tierra y la luna
y no parecería el de un dios.
Enormes somos reduciendo
a sello lo que no abarcamos
con nuestros brazos.
La medida, para el coleccionista.

(De "La exploradora")

sábado, 5 de mayo de 2018

Transplantes (de corazón, de paisajes, de árboles...)





El escudo toscano

Este es el poema para amar
lo que no se conoce.

Sobre un sinople de tierra
Siena y tejas que se curvan
Por la mano del maestro
En levantar el skyline
De ciudades sobre colinas.
Nada habrá más
Que un muerto inacabado
Como mi cuerpo añadiendo
Pasos al puente viejo
Y los toldos de las lumbres
Respirando techo, agua,
Barro en un día de verano
Con olor a cañaillas
Y a blancos camarones
Como el mármol blanco.

El temblor volverá
A esculpir las murallas
Lirios de tus párpados,
Tantas esculturas, retratos de hombres
Sin mirada, sin vidrio
Transparente entre la piedra
De sus faces y la carne
De su alma.

Yo sin embargo
Siempre relacionaré
Mi estómago contigo:

Atravieso la medida de las colas
De los pájaros ya yéndome
Me espigo como un ciprés y te vengo
A mi suelo, tuyo eres
Pequeño y aquejado
Grande, sin cama
Blanda, blanco
Del numen dentro,
El habitual
Deshielo
Del mármol con forma
Humana.

(De "La exploradora")

sábado, 23 de septiembre de 2017

Dos españas




A mi pueblo, a mi desconcierto

En este muerto contenido
al que abrazas y consuelas
por deseo de su propia muerte,
en este bello ejemplar de ciervo
ligero y pesado de tantas muelas
y dientes rumiantes,
de tan onerosas alforjas
que no tienen fondo,
que huecas deslizan
el aire que por la boca
les entra y por el culo les sale,
en este muerto y denso
aire de oftalmologías
imposibles pues ni ojos
ni pestañas siquiera te caben
en ese rostro pernero,
en ese rostro carnero,
en ese rostro pétreo
de meseta inasumible,
centinela vestido de colores brillantes,
en esta muerte tuya,
yo te abandono:
Eres un pueblo muerto
sin fantasmas,
un pueblo herido
de su misma muerte,
un cuerpo inerte
exhalando un aroma vivo
de fragancias que nunca
se hunden y siempre preguntas,
siempre preguntas
el porqué y el desconsuelo
de este olor a rosas que entierras
mano sobre mano bajo
tu zócalo de piedra
tumban

la luna, el sol, la paz
de algún refresco asociado
al martilleante fuego arenoso
concupiscente o semioculto
bajo las flores de lavanda
visitadas por la mariposa
de la col, blanca como las paredes
de mi alquería… Ah, qué solaz
que no perdí, soldadito boliviano,
por mucho que dispararas
a sienes, por mucho
que trucaras valles y cordilleras
en busca del corazón palpitante
de la luna grande cuando
se asoma por los andes
de mis luces. Soldado enorme
corazón y las venerables
soledades, los cierzos
en pleno mes de julio y el viento
de suroeste aterrizando
sus mejillas de océano
sobre el páramo agreste
y mesetario:

el desconcierto, la lección
de amor dada, la grata
complacencia de una voz lejana,
las orillas y los pasos serenos
sobre la arena, el agua del mar
dentro de mi frente,
y un “no sé” hasta que la salud
tenga nombre de nuevo
y pierda la enfermedad
el suyo de muerte,
o España.

(De "La exploradora", ciclo Suroeste)

lunes, 8 de mayo de 2017

Diez mayales







mayales 1

0. El fin y el cabo
que sujetaste
con la primera mano
es el tiempo de distancia,
la medida, la una
que nos separa.

1. wish you were
here es la paz
ahora mismo
no se hallan
dos en mí.

2. seremos ambos
hasta que la luna
cierre sus tres ojos,
que no los posee.

3. llegará el día
para dios cantarnos
la nana al cobijo
de nuestro cuarto.

4. Sopesar y transgredir,
así nivela el canto su mirlo son
síntomas causantes
del peligro y la lágrima
rodante curva abajo
de un mundo que fue plano
antes de que él lo quintuplicara
con su voz.

5. Al pabellón de mi oído cóncava
sien trasladada a tu seís-mo
como si el latido del hombre
naciente embrionara
patente de nuevo.

(De "La exploradora")

lunes, 28 de septiembre de 2015

El sacbé



El sacbé 

un diccionario del diablo inventan
sobre la marcha del derretido tren,
descompuesta su chatarra como
si árbol generacional fuera,
como si veinte pútridas crías
de no-me-olvides olvidados
caminaran por las férreas
paralelas que dan forma
a tus hombros camino del accidente
sobre el desatino, mendaces,
lúbricamente escorados
sobre la mampara del futuro
que se acera en el alto horno
de un municipio que ni es munífico
ni principia un tercio siquiera del sol
cuando en su mediodía resplandece.
venerarán depositarios
de alhajas marinas ennoblecidas
por los corales, pero al final—
del mar y la escollera de su columna—
no serán más que óxidos
nitrosos en la estela de nuestro barco
que veloz dará la vuelta al mundo
con su enorme vela blanca.

Y todas las estrellas mirarán a la Tierra,

Y en algún microsegundo del Big-bang
una voz detendrá el cerebro de Einstein
mientras él, escribiendo,
ha citado tiza en mano a la magnífica,
energía es igual a masa
por aceleración
al cuadrado, como el hombre:
no hay nave con vela más veloz,
más científica ni amasada,
más certera y cuadrada.

Pero yo soy elipse abierta,
un nautilus quizás,
con flecos de algas marinas
y pozos hemisféricos
y estelas curvas.


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sábado, 5 de septiembre de 2015

Rosa de Siria

Rosa de Siria

Siria en contrapunto de rosa.
El alfanje rompe
El arco entre aquel tiempo
Y el nuestro y el arbusto
De flores y su suelo cubierto
De almas gemelas que lloran.

La paradoja temporal.
Nos encontramos al vernos
Muertos.

(De La exploradora, Ciclo Suroeste.)

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miércoles, 12 de agosto de 2015

Análisis y estudio histórico-comparativo interdisciplinar de mi trayectoria artística, su influencia en el medio ambiente, la interacción del Arte con el sujeto arbitrario y su ciclo vital en la sociedad contemporánea y la importancia de llamarse Sofía (Gaudeamosigitur)

Análisis y estudio histórico-comparativo interdisciplinar de mi trayectoria artística, su influencia en el medio ambiente, la interacción del Arte con el sujeto arbitrario y su ciclo vital en la sociedad contemporánea y la importancia de llamarse Sofía (Gaudeamosigitur)

La tradicional escena de campo
En la que un pato bebe agua
De la fuente o la expulsa
Transformado en pato
De hierro o piedra
Con sus plumas limpias
Y brillantes, y mojadas
Por el tiempo y el transparente
Líquido del recuerdo de tu rostro,
Que no veo.

Pinté un lienzo con el borboteo.
Antes había construido
El brocal con cemento y piedras.
Los pétalos del geranio rojo o rosa
Flotaban entre las luces
Aéreas y acuáticas,
Domesticaban la cuadrícula
De teselas azules,
La rama de la encina
Era la dama del lago,
O quizás la fotografía de Nessie.
No sé si llevaba la espada
En sus hojas negras,
Pero escribí poemas
Que hacían el primo
Y después se dejaban
Corregir para que yo
Me alegrase
O llorase
De pena
De risa
Lágrimas
Hasta por los codos.

El pato se detiene, me mira
Y después sigue bebiendo
Como si nada, o nada-se,
Que también lo sabe hacer
En el mar de lágrimas.

(De La exploradora)


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martes, 11 de agosto de 2015

Vice-versos

Vice-versos

Transformar todo tú en un tejido
Con el que me cubro, amortajar
Los restos impúberes de una anciana.

O viceversa. De vuelta al principio
En un nuevo silencio, ínclito
Callar en señal de respeto
Por este momento de amor:

Seriedad
En las cosas
De verdad.

O viceversa.

(De "La exploradora")


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lunes, 10 de agosto de 2015

La vida en blanco

La vida en blanco

La flor blanca de la montaña
En un paisaje nevado extraño
Tu rostro.
No recuerdo nada.
El monte-carmelo,
El mirlo blanco,
El lirio blanco
El colibrí blanco,
Los blancos remedios.
La seda de una ruta
En do menor.
Abre la puerta, niña.
Y Triana.

Y mi vida en la tercera orilla.

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viernes, 7 de agosto de 2015

Pareja

Pareja

La mártir

La mujer brama costeros
realojos de la memoria.
Qué será de ella si la pierde.
Como un árbol herido
por la navaja que esgrime
la mano negra ya se tumba
a morir desusada.

El mártir

A él siempre le recorrió
el final de un estallido salvaje,
la complacencia ante
la muerte de la herida
y el amor por la buena
salud del contrario.


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jueves, 6 de agosto de 2015

heliocéntrica (rihanna)

heliocéntrica (rihanna)

la pro-visionalidad es la esencia de la poesía.

comen
muchos, pocos
abren
la boca atorando
el aire desnivelando
el parapléjico volumen.
Esperan las risotadas
del sol valiente
o tenebroso
acostumbrado ya
a tantas tormentas
el sol-dado

como dan de sí
o de vos las protuberancias
de sus alas kamikaces
que se extinguen en el vacío,
se soflaman inherentes
llama(ra)das al orden,
al final,
el sol
y yo
somos astros
con un hueco de plexo
cuasi céntrico
sentido de estrellas
que se incineran
a lo bonzo,
autoconsumiéndose.


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lunes, 3 de agosto de 2015

La sed

No recordaba este poema de  "La exploradora" cuando he hecho este verano esas dos fotografías con idéntico título... 

La sed

La endorfina sustantivada
en el beneficio del edénico
recuerdo:

ya que por mi conciencia
me esgrimo como fiel espada
tuya y del nido que construimos
entrambos, cucos somos al fin
y al cabo pájaros presurosos
de la tarde de nuestras vidas.

La naturalidad con la que el agua
muge entre tus dedos, ¿la has oído?,
cómo sacia la sed, nadie la piensa
hasta que falta. Recuerdo el río.
Y el grifo.

No se puede estar en todo
como quien incluye certezas
o sus condiciones
así como yo me extraigo
de los botones de tu camisa,
abrirla, no hay misterio,
sólo lo oculto lanza voces,
el secreto
se oye tanto
se oye.




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sábado, 1 de agosto de 2015

La compañía

La compañía

Se sumaron algunos versos
al continuo de tu boca.
Trabarme entre tantas luces
fue necesario, colmar el silencio
de tus mejillas, entregarme
a un solo punto de tu página
en blanco, presentirme
en el sonido de la miseria
haciendo aguas y calderilla en el bolsillo
de tu mano hueca, mano abierta,
soldado del crisantemo
que se posaba en tu espalda
de soledad y senectud extendidas
sobre el mantel de un jardín
silvestre la melaza
de las flores se evapora,
nosotros la vemos,
algunas huellas de tu futuro se ahogan
en la laguna de las hojas muertas,
agua dulce, inútil lucha la tuya,
el gentío inexcusable sin el don
de la palabra te conminó
al extrarradio: afuera.
Aquellas murallas fueron
pan de alforja,
mas hoy

éramos dos y se quebró
el límite del imperio,
éramos dos atravesados
sobre la corriente.
Hoy tus pasos y las azules rejas
o el transparente de tu medida
taladran otras lindes de la mañana,
y sus solares huecos de noche,
y los vacíos que me dejas.

(De "La exploradora", del ciclo Suroeste.)


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martes, 7 de abril de 2015

La Esperada

Campo. 2002

La Esperada

Se emborrachan las ubres
Ebrias de contenido vital
Y calamitoso estrépito
Que los otros pechos proclaman:
Manan leche jerigonza.

Metralla cubierta
De sierpe sabia,
La culebra honda,
La de la cabeza grande
Anida bajo los romeros en flor,
Entre las piedras y el polvo,
Pero su piel no cambia,
Su líquido ubrerino advierte:
Si me pisas, me defiendo
Como el sol que se oculta
Con las manos, su resplandor
Llagará mis palmas
Abiertas
A La esperada.

Mientras, he construido
Pozos artesianos.

(De La exploradora)

domingo, 5 de abril de 2015

De la tribu de los Pies pequeños (el shock)

Mantengo la tesis de que la mayor parte de las lecturas que hacemos sobre cualquier tipo de texto van impregnadas del estado de ánimo o actitud vital que invada nuestros espíritus en ese momento.  Por más que leo este poema no consigo percibirlo como pesimista. Sin embargo tengo constancia de que a algún lector particular sí le parece así. Y me alegro, porque esto, esta divergencia de pareceres sobre la obra de arte, solo demuestra también esa teoría que sostengo en un mantenella y no emendalla según la cual la obra de arte necesita de sus dos externos vértices en perfecto funcionamiento (espectador y creador) para que pueda desarrollarse como tal, es decir, como algo vivo.
Si no, solo podría llamarse artesanía a lo que hacemos (cualquier humano), sin que esto signifique minusvaloración de esa actividad. Simple y llanamente son conceptos completamente distintos que, lamentablemente, aún no consiguen del todo ser aplicados a lo que conocemos como las grandes Artes, entre ellas, a la Literatura, y particularmente a la Poesía. 

La fotografía es del año 2002. Durante esta semana he estado revisando y recopilando los mil millones de archivos fotográficos que tengo  desde el 2007 para atrás, una tarea de monos, eso,
lo que somos ;)


De la tribu de los Pies pequeños (el shock)

Llegado el freno y cierta estación
Estancada entre las arenas blandas,
Tan difícil se hace salir del mar
De la ausencia, de la cinta transportadora
Que me llevaba solitaria y púdica
Ahora ya sin huerto
Y sin pienso luego veo sin
Porvenir ajustado a-las
Suelas de los zapatos sin a-las,
Clávame, húndeme, sepúltame,
Encrucijada sin rosa ni espin-
Illas que romperme
Contra el bordillo de las aceras.
Las aves migran
Plumas a otros suelos,
Otros cuentos de suelos.
El mío encharca el horizonte:
Perfil huele el aire
Buscando la terquedad
Del misterio, encendidas
Mis mandíbulas se aprietan
Contra sí hasta
Que mi oído revienta.

Continúa el tren rodando.
Mis pies calzan ataúdes
blancos.

(De La exploradora)




lunes, 30 de marzo de 2015

Un país llamado Arcad(i)a

Un país llamado Arcad(i)a

Ácida arcada
los ácidos corroen las columnas
de cualquier patio de luces

A-mí-no-
Ácida
Me haréis.
Ya tengo bastante
Con los jugos
De mi estómago
Vomitad sobre vuestro suelo
Vuestros juegos infantiles
Como cuando los crueles
Niños arrancan las patas
A los insectos—en ellos está el futuro
Y hasta el pasado—
A mí dadme un pico y una pala
Y mi cansancio de oír
Arcadas que se tienden
Entre columnas
Que nada sostienen.

Dulce arcad(i)a

Sobre el estado general
De las cosas debo añadir
Pan y azúcar que ya no como.
Los mendrugos alisaron mi vientre,
La amargura me sacó de las casillas,
La tabla flota camino de las antillas
Occidentales a la península,
Tal como la salvación
De todos nuestros males:

Seamos sensatos
Por las luces y las cuerdas,
Por no perder la arcadia,
Para poder volvernos locos
Como dulces cabras
Tiernas y felices,
Con barbas y a lo loco
Trotemos vertiente abajo
La miseria de afluente
Que brota de las rocas
Que vamos golpeando
Meninge sobre meninge
Como si no fuéramos en el fondo,
Del valle de la arcadia,
No más que algunos bueyes
Con un lamento ojeroso,
Con un lamento ojeroso de buey
Que salta asustado
De su torcido peso
Sobre las pezuñas y la bilis,
La vejiga y el evacuatorio
De la montaña algo verde
Con acebuches y reclinatorios
Y estandartes rosas y rocosos
Donde nos abrimos de patas
Y los tobillos se nos quiebran.
Tan torpes somos, ¡ay!, tan limitados
En importancia nos bebemos
Nuestro propio cerebro
Pensando que de nuestro
Lamento ojeroso depende
El destino del mundo,
Y por qué no ya también
El del mismísimo universo.

Las estrellas poblando esta noche
Nos contemplan en nuestra
Terminal palabra: arañitas,
Nada más que arañitas
Tejiendo con nuestras bocas
El silencio del abandono
De lo que somos: bueyes en el establo
De la vida, soberbios bueyes tuteando
El fragor de la noche blanca, bueyes
Con mitras de reyes como los cretenses
Ya muertos seamos indulgentes
Con nosotros, convirtámonos
En cabras, cabras con luces y ligero
Peso sobre la arcadia,
Nuestro país, nuestro territorio.

Arcadas para tipis

Acababa de parir la india en la pradera cuando el gran manitú se le apareció para decirle:
olvídate de la depre post-parto y corre a tu nación, sí, esa entre los que naciste,
hazles ver su locura, se creen búfalos o bueyes.


—¿Alguien recuerda
Cómo se orina
Con cuatro patas?
¿Cómo piensa una
Frente con cuernos?
¿Cómo espantar una mosca con el rabo
O se mastican las aulagas, las retamas,
El lentisco o el romero?
Piedras sólo conocemos
Por nuestro riñones, he aquí
El claro ejemplo de nuestra
Desmedida inteligencia:
Miramos con los órganos excretores,
Tejemos con las patas traseras,
Bebemos whisky y cerveza
En vez de agua del corriente río.
La pradera nos mira
Con vergüenza ajena, le pesa
Nuestra locura como patria.

Las flechas se frotan
Entre sí ronroneando
De placer porque se cierra
El círculo de nuestros tipis,
Nuestro yugo, nuestra yunta,
Nuestra arcada. Ellas
Se las prometen lanzadas
Y felices en nuestro país,
Nuestro territorio de toro
Y pezuñas izadas
Contra
Nuestra
Propia
Frente.

La india miró sus pies,
Pidió perdón a manitú,
Viró sobre sí
Y volvió a su depresión
Post
Parto.

martes, 24 de marzo de 2015

Noche en blanco

Noche en blanco

cuando obtuve sueño, me arrepentí
del dolor: no quise jamás llorar.
me tatuó un sol calamar
en la nuca sus ojos
siguen fijos en mí.
No sé si eres dios.
la esperanza me deja
despierta. Sin ella
lograría dormir.

me haces levantar el pecho,
los hombros no se caen,
el bosque de las ausencias
y sus ministriles avituallan el porvenir.
No tendré más que tiritar ajena a mi piel.
Sé y ven a un cuerpo inusual.

Toda la poesía honesta de estos siglos
y los siglos llenos de esperanza
de los hombres en los que el trigo crezca
grande el grano grueso y verde,
eleva abisal el pan
y su digestión en los oídos
de la noche blanca.

viernes, 20 de marzo de 2015

Aman(i)ta caesarea

Aman(i)ta caesarea

(Al tránsito de Venus ante el Sol la madrugada del 6 del 6 de 2012)

muerto el hombre se domestica
la raíz el agua-fuerte
levanta la tierra
aflora la adormidera huevina,
tanta yema tan naranja
como el bokeh de Venus
cuando esta noche ha pasado
por delante del sol.
Como Afrodita, aunque sin quemarse.

Las tanas me recuerdan de dudas
la siembra de mis añadas mozas,
cuando aprendí a deletrear
m-a-d-r-e-s-e-l-v-a
tras haberme perfumado
en los maitines de mi madre
cuando ella llegaba del trabajo
con su uniforme de enfermera
para echarlo a la lavadora
según yo dudaba y sembraba
pequeñas setas en el aire
de mi habitación a oscuras
hasta hoy.

Si la yema, si la flor sobre la tierra:
un hongo puede ocupar kilómetros
bajo el suelo pero yo no me mido,
encuentro sol y me desnuco.

Así que no soy Venus.

Miro siempre de frente,
¿no veis mi tez morena?


(este poema se haya publicado en "Signos cantores. Selección de poemas 2009-2012", aunque lo he modificado ahora ligeramente. Pertenece a "La exploradora" (Ciclo Suroeste)

miércoles, 18 de marzo de 2015

A mi pueblo, a mi desconcierto

A mi pueblo, a mi desconcierto

En este muerto contenido
al que abrazas y consuelas
por deseo de su propia muerte,
en este bello ejemplar de ciervo
ligero y pesado de tantas muelas
y dientes rumiantes,
de tan onerosas alforjas
que no tienen fondo,
que huecas deslizan
el aire que por la boca
les entra y por el culo les sale,
en este muerto y denso
aire de oftalmologías
imposibles pues ni ojos
ni pestañas siquiera te caben
en ese rostro pernero,
en ese rostro carnero,
en ese rostro pétreo
de meseta inasumible,
centinela vestido de colores brillantes,
en esta muerte tuya,
yo te abandono:
Eres un pueblo muerto
sin fantasmas,
un pueblo herido
de su misma muerte,
un cuerpo inerte
exhalando un aroma vivo
de fragancias que nunca
se hunden y siempre preguntas,
siempre preguntas
el porqué y el desconsuelo
de este olor a rosas que entierras
mano sobre mano bajo
tu zócalo de piedra
tumban

la luna, el sol, la paz
de algún refresco asociado
al martilleante fuego arenoso
concupiscente o semioculto
bajo las flores de lavanda
visitadas por la mariposa
de la col, blanca como las paredes
de mi alquería… Ah, qué solaz
que no perdí, soldadito boliviano,
por mucho que dispararas
a sienes, por mucho
que trucaras valles y cordilleras
en busca del corazón palpitante
de la luna grande cuando
se asoma por los andes
de mis luces. Soldado enorme
corazón y las venerables
soledades, los cierzos
en pleno mes de julio y el viento
de suroeste aterrizando
sus mejillas de océano
sobre el páramo agreste
y mesetario:

el desconcierto, la lección
de amor dada, la grata
complacencia de una voz lejana,
las orillas y los pasos serenos
sobre la arena, el agua del mar
dentro de mi frente,
y un “no sé” hasta que la salud
tenga nombre de nuevo
y pierda la enfermedad
el suyo de muerte,
o España.

martes, 17 de marzo de 2015

Salvífica



Salvífica

sobre la habilidad pasmosa
de la lluvia al caer
vertical y paralela
a las rejas a la vez
que limpia la calle
avecina los colores
y abre tus manos
a su suicidio.

Y así, la salvas
de servir al cielo.


 
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El cuarto claro by Sofía Serra Giráldez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial 3.0 España License.